Derogar las "leyes sanchistas" y "estar preparados" para las elecciones. Esos han sido los dos principales mensajes que ha querido lanzar el líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, ante el Comité Ejecutivo Nacional reunido en Génova este lunes en el que ha realizado su balance del ecuador de la legislatura. El Partido Popular cree que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, no logrará aprobar los Presupuestos —el socialista se ha comprometido este lunes a presentarlos— y pidió a los suyos que "activen el modo electoral" ante la esperanza de que esos comicios se celebren pronto. "Estaremos preparados, sean cuando sean".Además, Feijóo anunció que en septiembre el PP tendrá preparado un listado de leyes aprobadas por el Gobierno de Sánchez en los últimos siete años que derogará si llega al poder —tal y como contó infoLibre— como la ley de vivienda, la de amnistía o la de memoria, junto a otro listado de leyes "a sustituir": "Toca hacer una limpieza total. Y la haremos", aseguró. Desde la celebración del congreso del PP, Feijóo ha buscado presentarse ante la opinión pública como el próximo presidente del Gobierno auspiciado por las encuestas, consciente de que será su última oportunidad —como el mismo remarcó—. Pero en lugar de desgranar pormenorizadamente sus propuestas, ya que este lunes solo ha dado alguna pincelada, ha marcado su prioridad en "derogar el sanchismo".El conservador también dejó claro que mantendrá su estrategia de acoso y derribo contra Sánchez y no le apoyará en ninguna votación —comparta el fondo de la iniciativa o no—: "Van a tener una oposición a su medida. Este Gobierno no está en condiciones de ser ayudado por el primer partido de España, solo puede ser vigilado en el Parlamento y será derrotado en las urnas. No vamos a callar ante sus atropellos ni a picar en sus anzuelos". Un planteamiento que contrasta con su disposición a alcanzar pactos de Estado con el Ejecutivo de Sánchez cuando llegó al cargo, hace ya más de tres años. Entonces, también se comprometió a "sacar la política española del enfrentamiento" y a no participar del "entretenimiento infantil" de la política española. Feijóo confirmó muy pronto que, pese a sus declaraciones, no se mudó a Madrid para rebajar los decibelios de su antecesor, Pablo Casado, sino para profundizar en el ruido y el combate feroz. El líder del PP ha llegado a cruzar, incluso, líneas rojas, al incluir acusaciones infundadas dirigidas a personas fallecidas al sugerir sin pruebas que Pedro Sánchez habría sido beneficiado por negocios de prostitución vinculados a su suegro fallecido, como hizo en el pleno de junio. Génova ha entrado de lleno en esta estrategia a pesar de reconocer que la única información a su disposición sobre este asunto la ha leído en los periódicos, en referencia a los medios ultras que, hasta que el conservador lo lanzó en el hemiciclo, eran los únicos que se referían a dicha cuestión.En este último año el líder del PP, también ha participado en una estrategia de deslegitimación del Gobierno, cuestionando todas las instituciones que no controla: desde el Congreso —al sostener que está “secuestrado” por la presidenta Francina Armengol— pasando por el Tribunal Constitucional —al que acusan de “trabajar” para Sánchez por avalar la amnistía— hasta Correos —al poner en duda el funcionamiento del voto por correo tras el caso Leire—. El objetivo de Feijóo es erigirse como el partido de referencia anti Sánchez y evitar que formaciones como Vox crezcan para capitalizar ese "descontento". Así también se explican los intentos hacer suyos algunas banderas de los ultras empezando por la bandera antiinmigración, al vincular inmigración con delincuencia y después que la semana pasada propusiera facilitar la expulsión de los inmigrantes con residencia legal en España que delincan.El líder del PP también sostuvo que "el Gobierno de los Koldos, las Leires y las Jessicas" está "inhabilitado" para "decidir