Momentos fantásticosHemos llegado a ese momento en el que los redactores de la sección Marvel tenemos la oportunidad de poder disfrutar de una película que haga justo honor a Los Cuatro Fantásticos. Sin desmerecer las demás, no es menos cierto que no eran exactamente lo que queríamos, lo que deseábamos. Estamos pletóricos, e igual nos llevamos una decepción. No parece que vaya a ser un fiasco, pero es bueno ir con cautela. Para algunos esto ha ocurrido con Superman siendo una frustración, para otros sólo han visto virtudes. En el medio se encuentra el equilibrio, lo cual nos lleva a la necesaria reflexión de si es necesaria tanta película de super héroes. Sin embargo, lo que no podemos obviar es que, gracias a estas películas, viejos sentimientos emergen, y sensaciones que pensábamos olvidadas resurgen y nos originan una verdadera felicidad. Hablamos de lo que nos gusta, de los cómics, de lo que hubiésemos incluido en la película, qué momentos y sagas nos gustaron, qué dibujante y guionistas marcaron una época….; en definitiva, las películas son ese abono para recordar, para hablar de lo que nos gusta.Llegados a este momento desde las profundidades de la Zonanegativa ha surgido esta Iniciativa No Vengadores y hemos decidido que los redactores marvelitas señalemos ese cómic, ese momento de Los Cuatro Fantásticos que nos impactó, o destacamos por el motivo que sea. No se trata de una lista cerrada, para nada, es algo subjetivo. Por eso os invitamos a que en comentarios pongáis vuestra aportación. No se trata de sentar cátedra, sino de poner en la mesa algo personal.Como diría el bueno de Ben; ¡Es hora de las tortas!«Tres» por Raúl LópezHubo un tiempo (hace quince años, pero parece toda una vida) en que Marvel Comics aún no había perdido el mote de “La Casa de las Ideas”, en que en muchas colecciones imperaba la sorpresa —y para bien—, en que no se publicaban cómics innecesarios ni escritos con el piloto automático. Además, no solo eran cojonudos, sino que transmitían emociones.Hablamos de una época en la que Joe Quesada y compañía redefinieron la palabra hype. Sus cómics eran la leche porque estaban a cargo de autores brillantes, pero es que, además, la maquinaria propagandística de la editorial funcionaba a todo trapo, creando en el lector la necesidad imperiosa de leer esas historias. A veces eran tan solo pinceladas de lo que estaba por venir; otras, promesas de sucesos muy importantes. Y en mitad de ese torrente de ideas aparecieron Los 4 Fantásticos de Jonathan Hickman.Es cierto que el guionista aún no tenía la fama de arquitecto que ostenta hoy en día, pero ya se le veían trazas de narrador de época. Fue toda una suerte que se hiciera cargo de Reed, Sue, Ben, Johnny y compañía.Y volviendo al hype… la editorial lanzó una noticia que nadie podía creer: en una historia que abarcaría Fantastic Four #583 al 587, moriría uno de los integrantes del grupo. De ahí que el título de dicha historia fuese “Tres”, en alusión a los miembros originales que quedarían tras el suceso. Todo ello se vería coronado con un emotivo epílogo en Fantastic Four #588. Podías creer el anuncio o no, pero cuando el río suena…El caso es que Hickman desplegó sus dotes de planificador y comenzó separando los caminos: Reed y Sue, por un lado; Ben y Johnny, por otro. Su fuerza es la unión, su fortaleza son sus lazos familiares, y tenía sentido que la mayor de las tragedias viniera motivada por el hecho de no estar juntos.Reed rindiendo cuentas con Galactus, asumiendo las consecuencias de haber salvado Neomundo (durante la etapa de Mark Millar); Susan ejerciendo de negociadora en una intensa batalla entre distintas razas del fondo submarino, con Namor en modo Imperius Rex; y Ben y Johnny viviendo una tarde “tranquila” de amigos, después de que los pequeños de la Fundación Futuro hubieran dado con la fórmula para regalarle a Ben una semana al año desprovisto de su rocosidad.Poco sabía Ben, cuando