Por: Diego G. RuizEl escritor murciano J. de Haro, electricista de profesión, presenta su primera novela “Eco de Verdad”, una historia que nace de lo mucho que al autor le ofende que la mentira se haya convertido en una moda social. Para él, “escribir fue conectar con un circuito interior”. En su primera obra irrumpe un virus creado para poner la mentira en su sitio. “Si mentir enferma a una sociedad entera, ¿Por qué no deberían enfermar a quienes causan esa enfermedad?”, se pregunta en uno de los fragmentos de la novela.Pregunta: – Irrumpes en el mercado literario con una primera novela titulada “Ecos de Verdad”. ¿Qué necesitas expresar a través de la literatura?Respuesta: – A través de la escritura he podido expresar una inquietud que llevo tiempo sintiendo: la mentira se ha instalado en nuestras vidas como algo aceptado, normal, casi cotidiano. De esta manera puedo denunciarlo sin alzar la voz, invitar a la reflexión sin imponer, y lanzar una pregunta al lector: ¿Cómo sería el mundo si dijéramos siempre la verdad? “Eco de Verdad” nace de esas necesidades de imaginar otra realidad… y de desafiar la que tenemos. P: – Siendo electricista de profesión, ¿qué te lleva a dar el salto a la literatura?R: – Siempre he trabajado con las manos, resolviendo problemas reales y concretos. Pero en algún momento, las ideas que tenía en la cabeza pedían salir. No fue algo planeado, simplemente una noche empecé a escribir lo que llevaba tiempo rondándome: una historia que hablara de la mentira, de la verdad y del impacto que pueden tener. Escribir fue como conectar otro tipo de circuito, uno interior. Y al final, esa chispa se convirtió en una novela. P: – ¿Qué piensas de las falsas noticias?R: – Vivimos en una sociedad en la que cada vez es más difícil distinguir la verdad de la mentira. Las noticias falsas no solo desinforman, sino que también crean división, miedo y desconfianza. Lo preocupante es que a veces no vienen de desconocidos o de fuentes marginales, sino de quienes deberían darnos ejemplo: políticos, figuras públicas, incluso instituciones. Nos gobiernan personas que cobran de nuestros impuestos, pero que nos mienten sin consecuencias, o al menos es mi impresión. Esta sensación de impunidad y de normalización de la mentira fue una de las semillas que me empujaron a escribir “Eco de Verdad”. Necesitaba imaginar un mundo donde esa verdad, silenciada tantas veces, volviera como un eco imparable.P: – ¿Estamos en la era de la mentira? ¿Hoy la mentira se aplaude?R: – SÍ, por desgracia. Creo que estamos en un momento donde mentir ya no es algo que se esconda, sino que, en muchos casos, se justifica e incluso se premia. Hay políticos que mienten en campaña y luego incumplen todo lo prometido, y aun asi son reelegidos. Hay influencers que construyen una vida falsa en redes y ganan dinero con ello. Hemos perdido la capacidad de indignarnos con la mentira, y eso es gravísimo. Por eso escribí esta novela: como una forma de decir “basta ya”.P: – ¿Las redes sociales son un foco del virus de la mentira?R: – SÍ, totalmente. Las redes sociales han amplificado la mentira a una escala que antes era impensable. Cualquiera puede decir lo que quiera, sin pruebas, sin consecuencias, y si tiene el mensaje adecuado, se viraliza en segundos. Las verdades contrastadas se hunden en el algoritmo mientras las mentiras llamativas se disparan. Por eso, en “Eco de Verdad”, el virus se mueve a través de las redes: porque es ahí donde más daño hacen las mentiras…y donde también podría quizá empezar la cura.P: – En tu novela surge un virus para castigar la mentira. ¿Cómo se da esta forma de castigo?R: – El castigo no es violento, pero si implacable. El virus actúa como un espejo digital y biológico que devuelve la verdad a quienes han mentido, dejándolos expuestos. En la novela, Eco identifica la mentira y la refleja de forma pública: a veces con síntomas físicos, otras con consecuencias sociales. No se trata de venganza, sino de justicia. La idea es que quien se aprovecha de la mentira para manipular o engañar, reciba de vuelta el Eco de lo que ha provocado.P: – Describe los personajes de tu historia y qué tienen que ver con la verdad y con la mentira.R: – Los personajes principales son personas normales que arrastran errores del pasado. Pedro, por ejemplo, está cansado de ver como se premia la mentira desde arriba, y decide actuar. Marc e Irene, cada uno desde su campo, ponen el conocimiento al servicio de un cambio que parece imposible. Y Raúl, quizás el más humano, carga con culpas que aún no ha perdonado en sí mismo. Todos ellos representan una reacción diferente ante la verdad: unos la buscan, otro la esconden, y algunos la temen. Pero en todos hay una transformación cuando descubren que la mentira no solo destruye a los demás, sino también a uno mismo. P: – ¿Recuerdas alguna gran mentira pública que te haya ofendido mucho?R: – Me ofendió especialmente el caso de las de las maletas de Delcy Rodríguez. Se dijeron tantas versiones distintas, incluso desde las instituciones, que uno se pregunta: ¿Cuál es la verdad? Porque versiones puede haber muchas, pero la verdad solo es una. Y cuando los que deberían dar ejemplo de trasparencia son los que más confunden, uno se siente insultado como ciudadano. Esa sensación de estar siendo tratado como tonto fue en parte, lo que encendió en mí la chispa de esta novela.P: – ¿Te imaginas que en un futuro alguien copie el argumento de tu novela y se invente un virus para castigar la mentira? R: – Me lo imagino…. Y casi lo deseo. No como un castigo real, por supuesto, pero sí como una herramienta simbólica que haga reflexionar a la sociedad. Si alguien tomara la idea y la usara para inspirar más verdad y menos engaño, me parecería un triunfo. La mentira está tan presente en todos los ámbitos –política, redes sociales, relaciones personales – que cualquier intento de combatirla con creatividad me parece necesario.P: – ¿Algún fragmento de tu novela que te gustaría dejar para quien no la haya leído?R: – Hay una frase que resume el espíritu de la novela y que muchos lectores me han señalado como clave:“Si mentir enferma a una sociedad entera, ¿Por qué no deberían enfermar a quienes causan esa enfermedad?”Es una pregunta incómoda, lo sé. Pero creo que en esa incomodidad nace la reflexión. Porque al final, “Eco de verdad” no es solo una historia, es un espejo. Y cada lector verá en él cosas diferentes. O al menos esa era mi intención.La entrada J. de Haro, de la electricidad a la literatura:“Necesitaba imaginar un mundo donde la verdad volviera como un eco imparable”. aparece primero en El Placer de la Lectura.