La intervención del equipo de Arquillo a la Macarena fue comentada por casi todo el mundo cuando la Virgen se repuso al culto el pasado 21 de junio. Paradójicamente, quienes menos se mojaron al respecto fueron los más entendidos en la materia, es decir, los expertos en restauración y conservación de arte, que tiraron de prudencia y prefirieron esperar a conocer los informes correspondientes. Ahora, los hermanos han podido conocer en el cabildo extraordinario cuál es el estado de la imagen y el grado de afección de la actuación -y de la dejadez- de Arquillo sobre la misma tras las pruebas diagnósticas realizadas por el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH), información compartida por este periódico y que la hermandad también ha hecho ya pública. Ante esta circunstancia, ABC ha vuelto a ponerse en contacto con algunos de los nombres más destacados del sector para conocer sus impresiones. Fernando Aguado , que estuvo presente en el cabildo y escuchó con atención las explicaciones y las propuestas del IAPH y Pedro Manzano, señala con contundencia que son «correctas y objetivas, nada se sale de lo que debe ser» y que, por tanto, no puede «rebatir nada». Tampoco duda de la «profesionalidad de Pedro Manzano», por lo que está seguro de que el proceso cuenta con garantías. El imaginero y restaurador, que acaba de entregar al Cautivo de Santa Genoveva de vuelta al Tiro de Línea, recalca además la importancia de que exista una comisión de seguimiento , como va a ocurrir en la nueva restauración, que «se acuerden las cosas con la hermandad para evitar sorpresas» y que se tomen «pautas consensuadas entre el restaurador y la comisión» aunque la última palabra la tenga siempre él. Aguado también es tajante acerca del estado de conservación de la imagen y llama a la calma a todos los hermanos y devotos de la Macarena: «He notado un cierto alarmismo por parte de los periodistas. La Virgen no presenta un estado malo, tiene dos patologías puntuales y una posible patología de pudrición que debe estudiarse. El xilófago, además, es algo común que puede llevar mucho ahí sin estar activo». Por todo ello, asegura que «no se puede alarmar» y mantiene la tranquilidad sobre la imagen. Enrique Gutiérrez Carrasquilla , quien en octubre se encargará de las labores de conservación de las imágenes titulares de los Panaderos, mantiene que la intervención de Arquillo fue «más de restauración que de mantenimiento». El conservador y restaurador, que pese a ser hermano de la Macarena no estuvo presente en el cabildo, confiesa no ha leído con detenimiento el informe del IAPH, pero por lo que ha podido conocer sobre lo ocurrido en el cabildo, señala que «la junta de gobierno ha recapacitado. Rectificar es de sabios, y el procedimiento que se está siguiendo ahora es el correcto , a diferencia del anterior», por lo que llama a la calma a los hermanos. Respecto al aspecto de la Virgen de la Esperanza tras la intervención de Arquillo, Carrasquilla sigue con la opinión de que «visualmente lo que más afectó fueron las pestañas» , asegurando que, si no se hubieran presentado en un primer momento de esa forma, «no se habría llegado a esto». Lo cierto es que, sin el impacto provocado en un primer momento por las pestañas, es muy probable que la intervención hubiera pasado por buena y no se hubieran conocido las modificaciones realizadas a la talla ni los problemas que arrastraba. Sobre la limpieza de la imagen, apunta que «no la ve mal» y que es «un criterio muy subjetivo», y que por desconocimiento no puede ahondar más en el asunto al no saber si el disolvente empleado fue más o menos agresivo. Estas impresiones se suman a las explicaciones dadas por el jefe del centro de intervención del IAPH, José Luis Gómez Villa , y el conservador que restaurará a la imagen, Pedro Manzano , quienes dieron buena cuenta de las modificaciones sufridas por la talla así como de los problemas no atendidos que acumulaba y que debían ser solventados. Todo ello será durante las labores que el propio Manzano , supervisado por el IAPH y dos comisiones de seguimiento , realizará durante unos tres meses.