"Tenemos un poco complejo de partido urbano, a veces me da la impresión de que tenemos una visión donde sólo tres meses antes de las elecciones nos enteramos de que, por ejemplo, hay diez circunscripciones que tienen cuatro escaños y ocho que tienen tres escaños. Y en esas 18 provincias puede estar el Gobierno de España". La frase es del ministro de Agricultura, Luis Planas; la pronunció en el 40º Congreso Federal del PSOE en octubre de 2021 y sirve para ilustrar una de las grandes dicotomías electorales que se han abierto en muchos países: el voto urbano frente al voto rural. Y el peso del sector del campo en este último grupo. La periodista Cristina García Casado, afincada en Zamora, conoce muy bien la realidad de Castilla y León y cree que la izquierda "ha hecho dejación de funciones" en su comunidad autónoma: "No hay una apuesta por gobernar, hay una rendición", señala, pese a que según ella misma destaca hay "un voto urbano" en Castilla y León que es del PSOE. "No es que sea imposible, es que se deja por imposible". Además, cree que hay una suerte de mitificación por "el rural", una etiqueta que asegura nadie utiliza en el campo. "Hay un desequilibrio territorial en España gravísimo, eso causa malestar tanto en las ciudades como en el mundo rural, del que la izquierda se ha desentendido".¿Pero se está deslizando el ámbito rural, en su doble vertiente de poblaciones comparativamente pequeñas y de provincias menos pobladas, hacia la derecha? Más concretamente, ¿está Vox, como suele repetirse, penetrando fuertemente en los trabajadores del campo? Según el barómetro que realizó el CIS tras las elecciones generales del 23J, el PSOE y PP fueron las opciones mayoritarias entre los trabajadores del sector primario. En tercer lugar se situó Vox, con un 16,6%, es decir, uno de cada cuatro agricultores, forestales y pescadores votó a los de Santiago Abascal, según su recuerdo de voto. Fue el tercer colectivo que más les votó, por detrás de militares y operarios, y superó en cuatro puntos el porcentaje que obtuvo la extrema derecha en el cómputo global en esas elecciones, un 12,38%. Se trata de una tendencia electoral que no solo ocurre en España, sino que impregna todo el continente con los partidos de derechas y de extrema derecha compitiendo por el voto del campo. Además, repitiendo parámetros que se escuchan desde hace tiempo como la supuesta excesiva regulación de la Unión Europea a favor de políticas verdes o el elitismo de las clases urbanas con costumbres como el veganismo. Vox, a diferencia de Podemos y Ciudadanos, es el único de los "nuevos" partidos que ha crecido homogéneamente en entornos urbanos y rurales. Ha convencido a élites urbanas, pero ha encontrado también un granero de votos en la España interior, en la España de provincias pequeñas y pueblos. En la España vacía. En la España en la que, pese a su abandono crónico por los dos grandes partidos, se pueden ganar o perder las elecciones generales. Según explica a infoLibre Agustín Huete, profesor del Departamento de Sociología y Comunicación en la Universidad de Salamanca y miembro del Colegio Oficial de Ciencias Políticas y Sociología de Castilla y León (Copyscyl), factores como el envejecimiento, el menor nivel educativo y el aislamiento "favorecen el voto a Vox, especialmente entre quienes perciben abandono institucional".García Casado coincide y explica que Vox avanza en el mundo rural español gracias a este descontento que tiene unas causas específicas detrás. "Está desapareciendo toda una manera de vivir y de ganarse la vida. Las personas que trabajan en el campo están cerca de la jubilación y no hay relevo", expone. A esto se le suma que "en las últimas décadas, las familias han pasado de poderse ganar bien la vida a mantenerse a duras penas": "Siempre hay causas reales, que en este caso la ultraderecha aprovecha, para erigirse de defensor de un mundo al que además nunca pertenecen", analiza.En las elecciones autonómicas y municipales del 28M, los de Santiago Abascal vieron que les funcionaba especialmente el flanco rural. De las 33 alcaldías que logró la ultraderecha, 20 fueron en Castilla y León y nueve en Castilla-La Mancha. Zonas con una fuerte presencia del sector agrícola, la caza y las tradiciones, y la ultraderecha lo ha aprovechado creando una red en estas zonas a través de sus concejales, pero también de sus consejeros —hasta la ruptura del pasado verano—, ya que Vox utilizó sus resultados electorales para hacerse con cuatro consejerías de Agricultura en gobiernos autonómicos.Vox ha desarrollado su propia estrategia para marcar perfil rural, con un discurso de agravio frente al progre urbanita que explota el malestar social y la incertidumbre de sectores económicos muy dependientes de la energía, como la agricultura, al tiempo que se erige en defensor tradicionalista de estilos de vida genuinos. "La sensación de agravio por el abandono rural alimenta el voto de protesta, que Vox canaliza, como han canalizado otros en otras ocasiones", analiza el sociólogo, que también señala que la extrema derecha "adapta su mensaje al contexto rural", en este caso con un discurso muy centrado en "el campo, la caza, la familia y la nación" y "se beneficia de redes clientelares más frecuentes en el contexto rural".Los de Abascal se sirven del populismo agrario, para autoproclamarse el partido de los agricultores con posiciones negacionistas del cambio climático e incluso introduciendo discursos xenófobos. Las reivindicaciones justas del sector del campo quedan, a menudo invisibilizadas por proclamas reaccionarias en contra del pacto verde, la transición energética, la agenda 2030, la lucha contra el cambio climático o la difusión de teorías conspirativas. La periodista, sin embargo, cree que la izquierda deja ese flanco a Vox y falla al no explicar "por qué se apoya la apertura Mercosur", una cuestión que los agricultores y ganaderos tienen muy presentes en todas sus protestas.La ultraderecha española tiene un voto abrumadoramente masculino en todos los ámbitos. Los titulares de las explotaciones, los que poblaban y siguen poblando esos bares rurales, esos cotos de caza, esas agrupaciones agrarias son principalmente hombres. Según recoge Funcas en un pormenorizado estudio del campo español, de las 740.000 personas que están ocupadas en el sector agrario, 177.000 son mujeres, es decir, por cada 100 hombres hay 31 mujeres. El predominio de los hombres en las actividades agrícolas y ganaderas es notorio, con el agravante de que desde la crisis económica de 2008 el sector se ha masculinizado de forma creciente, aunque García Casado recuerda que "las mujeres también han trabajado siempre en el campo de manera informal, es decir, sin tener sus derechos y sin estar reconocidas".La periodista apunta a que Vox tiene especial predicamento entre los hombres jóvenes: "Les llama más la atención votar a Vox que a lo han votado sus padres siempre, que podía ser PP o PSOE, porque no les interpela", señala. Considera que los de Abascal han "sabido entender el lenguaje de las redes sociales" y que, además, han sabido dirigirse bien al joven "tiene una gran herencia rural" en el sentido de que le gusta cazar y todas las actividades que tienen que ver con toros o con caballo. "Y no es que ese tema solo lo defienda Vox, el PP también lo hace, pero consideran que los primeros lo hacen de manera más absoluta, más convencidos".