Quejío en el conservatorio: el cante flamenco ya se enseña en el aula en Andalucía

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Quejío, ojos cerrados, potencia vocal, sentimiento y unos acordes de guitarra resuenan en un aula del Conservatorio profesional de música Cristóbal de Morales de Sevilla. Raquel Cabello, acompañada del guitarrista Juanito Campos, canta por tangos. Ellos son guía en una clase de cante flamenco. Desde hace varios años esta es una especialidad más en los programas de los centros públicos de Andalucía y ya son muchos los docentes que lo imparten.Hasta hace poco, la Junta mantenía abierta una bolsa de trabajo extraordinaria para cubrir los puestos docentes. Durante una hora, estos dos profesores se dedican en cuerpo y alma a un solo alumno o alumna. Juntos transmiten el arte al que llevan dando rienda suelta durante toda su vida.Una tarde cualquiera toca empaparse de la cantaora jiennense Carmen Linares. “Pienso que el cante es más difícil de aprender que el baile o la guitarra”, comenta Raquel, natural de La Línea de la Concepción, que imparte cante de acompañamiento en este conservatorio sevillano desde hace seis años. El flamenco está presente en su día a día desde que era muy pequeña. Viene de una familia de cantaores –ha escuchado a sus abuelos y a sus tías– y con cuatro años empezó a bailar.Raquel y Alfredo colocan una fotografía de la cantaora Carmen Linares.   FERNANDO VÁZQUEZ“Creo que tu madre, cuando te pare, te lo da, ahí lo llevas, vas a tener esta capacidad, es un don. Si no tienes oído es muy difícil que puedas ejecutar lo que estás escuchando”, expresa a lavozdelsur.es. Juanito Campos, el profesor de guitarra, sostiene que existen unas condiciones innatas. El sentido del ritmo, el compás o el color de voz. “Si creces en una casa donde se respira flamenco, aprendes desde chico, es como el que aprende los idiomas en su casa. El contexto es muy importante”, añade.En las clases de cante flamenco, el alumnado descubre a los principales artífices de la historia del cante. Raquel escribe la letra en la pizarra y, posteriormente, comienza a desmenuzar cada tercio de soleá, tango o fandango. Para ella, “hay que entender la letra para poder interpretarla bien”. Por eso, se detiene en las palabras que los maestros entonan en peñas y academias desde antaño.Durante estos años, Raquel ha podido compartir esta pasión con numerosas personas que han mostrado inquietud por aprender. “He tenido mucha variedad. Algunos vienen con un instrumento muy inmaduro, casi que no apostaba por ellos, pero con el tiempo me han llegado a sorprender. En los seis años del grado profesional da tiempo a limar ese diamante en bruto con el que llegan”, comenta.Una clase de cante flamenco en el Conservatorio Profesional de Música Cristobal de Morales en Sevilla.  FERNANDO VÁZQUEZJuanito Campos, profesor de guitarra flamenca en el conservatorio sevillano.   FERNANDO VÁZQUEZAl conservatorio se acercan personas que desean dedicarse profesionalmente al cante, pero también quienes quieren aprender para su conocimiento personal. De esta forma, expresan lo que llevan dentro y alimentan su alma sin pretensiones de vivir de ello, pero sí con mucha ilusión. Pura afición.Es el caso de Alfredo Velasco, economista de profesión. Su voz envuelve el aula mientras el guitarrista sigue tocando los trastes. Este alumno sevillano, de 53 años, cursa el quinto año de la especialidad de cante flamenco. Se arranca por martinete, uno de los cantes matrices del flamenco. “Siempre he tenido inquietud por la música, he tocado el saxo, he cantado en coros y, también quería aprender el mundo del flamenco”, explica uno de los 12 alumnos de Raquel.“Mi madre canta y siempre habíamos escuchado flamenco en casa. Es algo que siempre ha estado ahí en la familia y, cuando más lo escuchaba, más me enganchaba”, dice.Una especialidad en augeEste 16 de noviembre, Día Mundial del Flamenco, uno de los focos ilumina al cante, que se suma a las ya consolidadas enseñanzas de baile y de guitarra. “Cada vez se está implantando en más conservatorios. Está creciendo”, perciben los docentes.Alfredo Velasco cursa quinto de esta especialidad.  FERNANDO VÁZQUEZUn momento de la clase en el CPM Cristóbal de Morales. FERNANDO VÁZQUEZPor ejemplo, el C.P.M. Joaquín Villatoro de Jerez se convertirá en 2026 en el primero de la provincia de Cádiz en incorporar el cante flamenco. “En el centro tenemos la especialidad de guitarra flamenca desde hace muchos años y estamos pendiente de la autorización para el curso siguiente de esta especialidad”, traslada el director José Ramón Hernández.Contando al jerezano, actualmente nueve conservatorios profesionales y dos superiores imparten esta especialidad en Andalucía. El sistema educativo público contempla la oferta en los siguientes centros dependientes de la Consejería de Desarrollo Educativo y Formación Profesional.Las clases de cante son individuales y cuentan con dos docentes, un cantaor o cantaora y un guitarrista.   FERNANDO VÁZQUEZProfesores y alumnos de cante flamenco en el conservatorio.   FERNANDO VÁZQUEZEn enseñanzas profesionales, se encuentran el R.C.P.M. Julián Arcas de Almería, el C.P.M. Joaquín Villatoro de Jerez, el Músico Ziryab de Córdoba, Ángel Barrios de Granada, Javier Perianes de Huelva, Ramón Garay de Jaén, Andrés Segovia de Linares, Manuel Carra de Málaga y Cristóbal de Morales de Sevilla. Según datos de la Junta de Andalucía, en total, hay 71 alumnos y alumnas.En cuanto a enseñanzas superiores, se distinguen el Conservatorio Superior de Música Rafael Orozco de Córdoba, con 27 personas, y el Andrés de Vandelvira de Jaén, con cinco. Por tanto, en la comunidad autónoma se contabilizan en once centros 103 alumnos y alumnas que, con ganas, aprenden un estilo, cada vez más presente en la educación pública. Señal del respeto que esta tierra le profesa.