Espero que estés bien. Te escribo embarcado frente a Gangsbaai, al este de Ciudad del Cabo, con un mar de fondo de mil pares. Un marino francés que viene con nosotros echa la papilla por la borda. Era cierto lo que contaban de los Cuarenta Rugientes; cómo rugen. Estamos fondeados a un par de millas de la costa cerca de una isla cuajada de leones marinos amontonados unos sobre otros en una concentración que suelta una peste importante. Así vistos, me recuerdan a las Piedras de la Caleta, nuestro Ganges de Cádiz, cuando al atardecer se tumban sobre las piedras esas señoras que, de darles tanto el sol, se les pone el mismo tono cobrizo de las focas y están... Ver Más