tomó el mejunje, que se iba a quedar sin sus poderes en el peor de los momentos.Tras su día (y noche) de chicos, y al volver a casa, se encontraron con un nuevo intento de Annihilus de invadir la Tierra cruzando el portal que la conectaba con la Zona Negativa. Buscando la solución con mayor probabilidad de éxito, los pequeños vieron que esta pasaba por cerrar el portal desde dentro de la Zona Negativa, lo cual implicaba el sacrificio de uno de ellos.En un primer momento, sería Ben quien daría un paso al frente, pero Johnny le jugaría una mala pasada: lo empujó fuera para quedarse atrapado y cerrar el portal, enfrentándose él solo a las hordas aniquiladoras.Esa escena en la que Ben y Johnny se despiden antes de que este salte a la batalla quedará para siempre grabada en mi retina. En ese momento sabía que, en ningún caso, la editorial iba a sacrificar a un personaje tan importante. Era solo cuestión de tiempo para su regreso, pero… ¿y si no fuese así?Decir que el autor que se hizo cargo de esta historia fue Steve Epting (Capitán América, Los Vengadores,…) quien llevó a cabo un trabajo espectacular conjugando acción, dramatismo y sobre todo transmitiendo ese sentimiento de estar ante una aventura para el recuerdo.Vivimos meses de mucha angustia. Y sí, Marvel no se atrevió a matar a Johnny para siempre, como podéis atestiguar hojeando cualquier cómic reciente del grupo, pero para siempre quedará ese momento en el que todos lloramos por él.Como curiosidad, vale la pena decir que Marvel Comics optó por publicar este número envuelto en una bolsa negra, para evitar los spoilers —en la medida de lo posible— y otorgarle la importancia del momento trascendental que estábamos viviendo.Eran otros tiempos. Ojalá Marvel encuentre la forma de volver a la senda correcta.«Como un fénix» por Juanjo CarrascónLa muerte de Jean Grey en Uncanny X-Men vol.1 #137, o, mejor dicho, su sacrificio, fue uno de los mejores momentos de la historia de Marvel Comics, sólo superado por la muerte de Gwen Stacy. El número que ahora selecciono tiene varios alicientes para ser destacado en la historia de Los Cuatro Fantásticos. Contiene misterio, contiene una intrahistoria brutal donde la lucha de egos sonaba a golpe de espadas, y es un número que marcaría el futuro de los mutantes. La historia continúa de The Avengers vol. 1 #363. En la colección dirigida magistralmente por Roger Stern se iniciaba una pequeña saga que iba a marcar el futuro de la franquicia mutante. Los Cuatro Fantásticos regresan del espacio y se dirigen a la Mansión de Los Vengadores, donde son recibidos por El Capitán América, Hércules y Jarvis. El Capitán informa a Reed de la situación, le muestra una extraña cápsula, que han recuperado del fondo del mar.Tras horas de trabajo, Reed intenta estimular la mente consciente del ser que se encuentra en el interior de lo que parece más una crisálida. De repente, ante la injerencia de Mr. Fantástico, una fuente de energía hace que se apague la luz de la mansión y una mujer pelirroja emerge. Con esta entrega la colección de Los Cuatro Fantásticos volvía a ser la colección donde se producían eventos y situaciones relevantes para el resto de series. Se presumía en el momento, y se sabría años después, que esa pelirroja era Jean Grey, y este hecho fue una completa revolución. Jean, ahora sí podemos ponerle nombre, se sorprende al descubrir que ya no está en el satélite de SHIELD, y desconfiando de su actual público, los inmoviliza contra el techo con sus poderes telequinéticos. Entonces llega Sue y usa un campo de fuerza para golpearle. Jean se niega a rendirse, así que La Mujer Invisible la encierra en un campo de fuerza invisible y acaba por liberar a los asistentes. Allí, Reed la reconoce como la desaparecida Marvel Girl.Combinado este número con Los Vengadores se nos revela que Jean Grey no murió en la luna en la culminación de «La Saga de Fénix Oscura». Seamos conscientes de la