Crítico con la situación general y con las carencias de su barrioManuel Marín Polo se puede decir que ha echado los dientes en el barrio de San Miguel. A sus 66 años de edad sigue preocupado por sus calles y plazas, por su cultura y por lo que sienten y padecen sus vecinos. Es el barrio del arte, del flamenco, cuna de grandes mitos. Un barrio que es esencia de Jerez, pero que, por encima de estereotipos, debe seguir en la lucha para corregir los muchos ‘debes’ que tiene pendiente. Ese es el propósito del Polo, como es más conocido, que en breve cumple cuatro años al frente de la Asociación de Vecinos de San Miguel, un colectivo que no tiene sede y que atiende las cosas del barrio desde el que fue el negocio de Manuel Marín en la calle Pedro Alonso: Grabados Polo. De este establecimiento han salido miles de trofeos y placas, es uno de los más conocidos de Jerez en esta especialidad y ahora está en manos de su hija, tras haberse jubilado. Pero Polo es un hombre muy inquieto, charla por los codos, le vende la torre de San Miguel al que se le ponga por delante, ama a su barrio y, por supuesto, al vino de Jerez. Sin embargo, es crítico con la situación general de la sociedad y en particular con las carencias de su barrio, por lo que el esfuerzo de engrandecerlo va más allá del ‘turisteo’ que pasea sus calles día a día. ¿El barrio de San Miguel es su vida?Toda mi vida, prácticamente desde que era un niño. Aquí mismo empecé mi vida laboral en una farmacia y después en una platería hasta que con 17 años tuve mi primer negocio en la calle Molino de Viento. Y ahí empezó mi aventura con unas cuantas máquinas. Poco a poco fui luchando. Además, me dedicaba a limpiar las placas de los médicos y les pasaba un recibito. Porque en aquel entonces no era nada fácil sobrevivir.¿Por qué fueron complicados?Bueno, después de la Expo 92 nos sobrevino esa tan tremenda crisis que padecimos y también la caída del ladrillo. Ha sido muy duro seguir adelante como autónomo. En aquel entonces se emigraba para buscarse la vida. Estuve a punto de hacerlo, pero me quedé aquí y seguí trabajando.Manejando una antigua máquina que aún conserva. MANU GARCÍALa popular marca de su negocio Grabados Polo, que ahora está en manos de su hija, cambió de sitio, pero en el barrio.El primer billete que cobré por mi trabajo cuando empecé en Molino de Viento fue de 100 pesetas en el año 1980. De ahí pasé a la calle Pedro Alonso para estar en un sitio más de paso, donde me conociera la gente, y ahí empecé a trabajar muchísimo.Ahora mismo está jubilado, ¿le llegó en un buen momento? ¿Está disfrutándola?Mi problema no es que tenga que disfrutarla, mi problema es que con la pensión que te queda hay poco disfrute. Tienes que hacer algo, moverte para arriba o para abajo, y yo como soy una persona inquieta, siempre estoy haciendo algo, no estoy nunca parado, siempre me estoy moviendo."El primer billete que cobré por mi trabajo cuando empecé en Molino de Viento fue de 100 pesetas"¿Recuerda aquellos primeros momentos en su establecimiento?En aquel entonces era todo muy difícil. Jerez era un pueblo derrotado después del cierre de industrias como cartonajes, fábricas de botellas, de cápsulas, bodegas… hubo mucha miseria. Todo lo que era el cordón industrial de Jerez se perdió arrastrado por la caída del negocio del vino. Ahora mismo estamos viviendo del boom del turismo, en el que no sé qué tipo de trabajo puede realizar cualquier chico o chica. Como no se dedique a trabajar en la hostelería… aquí no tiene salida.Nos dibuja un panorama bastante pesimista.Jerez ahora mismo con lo que sueña es con la candidatura cultural de 2031, que pueda aportarle mucho dinero si la consigue. Pero mientras, ¿qué ofertas son las que hay?Manuel Marín y su hija, ahora al frente del establecimiento. MANU GARCÍA¿Qué tiempo lleva