La cala salvaje de Málaga a la que solo se llega caminando entre acantilados

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En plena costa oriental de Málaga, muy cerca de Nerja, hay una cala que sigue siendo un secreto para muchos. Hablamos de la playa del Molino de Papel , un rincón casi virgen que se esconde entre los acantilados del Paraje Natural de Maro-Cerro Gordo y al que solo se puede llegar caminando. No hay chiringuitos, ni duchas, ni sombrillas de alquiler. Aquí la experiencia es otra: naturaleza en estado puro, silencio y mar cristalino . Lo primero que sorprende es lo escondida que está . Para llegar, hay que estar atento en la carretera N-340, porque el acceso no está muy bien señalizado. Pasados unos 300 metros del kilómetro 298, un desvío a la derecha te lleva a una pequeña zona de aparcamiento en tierra. Desde ahí comienza una bajada algo empinada que en unos diez minutos te deja a pie de playa. La playa se extiende a lo largo de unos 400 metros y está formada por piedras de tamaño medio, arena oscura y bolos. No es una playa cómoda para tumbarse sin más, pero tiene un encanto difícil de encontrar en otros puntos de la costa. El agua es limpia, clara y con tonos turquesa , así que si te gusta el snorkel o simplemente nadar en calma, este sitio es ideal. Además, en uno de sus extremos, justo donde desembocan el río de la Miel y el arroyo de los Colmenarejos, se forma una pequeña poza de agua dulce . Aquí no hay bares ni servicios, así que conviene llevar todo lo necesario para pasar el día : agua, comida, sombrilla, protector solar y, si puede ser, alguna silla o esterilla para estar más cómodo. También se agradecen unos escarpines para moverse por las piedras sin problema. El nombre de la playa no es casual. A pocos metros de la orilla se encuentran los restos de lo que fue una fábrica de papel en el siglo XVIII . Aprovechaba la fuerza del agua del río para producir papel de tinta y tuvo un papel importante en la economía local durante años. Estuvo en funcionamiento hasta mediados del siglo XIX, y hoy sus ruinas todavía conservan parte de ese pasado industrial. Pero la historia no se queda ahí. Durante la Guerra Civil , se dice que esta antigua fábrica se usó como refugio y escondite de armas del bando republicano . Años más tarde, ya bajo el régimen franquista, la Guardia Civil llegó a utilizar el lugar como puesto de observación. Todo esto le da a la zona un valor añadido que va más allá de lo paisajístico. Hay mucha historia detrás de estas piedras . Muy cerca de allí también se puede ver la Torre del Río de la Miel , una construcción del siglo XVIII que formaba parte del sistema defensivo costero. Otro detalle más que convierte esta cala en algo más que una simple playa. Una de las razones por las que este lugar sigue siendo especial es, precisamente, que el acceso no es fácil . Eso hace que su nivel de ocupación sea muy bajo, incluso en temporada alta. La mayoría de quienes la visitan son turistas nacionales o vecinos de la zona que buscan un lugar tranquilo, sin agobios ni ruidos. Y a pesar de no contar con servicios turísticos, la playa del Molino de Papel ha sido galardonada con la Bandera Azul en 2025 , un reconocimiento que valora la calidad del agua, la conservación del entorno y la gestión sostenible del espacio. No es algo habitual en playas sin infraestructuras, lo que habla muy bien de cómo se cuida y se respeta esta cala. En cualquier caso, si al llegar ves que la pendiente o las piedras no son lo tuyo, a pocos minutos hay una alternativa: la playa de las Alberquillas , también muy bonita, natural y algo más fácil de acceder. En definitiva, la playa del Molino de Papel es un sitio distinto, perfecto si lo que te apetece es escapar del bullicio y pasar el día en plena naturaleza. No es la típica playa cómoda ni pensada para ir con prisas, pero ahí está precisamente su encanto. Es tranquila, tiene unas vistas increíbles y guarda mucha historia entre sus piedras. Así que si te gusta descubrir sitios poco transitados y no te importa andar un poco para llegar, esta cala puede ser una muy buena opción.