importancia de este hecho pasados casi 40 años. Lo más fuerte de todo fue saber que todo lo que vimos del personaje que creíamos que era Jean Grey después de X-Men vol.1 #100 era autoría directa de la propia Fuerza Fénix. Tras el accidente Jean fue protegida en un capullo para sanar en el fondo de la Bahía de Jamaica, donde la lanzadera de los X-Men se estrelló.Como muestran los flashbacks de esta entrega, La Fuerza Fénix, en respuesta a la angustia de Jean mientras pilotaba la lanzadera que llevaba a La Patrulla-X a casa, adoptó su forma física y mental a cambio de curarla, y desde entonces actuó y creyó ser Jean Grey, incluso suicidándose tras enloquecer por el poder, actuando influenciada por la humanidad de Jean.Roger Stern al enterarse del deseo de Marvel de reunir a los X-Men originales en Factor-X, propuso una forma de traer de vuelta a Jean. Cuando Jim Shooter aprobó la idea, Stern y John Byrne crearon una historia en torno a ella que se desarrollaría en los dos títulos que estaban escribiendo, con un agradecimiento especial a un tal Busiek (escrito «Busek») por su aparición en Fantastic Four vol.1 #286. ¿Quién es ese Busek?Y llega la polémica, la intrahistoria, las venganzas, las dagas volando. Varias páginas de Fantastic Four vol.1 #286 fueron, con permiso de Jim Shooter, reescritas por Chris Claremont y redibujadas por Jackson Guice (dibujante de X-Factor) para alterar sutilmente la relación entre Fénix y Jean. Chris Claremont, según John Byrne, minimizaba la malevolencia de La Fuerza Fénix, siendo el canadiense más proclive a darle mayor peso a la fuerza de la humanidad de Jean frente a la maldad de semejante poder cósmico. Algunos sostienen que a Claremont se le permitió dejar su sello personal en los detalles de la reedición para apaciguarlo por el regreso de Jean, mientras que Byrne sostiene que Jim Shooter permitió a Claremont reescribir la escena para vengarse de sus planes de abandonar Marvel y relanzar Superman para DC. En cualquier caso, como resultado, John Byrne vio su nombre eliminado de los créditos del número. Más tarde, Claremont embellecería aún más la interacción Jean/Fénix en la historia de respaldo de Classic X-Men #8.Un descubrimiento fantástico, por Luis Javier Capote PérezHubo un tiempo en el que el seguimiento de las aventuras de los empijamados de la casa de las ideas no era tarea sencilla. Entre la desaparición de las distintas encarnaciones de Vértice y la consolidación de Forum hubo un periodo en el que los héroes marvelianos fueron dando tumbos por editoriales como Montena -bien recordada por quienes fuimos niños durante los setenta y ochenta del siglo pasado- o Bruguera -la otrora poderosa empresa del gato negro-. Esta última tiene en su haber algunos de los formatos más chapuceros de cuantos albergaron este material, como los infames Pocket de Ases, mas si pasamos a sus grapas el resultado era igualmente nefasto: mala rotulación, traducciones creativas -en las que Spider-Man mencionaba a Fofito o Milikito- y una selección de materiales sin orden o concierto alguno. Fue precisamente en la cabecera que Bruguera dedicaba al lanzarredes blaugrana que leí mi primera aventura de los Cuatro Fantásticos y conocí a uno de sus mayores enemigos, el Doctor Víctor Von Doom. A decir verdad, ya había visto al cuarteto anunciado en las páginas de otros tebeos editados por la casa del gato negro. En aquellos tiempos, Bruguera era un gigante de pies de barro que reunía bajo su logo publicaciones de Marvel y de DC, algo que no se repetiría hasta cuatro décadas después y de la mano de Panini Comics, pero ya me estoy yendo por las ramas. Para lo que aquí interesa, toca repetir que la familia Richards estaba confinada a ser la comparsa de las andanzas del trepamuros y en aquel número rescatado en el pueblo de mi nñez y de una librería que ya no existe encontré a un Reed Richards que volaba a Latveria para rescatar a sus camaradas y batirse contra