El código no entiende de barrotes: la increíble historia del ingeniero encarcelado que ha sido contratado por una startup

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Imagina la escena: eres el CEO de una prometedora startup de bases de datos en San Francisco. Un colaborador voluntario de tu proyecto de código abierto destaca de forma espectacular, demostrando un talento y una dedicación están fuera de lo común. No lo dudas, y le ofreces un puesto de ingeniero de software senior. Pero ahí es cuando descubres un detalle clave sobre el nuevo fichaje estrella: trabaja desde una celda, cumpliendo el undécimo año de condena.Y no, no es una sinopsis de una nueva serie de Netflix, sino la historia real de Glauber Costa, CEO de Turso, y Preston Thorpe, uno de los contribuidores más activos dentro del proyecto que se ganó un muy buen puesto. Pero aunque parece increíble, nadie sabía dentro de la compañía que no estaba teletrabajando desde su casa, sino desde su celda.Y es que la historia de Thrope no es la de un programador convencional. Fue expulsado de su casa en su adolescencia y acabó vendiendo drogas que compraba en la dark web, lo que le llevó a la cárcel con solo 20 años. Tras salir, volvió a ser detenido y su futuro parecía sellado. El propio desarrollador hablaba de su pasado:Era un completo idiota. Había renunciado a mi vida, la había dado por perdida y simplemente acepté que esta era mi vida, sin ninguna esperanza Sin embargo, el destino ha tenido otros planes para el. Su traslado a la prisión de Mountain View en Maine, justo antes de que comenzase la pandemia, le dio el espacio y el tiempo para poder reinventarse. Lejos de las dinámicas de poder de otras prisiones, Thrope sintió que podía empezar de cero y tener una nueva vida:El COVID ocurrió justo después de que llegué aquí y me dio una oportunidad — no había nadie alrededor con quien sintiera que tenía que actuar o demostrar mi valía. Era solo yo. En realidad sentí que tal vez no había terminado; tal vez podría terminar teniendo una vida normal. Tuve este tipo de epifanía: ‘Voy a hacer algo por mí mismoA partir de aquí se matriculó en la Universidad de Maine y se sumergió en el mundo de la programación. Pasaba la mayor parte de sus horas conectado, aprendiendo todo lo que podía. Fue así como llegó a la comunidad de código abierto, un entorno donde lo único que importaba era la calidad del código que escribía.Para Glauber Costa, CEO de Turso, fue una sorpresa cuando vio en GitHub que mencionaba que estaba encarcelado, tal y como mencionó a TechCrunch. Sin embargo, esto no fue un impedimento para seguir trabajando con él:Desde que contacté con él, he tenido conversaciones profundas sobre el cambio de mentalidad que lo llevó a donde está hoy... Conocer su historia aumentó nuestro respeto por élUn programa de rehabilitación que dio resultadosLa oportunidad de Thorpe no es un caso aislado, sino el resultado de un programa experimental y pionero en el sistema penitenciario de Maine, impulsado por el comisionado Randall Liberty. Este programa permite a los reclusos con un largo historial de buen comportamiento trabajar en empleos remotos desde una unidad de menor restricción."Maine ha sido un verdadero pionero en esta área", explica Haley Shoaf, codirectora ejecutiva de Unlocked Labs, una organización que contrata a ingenieros encarcelados o ex-encarcelados y donde Thorpe trabajó antes de unirse a Turso. La infraestructura para la educación a distancia implementada durante la pandemia abrió la puerta a estas oportunidades laborales.Los resultados son asombrosos. Mientras que en muchos estados de EEUU la tasa de reincidencia supera el 60%, en Maine se sitúa entre el 21% y el 23%. Pero el dato más revelador es este: la tasa de reincidencia para los reclusos que asisten a clases universitarias es del 0,05%. Prácticamente no vuelven. En Genbeta Ponen a desarrolladores senior a programar con IA y descubren que tardan más: hay que poner contexto, esperar y corregir el resultado El código abierto como redenciónPara Thrope, la programación y el código abierto han sido más que una carrera: ha podido rehacer su vida por completo. En una comunidad donde a menudo solo se conoce el alias de GitHub o Discord, fue tratado como un desarrollador más. por primera vez en más de una década, su carta de presentación no eran sus antecedentes penales, sino la habilidad que tiene a la hora de programas en Linux. Lo explica de la siguiente manera:La peor parte de estar en la cárcel es que asumes esta identidad [de criminal]. Permitir que alguien tenga una carrera te da un propósito.De esta manera, esta historia nos deja ver que el talento puede florecer en prácticamente cualquier lugar, incluso en la cárcel, como una forma de rehabilitar los reclusos y obtener una nueva vida.Imágenes | Fotis Fotopoulos Ye JinghanVía | TechCrunchEn Genbeta | Este asistente de programación con IA borró la base de datos de una empresa sin avisar y luego mintió sobre lo que había hecho (function() { window._JS_MODULES = window._JS_MODULES || {}; var headElement = document.getElementsByTagName('head')[0]; if (_JS_MODULES.instagram) { var instagramScript = document.createElement('script'); instagramScript.src = 'https://platform.instagram.com/en_US/embeds.js'; instagramScript.async = true; instagramScript.defer = true; headElement.appendChild(instagramScript); } })(); - La noticia El código no entiende de barrotes: la increíble historia del ingeniero encarcelado que ha sido contratado por una startup fue publicada originalmente en Genbeta por José Alberto Lizana .