de presidente de los vecinos de San Miguel?Llevo 4 años. En marzo normalmente hacemos las elecciones y creo que ya he trabajado bastante. Ahora le tocará a otro hacer el trabajo que hemos hecho hasta ahora. Nuestro gran problema sigue siendo el mismo, no tener sede para la asociación. Nos tenemos que reunir en un bar porque no tenemos ningún sitio para reunirnos. Estamos reclamando por activa y por pasiva en todos los estamentos municipales y seguimos luchando hasta la fecha.Pese a las dificultades, ¿ama y quiere a su barrio?Si no fuera así no estaríamos trabajando ni haciendo cosas como la semana cultural. El año pasado hicimos un trabajo encomiable igual que este año. Han sido exposiciones de fotografía, de pintura, de catas magistrales, actuaciones en directo, rutas guiadas, presentación de un libro, visitas a bodega, misa flamenca en San Miguel y fuimos los primeros que hicimos la Noche Orgullosa de San Miguel. Todo con el apoyo de nuestros patrocinadores que son prácticamente la gente de aquí, del barrio."Nos tenemos que reunir en un bar porque no tenemos ningún sitio"¿La ayuda municipal llega?Las administraciones, ninguna. Nada. El dinero lo buscamos y las actuaciones se hacen totalmente gratis. Increíble, ¿verdad? No entiendo esto y encima no tenemos un sitio donde dejarnos caer, nuestros enseres están todavía en el colegio Aljibe y no podemos sacarlos. Sin embargo, este año seguimos con el ciclo con más actividades todavía.¿Nos adelantaría alguna?Vamos a entregar por primera vez los Premios San Miguel a pintores, músicos… a gente de la cultura. Una labor que tratamos de consolidar a la vez que nuestra preocupación por la gente del barrio y sus problemas. Ahora mismo me acaba de llegar un hombre diciéndome que tienen en un inmueble 70 gatos y que es imposible vivir ahí. Son casos que me llegan aquí en la tienda de mi hija donde la gente me trae aquí todas sus quejas.Aún conserva las primeras máquinas de rotulación con las que empezó. MANU GARCÍAEn pocas palabras, la tienda es como sede de la asociación.Mi hija nos tiene un sitio para usar ordenadores, fotocopiadoras y así vamos. Otra cosa que hemos hecho es reactivar todo lo que es la parte de socios que poco a poco va creciendo. Pero es muy complicado que la gente se dé de alta. La cuota al año es de solo 15 euros y los negocios, 30 euros.Díganos su lugar preferido del barrio de San Miguel.En hostelería, San Miguel es insuperable: la Abacería, El Bujío, el Tabanco Las Banderillas… aquí en el barrio han puesto negocios buenos. Desde la Cruz Vieja hasta Madre de Dios, desde Corredera hasta plaza del Arenal, nuestra área es enorme."Vamos a entregar por primera vez los Premios San Miguel a pintores, músicos… a gente de la cultura"La Plazuela, calle Sol, Cruz Vieja, plaza de San Miguel… ¿Cuál es su rincón?Personalmente, la calle que más me gusta es Caballero y Pedro Alonso por sus grandes casas señoriales. Pero en lo sentimental la ermita de San Telmo y la Plazuela. Son lugares con encanto. Es el barrio al completo; no es que lo diga yo, es famoso en todo el mundo.Aunque sea un imposible, pero me atrevo a preguntarle si calcula cuántos trofeos y placas han salido de su taller y tienda.Millones. Ha sido algo inconmensurable. Para el Circuito, construcciones, señalética de edificios, de viviendas, todas las construcciones que se han hecho. Cuando construían un edificio aquí por cualquier parte yo era el que iba, hablaba y le ponía después las letras.En definitiva, 50 años de trabajo.No terminé la Enseñanza General Básica –antigua EGB– y he estado con la gente más diversa haciendo negocios. Con 13 años trabajé en una farmacia en el Cerro Fuerte. Después me fui a trabajar con Manolo el Platero. Todo este recorrido es como una escuela, estudiaba en la universidad de la calle, esa ha sido mi vida.