un Doctor que tenía el plan de ceder la corona y el poder a su hijo. Susan, Johnny y Ben daban por caído a Míster Fantástico y este último, cautivo pero no roto, pugnaba por plantar cara a su captor y vengar a su amigo. El señor del país imaginario se presentaba como un soberano megalómano y terrible, amo de haciendas y vidas y pese a ello, Richards decide arriesgarlo todo. Su encuentro con el líder de la resistencia y legítimo heredero al trono latveriano, Zorba Fortunov y sus guerrilleros le proporcionará una breve alianza, pero sus esperanzas -concretadas en la verbalizada premisa de que pese a todo su conocimiento y poder, Víctor Von Doom es un hombre y como a tal se le puede vencer- son anhelos vanos. El monarca sabía de su infiltración y había jugado con él como el gato lo hace con el ratón, terminando el número con el cuarteto conectado a una máquina que transferiría sus respectivos poderes al vástago del buen doctor. Tardé veinte años en saber cómo continuaba la historia.Lo que entonces no sabía era que aquella historia formaba parte de un arco argumental que terminaba en el ducentésimo número de la colección original, culminando con un enfrentamiento mano a mano entre Richards y Doom. Uno de esos momentos en los que la historia bien podía haber llegado a su fin, pero el espectáculo debía continuar. Tampoco sabía quiénes eran los responsables de aquellas historias y tiempo después descubriría que eran Marv Wolfman, Keith Pollard y Joe Sinnott. Ocho años después -una eternidad cuando es el tiempo en el que pasas de la infancia al final de la adolescencia- me reencontraba con los Cuatro Fantásticos gracias a uno de aquellos retapados que tan bien sentaban al bolsillo de un estudiante recién entrado en los estudios universitarios. Susan y Reed abandonaban el equipo y la Cosa se quedaba como líder, discutiendo con la Antorcha Humana sobre el enrolamiento de Crystal Amaquelín. El Doctor Muerte aparecía para intentar que la familia le permitiera utilizar a Franklin -de cuya existencia yo no tenía noticia- para enfrentarse a Mefisto y liberar el alma de su madre, cautiva en el infierno. Tenía la sensación de que aquellos ocho años de diferencia no habían supuesto cambios en los personajes. Era el poderoso entintado de Joe Sinnott, que embellecía los lápices de John Buscema como en otro tiempo había hecho lo propio con los trazos de Keith Pollard. En lugar de Marv Wolfman se encontraba un Steve Englehart que arrancaba una de las etapas más delirantemente divertidas y denostadas de la colección. Dos historias separadas por casi diez años de aventuras. Dos guionistas de la misma generación, dos dibujantes con un estilo similar y un entintador que daba cohesión. Un punto de llegada y otro de partida, pero ambos reflejan algunos de los principales elementos definitorios de la colección: familia, aventura y unos toques de ciencia-ficción. Quizá no sean los mejores tebeos de estas seis décadas de historia del cuarteto, pero fueron los que me abrieron las puertas a un mundo fantástico, lleno de seres extraños. «El Más Allá» por Pablo Sánchez-López … y los 4F se encontraron con Dios. Una de las etapas, en mi opinión, más infravaloradas en la historia de la Primera Familia sería la liderada por Mark Waid (hoy arquitecto de la DC actual) y Mike Wieringo (que en paz descanse) entre 2002 y 2005. La historia más recordada de esta etapa bien podría ser “Impensable”, el regreso a la serie, por todo lo alto, del Doctor Muerte. Y sin quitar ni un ápice de mérito a esa aventura, mi momento favorito es el que inicialmente se pensó como el final de la etapa, “El Más Allá”. Waid había decidido volver a las esencias del grupo después, sobre todo, de la controvertida etapa escrita por Chris Claremont. “Imaginautas” era no solo la saga que lanzaba la etapa sino una declaración de intenciones, la de recuperar los 4F como familia de aventureros siempre buscando los límites de lo posible. Si