En un entorno donde la atención es cada vez más escasa y los hábitos de consumo han cambiado radicalmente, las marcas enfrentan el desafío de conquistar a un consumidor más exigente, volátil y consciente. Hoy no basta con tener un buen producto: las marcas deben conectar emocionalmente, diferenciarse con claridad y demostrar un compromiso real con la sostenibilidad y el impacto ambiental.Lea también: (El consumo de cerveza en los hogares colombianos creció 7% en el último año)Pero ¿qué tanto ha cambiado el consumidor colombiano y por qué, según los expertos, hoy es más fácil vender ropa que moda? La firma Raddar, especializada en análisis del consumidor, ofrece algunas respuestas. A través de una lectura detallada de los hábitos de compra, la evolución generacional y los factores económicos, el informe revela un panorama en transformación que obliga a repensar las estrategias del sector moda.Uno de los primeros hallazgos está en los cambios demográficos. Por ejemplo, la edad promedio para independizarse pasó de 30,4 años en 2014 a 32,4 años en 2024, ya que a los 29 años, los ingresos aún no alcanzan a cubrir los gastos de un colombiano promedio. Esto implica que buena parte del consumo sigue estando condicionado por el apoyo familiar y por el rol que cada individuo desempeña dentro del hogar.A esto se suma una evolución generacional significativa. Los Baby Boomers (1943-1962) soñaban con tener tierra, valoraban la estabilidad y confiaban en los productos. La Generación X (1963-1982) buscaba reconocimiento, pero mostraba más escepticismo y preferencia por las marcas. Los millennials (1983-2003) pusieron en el centro la búsqueda de felicidad, la confianza y las experiencias. Y los más jóvenes, los centennials (2003-2023), hoy día priorizan el bienestar, tienen relaciones más diversas y consumen por propósito. Para ellos, las redes sociales son su canal natural de información y referencia.En este contexto, cambia también la forma en la que las personas entienden las prendas. Antes, la ropa era sinónimo de marca o de moda. Hoy, muchas veces, se percibe simplemente como ropa: funcional, básica y sin un valor simbólico claro. Por eso, el precio ya no está necesariamente asociado al estatus o la tendencia, sino al acceso. El consumidor busca lo que puede pagar y lo que necesita, no siempre lo que representa.Lea también: (¿Qué tan cierto es que las marcas buscan ser más virales y cercanas?)ModaiStockDe acuerdo con los datos presentados por Raddar, el gasto en moda ha disminuido su participación en la canasta familiar. En contraste, han crecido las proporciones destinadas a salud, alimentación y transporte. Además, las compras de moda han migrado de forma significativa hacia los canales no presenciales: para 2024, el 25 % del gasto en esta categoría ya se hace por vías digitales. También se incrementó el peso de los productos importados en la moda que consumimos, sin duda los resultados del “fast fahion” que han puesto en tendencia las plataformas chinas.El informe revela otros comportamientos relevantes. En la última década, el principal motivo de compra pasó de ser el gusto (34,8 %) a la necesidad (29,6 %). Ha disminuido la fidelidad a las marcas: muchas personas no recuerdan cuál compraron por última vez. Y han ganado fuerza perfiles de consumidores que buscan valor (más que precio), experiencias (que puedan compartir o disfrutar) y bienestar (en forma de comodidad o funcionalidad).En conclusión, Raddar señala que vender ropa es más fácil porque “responde a una necesidad básica y pragmática”. En cambio, vender moda exige algo más: “conectar con los valores, aspiraciones y emociones del consumidor”. Implica observarlo, entenderlo, encontrar un insight, diseñar un mejor producto, inspirar una tendencia y convertir esa propuesta en un hábito.Finalmente, el análisis de Raddar ofrece una visión optimista del contexto nacional. En los últimos 40 años, Colombia ha pasado de ser un país de ingresos bajos a uno con ingresos medios-altos, menos violencia y mayor integración global.“La moda nacional debe evolucionar hacia un modelo híbrido que combine producto, marca, experiencia y propósito, para no solo vender más, sino también crear valor y construir identidad”, precisa el reporte.JOHANA LORDUY Periodista de PORTAFOLIO