Misterio aéreo en Constantina: militares españoles avistaron un ovni en 1968

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En la amplia colección de archivos desclasificados por el Ministerio de Defensa español, algunos documentos destacan no solo por su antigüedad sino también por el misterio que aún hoy representan. Uno de estos es el conocido como el «Expediente X de Constantina», un incidente ocurrido el 12 de noviembre de 1968 en la Sierra Norte de Sevilla , cuya naturaleza sigue siendo objeto de especulación (recogido en mi obra «Desclasificación OVNI en España). El suceso, recogido en un informe oficial del Ejército del Aire, relata la observación de un objeto volador no identificado por parte de varios militares, dejando interrogantes que más de medio siglo después aún no tienen respuesta. La observación tuvo lugar en la Estación de Vigilancia Aérea nº 3 (EVA 3) , situada en Constantina. Según el informe, a las 19:45 horas, un capitán del Ejército del Aire se asomó a la ventana de su vivienda —situada en la zona residencial de jefes y oficiales— y observó una luz intensa en el cielo, en dirección noroeste (NW). El objeto, según su estimación, se encontraba a unos 20 kilómetros de distancia y a 4.000 metros de altitud. Durante los siguientes minutos, el fenómeno mostró un patrón de comportamiento inusual como era su brillo que disminuía gradualmente hasta parecerse al de una estrella débil, para luego intensificarse nuevamente. Este ciclo se repitió varias veces, y en ciertos momentos se observó un desplazamiento lateral y una aparente retirada del objeto . Además del capitán, cinco testigos más observaron la escena desde el mismo punto. El informe destaca que todos los observadores estaban altamente familiarizados con la identificación visual de aeronaves —dado su trabajo en una base aérea—, lo que potencia la credibilidad de su percepción de que no se trataba de un avión o helicóptero convencional. No obstante, el documento también advierte que, al tratarse de una luz sin forma definida, las estimaciones de distancia, altura y rumbo deben considerarse como subjetivas y de baja fiabilidad. El informe técnico, firmado por un oficial de inteligencia del Mando Operativo Aéreo (MOA) en marzo de 1993, 25 años después de los hechos, incluye varias observaciones destinadas a poner el suceso en contexto. Por un lado, señala que tanto los faros de aterrizaje de los aviones como los proyectores de búsqueda de helicópteros pueden superar en brillo a Venus, uno de los objetos celestes más luminosos del cielo nocturno. También aclara que estos dispositivos son direccionales, por lo que una maniobra de viraje podría crear la impresión de un cambio de intensidad en la luz observada. Sin embargo, no todo en la observación encaja con explicaciones convencionales. El movimiento pendular del objeto —una oscilación hacia los lados mientras permanecía en el aire— no es característico de aeronaves conocidas. Además, se descarta a Venus como posible responsable del avistamiento, ya que en el momento del suceso se encontraba en dirección suroeste (SW), a apenas cinco grados sobre el horizonte, mientras que el objeto fue visto en dirección noroeste. Otra posible candidata, la estrella Vega , estaba en la zona correcta del cielo (W-NW), pero a una elevación de unos 50 grados, lo que no coincidía con la percepción del fenómeno. El informe concluye que no se disponen de datos suficientes para aventurar un origen del fenómeno. Además, no se realizó una investigación posterior más allá de la observación inicial. Dado que el incidente no presentaba implicaciones estratégicas o de seguridad, se decidió que no era necesario mantenerlo como materia clasificada. A más de cinco décadas de distancia, el expediente X de Constantina sigue siendo un enigma. Si bien el informe militar sugiere explicaciones técnicas que podrían justificar algunas características de la luz observada, también admite que ciertos aspectos —como el movimiento pendular y el comportamiento intermitente del brillo— no son fácilmente atribuibles a aeronaves o cuerpos celestes conocidos. Este tipo de incidentes, en los que observadores entrenados informan de fenómenos sin explicación clara, alimentan el debate en torno a los llamados Ovnis o –como hoy se les llama- UAPs (fenómenos aéreos no identificados). La falta de una forma discernible, la variabilidad en el brillo y la ausencia de un patrón de vuelo convencional son rasgos que se repiten en numerosos informes de todo el mundo. Entre las posibles causas del fenómeno se barajan errores de percepción, reflejos atmosféricos, pruebas militares clasificadas o incluso eventos astronómicos poco comunes. Sin embargo, ninguna de estas explicaciones se puede afirmar con certeza en este caso. Lo más llamativo es quizás la reacción institucional: un documento redactado con rigor, sobriedad y sin juicios de valor apresurados, que reconoce tanto las limitaciones de la observación como la imposibilidad de llegar a una conclusión definitiva. El expediente de Constantina es, en ese sentido, un ejemplo de cómo lo desconocido puede «entrar» –ser visto- por la ventana de un militar y dar lugar a la apertura de un expediente OVNI que deja más preguntas que respuestas. Un eco de luz que, aunque se apagó aquella noche de noviembre de 1968, aún sigue brillando en la memoria de los archivos militares españoles más misteriosos. *Si has vivido alguna experiencia extraña no dudes en escribirnos y contárnosla a contacto@josemanuelgarciabautista.net