el lector pensaba que, debido al estilo de dibujo de Wieringo, estos comics iban a ser historias ligeras, no podría estar más equivocado. Hay mucha oscuridad y dolor en esta etapa. En el #508, Reed acaba matando a un Ben Grimm controlado por Muerte. Incapaz de aceptar la muerte de su amigo, consigue encontrar un rastro de la Cosa en lo que definiríamos como “el cielo” judeocristiano. El equipo se embarca en un viaje, nunca mejor dicho, a lo desconocido. Un viaje que finalizará en la casa de “Dios”, un Dios que Wieringo dibujará con los rasgos de Jack Kirby y acompañado de su tablero de dibujo. Toda la secuencia es una maravilla de ternura y amor por estos personajes, finalizando el encuentro con Kirby curando el desfigurado rostro de Reed y devolviendo a Ben su apariencia como la Cosa; amen de devolviendo al grupo a la Tierra.El editor Tom Brevoort convenció a guionista y dibujante para que continuaran en la serie después de esta historia y lo que vino después, por entretenido que fuera, nunca alcanzaría este nivel de excelencia. Waid y Wieringo nos devolvieron el amor por los 4 Fantásticos y nos recordaron por qué nunca habíamos dejado de creer en estos personajes. Las palabras del Dios-Kirby no solo se aplican a los héroes, también a los lectores que no perdieron la fe tras los años de DeFalco, Lobdell y Claremont: “Te lo has ganado. Disfruta”Todo vive: El último regalo de Hickman a la Primera Familia por Pablo JiménezEn esta ocasión, que sin lugar a dudas es de celebración, quizá conviene recordar aquellos tiempos en los que el cielo no era tan azul. Por esto en este festejo diseñado para rememorar los momentos que más atesoramos he escogido una despedida, he elegido volver a un instante que resultó agridulce en el momento de su lectura con una nueva perspectiva que sólo el tiempo puede otorgar.Jonathan Hickman tomó las riendas de la vida de la Primera Familia allá por el año 2009, y durante más de tres años se dedicó a hacer con Los 4 Fantásticos algo de suma importancia a la hora de emprender toda labor creativa, construyó una historia que sólo él podía contar. Pero no es mi objetivo hablar de esta etapa, otros compañeros se encargarán de ello, ni tampoco estoy aquí para hablar de las dos etapas que la sucedieron. Matt Fraction primero y James Robinson después fueron los encargados de suceder una historia que había acumulado considerables acólitos y, como era de esperar, no estuvieron a la altura de esta expectativa. Aún con momentos y premisas bastante simpáticas y números que, pienso, encontrarían un recibimiento muy positivo de formar parte de la etapa actual de Ryan North, lo cierto es que estos dos años pasaron sin grandes alardes para el grupo. Y entonces el mundo se acabó.En 2015 Marvel tomaba una de las decisiones más inesperadas quizá de toda su historia y cancelaba con efecto inmediato todas sus colecciones. Una decisión que tampoco resulta muy difícil de entender, al fin y al cabo, ya no había ningún universo Marvel, solo existía el Mundo de Batalla, una tierra árida en la que tendría lugar una guerra épica. Así empieza Secret Wars, así es cómo Hickman vuelve a cruzarse en el camino de Los 4 Fantásticos, ya venía escribiendo a Reed como parte de los Illuminati, pero aquí volvía a tener espacio para toda la familia. Durante esta saga, La Cosa se levantó de un largo descanso, y con él cayeron todas las fronteras de un mundo fraccionando; la Antorcha Humana ardió en una lumbre constante brillante como el mismo Sol, la Mujer Invisible recobró la vida que le fue robada y Mr. Fantástico lo arregló todo.Reed, en el centro de toda la historia, vence. Y no lo hace por la potencia que hay detrás de sus puños (a pesar de acabar enzarzado en una auténtica bronca con el Doctor Muerte), ni siquiera por un uso original y poco convencional de sus poderes, y argüiría que tampoco se impone por gozar de una inteligencia superior. No, Reed vence por su capacidad