Querer es poder, y hoy Toledo ha querido demostrar que el 15 de agosto está reservado a la patrona popular, la Virgen del Sagrario. Regia e imponente, la imagen ha procesionado por las naves de la Catedral en las que se agolpaban los fieles y curiosos . Se podían contar por cientos. Dicen que es el carisma castellano el que impregna las celebraciones religiosas de la ciudad, pero hay algo más, porque existe la identidad toledana a la que no han llegado las modas del sur. Existe una forma de entender la religiosidad popular 'a lo toledano' que funciona, aunque peque de estar anclada en el pasado y necesite una revisión que abra mentes más allá del espacio íntimo y seguro en el que reina la doble moral. La prueba es que cada 15 de agosto, sea por devoción o por tradición familiar, la Seo Metropolitana se convierte en el epicentro de la oración mariana. Como viene ocurriendo en los últimos años, la imagen ha procesionado con la corona imperial ejecutada por los orfebres de la Catedral Francisco Salinas y Andrés Bejerano en 1651 por encargo del cardenal Moscoso y Sandoval, una pieza que hoy sustituye a la primitiva del siglo XV enriquecida más tarde por el platero toledano Alejo de Montoya, desaparecida de la Catedral a finales del siglo XIX con otras alhajas sin que se pudiera dar con los ladrones. En actitud orante, con sus manos juntas, esta imagen de la Virgen del Sagrario ha recorrido el templo flanqueada por cuatro esquinas de nardos , un exorno floral oloroso digno de la patrona popular y alcaldesa perpetua de Toledo que se prepara ya para conmemorar el primer centenario de su coronación canónica en mayo de 2026. En este sentido, puede que la próxima vez que la Virgen del Sagrario procesione en su trono-retablo de orfebrería sea por las calles de la ciudad. La ocasión lo merece, los toledanos lo esperan y la Esclavitud trabaja en ello. La última palabra la tendrá el Cabildo catedralicio con su deán a la cabeza. Un órgano colegiado que en 2026 afronta otro gran reto, el del VIII Centenario de la Catedral con un programa cultual y cultural que debe estar a la altura de una ciudad que se posiciona como Capital Europea de la Cultura para el año 2031. De momento, en la retina de los fieles se queda la imagen de la Virgen, serena, avanzando por las naves de la Dives Toletana, un templo idóneo para una procesión claustral que pide más. Con abanicos para sobrellevar las temperaturas, el público pudo contemplar a una devoción que se limita a un único día , el 15 de agosto. Es algo habitual en este tipo de hermandades, ocurre también en las de Semana Santa, cuando los hermanos se acuerdan de sus devociones solo el día de la procesión, algo así ocurre con la patrona popular. La figura más querida de Toledo, como la han definido estos días en las redes sociales oficiales de la Catedral, quizá refiriéndose a la réplica y no a la original que llevan años sin revestir con sus mantos y sayas, regresaba al altar donde se ha celebrado el octavario acompañada por la responsable de la Esclavitud, Marisa Martínez, y su camarera, María Jesús Pantoja, encargada de vestir y enjoyar la figura, también por los canónigos y el arzobispo, Francisco Cerro Chaves, y el obispo auxiliar, Francisco César García Magán, sumándose los representantes públicos, fieles a la tradición. La procesión culminaba con una ovación y con la vista puesta en la Puerta Llana, a la que en junio de 2013 el Cabildo asomó a la Virgen con motivo del encuentro de vírgenes coronadas; un dintel que no atraviesa desde el año 2004, última vez que pisó el suelo de su ciudad. Aunque la devoción permanece los 365 días del año en su capilla, la del Sagrario, el pueblo reclamaba hoy en los corrillos y mentideros toledanos de toda la vida que la patrona merece un centenario a la altura de la efeméride. La respuesta llegará desde el Cabildo en unos meses. Hasta entonces, toledanos, sueñen.