sobre el acceso al empleo público en nuestro país" para "decidir las reformas de regeneración" y "para impulsar medidas en nombre de las mujeres". "No olvidemos nunca que fue Sánchez quien le dio galones y acceso al dinero público a una manada de sinvergüenzas de los que no se separó ni para alcanzar el poder ni para ejercitarlo", señaló. El conservador, sin embargo, evitó citar el caso Montoro que ha pillado completamente desprevenida a la actual dirección del PP y que no solo afecta al exministro de Hacienda de Mariano Rajoy y de José María Aznar, sino también a gran parte de su equipo en el Ministerio de Hacienda. En un primer momento la dirección nacional del PP lo trató de minimizar asegurando que no era, ni mucho menos, tan grave como el caso Cerdán. Ahora Feijóo busca presentarse como el aladid de la transparencia: "Nosotros respetamos a la justicia para que actúe ante quien sea necesario. No nos dedicamos a señalar jueces o a intentar eliminar la separación de poderes", dijo. Pero su legado le salpica directamente, no solo por el error cometido en el congreso celebrado hace tres semanas, en el que abrazó su herencia y la de José María Aznar, sino por la decisión de incorporar a la dirección del partido a Alberto Nadal como responsable del área económica del partido, porque, aunque no haya sido imputado, fue uno de los más fieles colaboradores de Montoro entre 2016 y 2018.El líder del PP también obvió de su discurso los aranceles que Estados Unidos ha impuesto a la Unión Europea —que Sánchez asegura que respalda "sin entusiasmo"— y la situación de hambruna que viven los habitantes de Gaza por la ofensiva del Gobierno de Israel. Se trata de dos cuestiones que generan incomodidad a Feijóo, ya que para él la política exterior es un arma de guerra interna. Nunca ha tenido un perfil internacional —tampoco domina el inglés— y prefiere refugiarse en una calculada ambigüedad con lo que respecta a Donald Trump, con el que evitan confrontar, y también a la situación en Palestina. Es más, en este último caso no son pocas las veces que el PP ha defendido al Gobierno de Benjamín Netanyahu apelando a su "derecho" a defenderse. Feijóo tampoco mencionó directamente a Vox, pero sí que incluyó una alusión velada a la formación de Santiago Abascal al asegurar que alimentan la "estrategia de confrontación" junto al Gobierno al "negar" los problemas que sufre la ciudadanía. "Esa negación da alas a quienes quieren hacer la justicia por su cuenta y a quienes aprovechan la ausencia del Estado para alimentar el odio. A mí no me van a encontrar nunca en la irresponsabilidad de unos ni de otros", lanzó. Tras el congreso, el líder del PP se comprometió a gobernar en solitario si la derecha suma en las próximas elecciones generales, excluyendo a Vox de ese futuro Ejecutivo. En este último año, tras la ruptura que Abascal forzó en los gobiernos autonómicos, el líder de Vox ha incrementado la presión hacia el líder del PP. Ambas partes aseguran que mantienen una "sintonía personal" que no se aplica en el plano político. Desde el entorno del líder ultraderechista sostienen que el PP está "anticuado" y que no tiene una posición "consistente" porque continuamente está "dando bandazos" y queriendo "copiar a Vox". En ese sentido, la razón de ser de Vox es forzar al PP a radicalizar sus posiciones. Y lo están consiguiendo, tal y como se ha visto en los acuerdos presupuestarios de la Comunitat Valenciana, Murcia y Baleares.El principal logro de la extrema derecha ha sido desplazar el marco ideológico del PP en materias como la migración, el cambio climático, la vivienda, el maltrato animal, la ley trans o la propia relación con los ultras. Un giro que ha quedado plasmado en la ponencia ideológica del partido. En Madrid, Feijóo ha comprobado de primera mano las dificultades de plantear una hoja de ruta independiente de lo que haga Vox, presionado a su vez por el ala dura de su partido. Y sabe que los necesitará tarde o temprano.