Sostres en un yate de lujo: Antes de que se nos fundan los hielos

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Un lector de ABC me invita a su yate feliz por aparecer en estas historias del verano. Es el paternalismo que yo siempre defiendo en mis artículos, a la 'racaille' invitarla al barco. Llego eufórico como un paria, con esa propensión al mito tan paleta de la clase media con pretensiones de media-alta. Qué rápido el lujo te hace creer que un día será tuyo. Unos camareros nos sirven el aperitivo cuando ya estamos navegando. El olor del mar, el viento, la velocidad. Todo es embriagador, hipnotizante. En uno de sus poemas, 'Deo Gratias', Valentí Puig da gracias al Señor por los amigos que tienen yate. Pienso en este verso y en otro de Josep Maria de Sagarra, que Lluís... Ver Más