Un verano andaba yo buscando, un poco sin ton ni son, novelas españolas a caballo entre los siglos XIX y XX, para ir refrescando lecturas de cara al curso siguiente. Por casualidad, entré en una FNAC de San Sebastián y pregunté por Unamuno: «¿Unaquién?», me respondió ni corta ni perezosa la señorita de las búsquedas. Salí ojiplático, oigan, porque -guste o no guste- es un nombre del santoral nacional y, además, vasco, para añadir más miga a la cosa (que daría para otro artículo). Tengo la fortuna de moverme bastante por Europa, y uno de mis vicios es entrar en librerías en cada viaje. Y hay que confesar que hay diferencias según los lugares, aunque la verdad moleste. No hablo... Ver Más