Marcelino Torrontegui, un mito entre los auxiliares de ciclismo, mima todos los días a Iván Romeo. Mientras el ciclista vallisoletano se relaja sobre la camilla de masaje, a veces medio dormido, como si se tratase de un sueño, le repite que tiene clase y que puede ganar una etapa del Tour, un soplo de alegría para un ciclismo español que navega con las velas caídas camino de París.Seguir leyendo....