Metales, coches y combustibles fósiles emergen como vencedores del pacto comercial entre Von der Leyen y Trump

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El pacto comercial sellado en la localidad escocesa de Turnberry entre la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, y el de los Estados Unidos, Donald Trump, es sólo un principio de acuerdo que debe concretarse en los próximos días, todavía pendiente de numerosas aristas técnicas. El arancel del 15% como base para los productos europeos es inferior al 30% amenazado por el mandatario norteamericano.Estados Unidos sale victorioso del acuerdo, sus productos no sufrirán una tasa arancelaria semejante al acceder al mercado de los 27. A cambio, ambas partes han evitado una guerra comercial a punto de estallar este 1 de agosto que afectaría a la mayor relación económica bilateral del planeta, 1,7 billones de dólares anuales. Y Bruselas salva de la quema a la industria siderúrgica y de los automóviles.La tarifa del 15% pactada entre Washington y Bruselas es idéntica a la obtenida por Tokio, en una fórmula de acuerdo muy parecida. Japón se comprometió a invertir 550.000 millones de dólares en los Estados Unidos y la UE unos 640.000 millones durante tres años. Sin embargo, la tasa a los productos comunitarios será peor que la conseguida por Londres para los suyos, de sólo el 10%.“El acuerdo era el mejor que podíamos obtener”, justificó la presidenta Von der Leyen, insistiendo desde Escocia que su pacto con Trump “ofrece estabilidad y certidumbre a los ciudadanos y las empresas en ambas orillas del Atlántico”. La Comisión y su presidenta han cedido ante la presión ejercida por la Casa Blanca, como ya reprochan desde varias capitales e importantes voces dentro de la Eurocámara. Y así lo confirma una fuente comunitaria. “No estaba claro al entrar en la reunión que fuese a haber un acuerdo porque claramente el presidente Trump está a gusto con los aranceles y aplicándolos a través de cartas”, explica este funcionario, que califica el encuentro definitivo en Escocia como “crítico”.El sector del automóvil respira tranquilo tras el pacto arancelario sellado en Escocia. ACEA, la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles, lo califica como “un importante paso adelante” para aliviar “la intensa incertidumbre alrededor de las relaciones trasatlánticas en los últimos meses”. La gran patronal continental del motor da la “bienvenida al principio de acuerdo” aunque reconoce que los aranceles que sufrirá por parte de los Estados Unidos “seguirán teniendo un impacto negativo”.Aun así, la industria automovilística europea se beneficia del pacto al rebajar el arancel que pagan actualmente por exportar al otro lado del Atlántico del 27,5% al 15%. Que el canciller alemán, Friedrich Merz, haya saludado el acuerdo entre Von der Leyen y Trump como un consenso entre la UE y los Estados Unidos, y la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, hable también de que es positivo porque “garantiza la estabilidad” y considere que la tarifa pactada “es sostenible” para el sector del motor muestra los intereses económicos en juego.Alemania e Italia son dos de los grandes fabricantes de coches en el continente, donde tienen su sede algunas de las principales marcas y han presionado sobremanera durante los últimos meses a la Comisión Europea para evitar la guerra comercial. En esta carrera arancelaria Roma se jugaba un superávit comercial de 40.000 millones de euros.El sector del metal también se salva de la quema ya que estaba sujeta a un impuesto del 50% y solo sufrirá el 15% pactado. En los próximos días los equipos técnicos de Bruselas y Washington cerrarán los detalles del acuerdo pactado en Escocia, pero una segunda fuente comunitaria avanza que “para el acero, a partir de ahora, tendremos un sistema de tarifas en base a cuotas, vinculadas a los niveles históricos de comercio”, con unos aranceles inferiores a esa tarifa base. Esta alta funcionaria europea reconoce, en todo caso, que el acero y el aluminio no serán penalizados el 1 de agosto.La UE y Estados Unidos pretenden establecer una colaboración estratégica para sus respectivas industrias creando lo que este lunes, desde Bruselas, el comisario de Comercio, Maros Sefcovic, llamó “alianza de los metales”. Durante las negociaciones, Sefcovic y su homólogo norteamericano terminaron por coincidir en que el acero y el aluminio chinos, subvencionados e inundando los mercados, son el enemigo. “Ha quedado muy claro que no somos el problema del otro. No estamos destruyendo el sector siderúrgico de Estados Unidos ni ellos el nuestro. Somos muy complementarios y sé que Estados Unidos necesita mucho nuestro acero”, afirmó el comisario europeo.Desde Escocia, Trump anunció también que la Unión Europea se compromete a comprar combustibles fósiles por un volumen de 750.000 millones de dólares,  unos 640.000 millones de euros. Es también un principio de acuerdo, porque ni la Comisión Europea ni los gobiernos nacionales tienen la potestad para imponer a las compañías privadas sus fuentes energéticas. Lo que sí hará Bruselas es seguir endureciendo las sanciones a los hidrocarburos rusos para así favorecer el trasvase hacia los estadounidenses.“Cuando hablamos de energía, significa gas, petróleo y nuclear”, detalla la primera fuente comunitaria, “ y tenemos cálculos muy robustos, la cifra [de Trump] no es que salga de la nada y muestra nuestro compromiso”. Las dos fuentes europeas hablan de las necesarias infraestructuras y mencionan el transporte por barco o las instalaciones portuarias para su importación, dejando la puerta abierta a que la UE financie de alguna manera proyectos como pueden ser los gasoductos u oleoductos transfronterizos y las plantas de regasificación.Con el acuerdo de Von der Leyen y Trump, la agricultura será considerada estratégica y disfrutará de aranceles cero, igual que los componentes aeroespaciales o determinados químicos. Bruselas ha dado su brazo a torcer para conseguir este beneficio ya que rebajará los aranceles al sector primario estadounidense. Lejos quedan las amenazas formuladas en invierno contra la soja o la carne de ternera procedentes de Estados republicanos donde Trump tiene importantes caladeros de votos.“Hemos llegado a una lista que incluye productos agrícolas, no agrícolas sensitivos o pesqueros”, relata la alta fuente comunitaria sobre la letra pequeña del acuerdo comercial con Washington. El volumen de esas importaciones del otro lado del Atlántico es de unos 17.000 millones de euros, con productos como las nueces de California, pescado procesado, lácteos o quesos.La lista definitiva de productos del campo está todavía por determinar y no se conocerá hasta primeros de agosto, pero todo apunta que los Estados Miembros conseguirán proteger sus iconos agroalimentarios, como el jamón ibérico español, los vinos italianos, el champán francés o las olivas mediterráneas.A cambio de conseguir salvar sectores emblemáticos o de gran importancia económica, la Comisión Europea ha aceptado finalmente que la Administración Trump imponga un arancel del 15% a casi tres cuartas partes de los productos europeos exportados. Concesiones que denuncia el socialdemócrata Bernd Lange, presidente del Comité de Comercio Internacional de la Eurocámara como “el precio a pagar” permitiendo que “la desigualdad quede gravada en piedra”.