de perseverar, de imaginar y de convencer. No doblega a su enemigo, ni crea una máquina capaz de resolver el problema, sólo argumenta que él sería capaz de dar con una idea que resultara una mejor alternativa. Con todo, Reed no alcanza la victoria solo, además de todos los héroes que participan en el plan su hija Valeria tiene un papel crucial en permitir que todo se lleve a cabo y su hijo Franklin es la clave para un nuevo universo Marvel. Este es el momento que escojo, y fue el primero que se me vino a la cabeza, un padre orgulloso mirando a su hijo crear universos.Aquí por desgracia comienza también la parte agria, pues se empiezan a dejar ver señales de lo que sería el futuro de Los 4 Fantásticos. Un equipo que queda roto y que emprende un camino hacia lo desconocido dejando atrás todo lo que una vez fueron. «¿Ya no somos superhéroes?» le pregunta Franklin a su padre, y este le responde que desde ese momento pasan a ser algo diferente. Entre líneas, la editorial está hablando directamente al lector. Después de Secret Wars todas las series habituales antes canceladas fueron relanzadas con nuevos equipos creativos y acompañadas de nuevas cabeceras que se estrenaban, pero Los 4 Fantásticos no regresó a las estanterías. Pero antes de los tiempos brillantes del día de hoy, y antes de aquellos años oscuros tuvimos este momento. Todos sabemos que el universo Marvel tal como lo conocemos no existiría sin aquel primer número, sin la Primera Familia, pero Hickman lo hizo realidad en la viñeta. Ese fue su último regalo, al final de una historia que termina con otro regalo.«Para siempre» por Gema CamposLos 4 Fantásticos siempre han sido unos cómics muy especiales por todo lo que suponían y los temas que trataban, pero uno de los mejores momentos de la Primera Familia de Marvel fue con la llegada de Jonathan Hickman. El guionista no sólo nos trajo unas tramas mucho más complejas, sino que quiso construir algo mucho más duradero y eso lo vimos, por ejemplo, en el caso de Franklin Richards. El momento del que vengo a hablar es uno de los más que míticos del mundo del cómic que, con tan sólo unas palabras, revolucionó el mundo de los cómics y nos llenó de expectativas sobre el futuro del niño cuando su yo futuro dijo:A mí, mi Galactus.En ese momento, todos nos quedamos paralizados y emocionados, pero no fue una frase elegida al azar por Hickman y tampoco su dibujante, Steve Epting, eligió una pose simple. No. Fue el punto clave en el que todas las pistas esparcidas se conectaban y nos mostraban el verdadero potencial de Franklin Richards en el futuro.No obstante, antes debemos puntualizar el contexto de por qué fue tan importante esto y por qué llegó a ser tan clave. Todo comenzó con la Tierra casi en llamas por una guerra entre los Kree y los Inhumanos. Por suerte, Johnny Storm regresa la ola de Aniquilación tras haber sido dado por muerto en la Zona Negativa. Sin embargo, cuando las cosas parecían mejorar, llegan los Dioses Locos y todo parece perdido. Toda la Primera Familia de Marvel parece verse superada y nada parece ser suficiente. Y es en ese momento, cuando el final parece ser inevitable… cuando llega el futuro Franklin Richards con su hermana, lucha y pronuncia unas cortas, pero enormes palabras que erizan el vello de cualquier lector/a.Gracias a esa orden, ahora Galactus consigue levantarse y lucha a su lado, salvando el mundo y dándoles a todos una segunda oportunidad.Este tomo y ese instante, cargado de simbolismo, no es sólo uno de los mejores momentos de Marvel Comics, sino que también nos recuerda que Los 4 Fantásticos siempre ha sido imaginación sin límites, familia y tener fe de que todo lo imposible puede hacerse posible.En mi opinión, no sé si Marvel o cualquier otro guionista volverá a traernos algún momento tan significativo como el que he mencionado. Pero, al igual que los 4 Fantásticos, quiero tener fe en lo imposible y creer que el futuro es hermoso.