"Aquí no había nada, dentro de la nave estaba todo hueco, sin todo esto que se ve ahora. A todo lo largo, estaba vacía y metíamos los fardos de tabaco que llegaban por tren, cada uno pesaba 120 kilos y lo llevábamos en carretilla", dice Antonio Montiel, a punto de cumplir 92 años y antiguo trabajador, durante 39, de los Depósitos de Tabacalera en el barrio de Loreto.Este martes, a partir de las 12 horas, comenzaban las dos jornadas de puertas abiertas para que "los gaditanos lo hagan suyo" según el alcalde Bruno García y, previamente, lo conozcan.La iniciativa de presentarlos al vecindario obtuvo gran respaldo, con colas antes de la apertura al mediodía y un amable equipo de guías que reparte folletos informativos además de dirigir visitas llenas de datos y comentarios históricos.Antonio Montiel, 91 años: "Dentro de estas naves estaba todo hueco, metíamos los fardos de 120 kilos de tabaco que llegaban por tren"Entre los primeros visitantes destaca un alto número de antiguos trabajadores de un recinto industrial inaugurado en 1912 y que funcionó como almacén de las hojas de tabaco que procesó la fábrica de la Cuesta de las Calesas (hoy Palacio de Congresos) durante varias décadas del siglo XX.Esa función -la fabricación de puros, cigarros y cigarrillos- pasó en los años 80 a una factoría en la Zona Franca -casi al pie del primer puente sobre la Bahía, el de 1969- y finalmente se trasladó a Logroño para luego desaparecer, en esta última etapa bajo la denominación industrial de Altadis.Tres de los visitantes bajan tras conocer las salas de la altura superior. MANU GARCÍA"Toda la maquinaria que había en Cádiz se la llevaron a Polonia, creo que allí la compraron por cuatro perras", recuerda Antonio Montiel. Los recuerdos están por todas partes aunque no se ven. El antiguo trabajador acaba de coincidir con Clara Cisneros, que incluso vivió en el recinto cuando era niña porque su padre era uno de los responsables.Carmen y Benito, octogenarios, se emocionan al conceder entrevistas a emisoras de radio locales mientras miran hacia el techo y alrededor, como si buscaran restos de lo que aquello fue cuando lo pisaban a diario para ganarse la vida con el tabaco "que venía de Filipinas".Ese pasado de ciudad industrial en una España más fumadora se mezcla con el futuro. La memoria, con el pronóstico esperanzado. Todos los visitantes comparten una alegría discreta ante lo que parece un pequeño triunfo comunitario. Uno de los pasillos que conecta todas las salas a lo largo de la nave longitudinal. MANU GARCÍA"Que lo aproveche la gente joven, aquí se pueden hacer muchas cosas, es muy bonito verlo ahora porque cerrado no servía para nada", dicen todos los veteranos en conversaciones distintas. El interior de las naves tiene dos alturas. La superior concentra la mayoría de piropos y gestos de aprobación.La inaguración definitiva de esta primera fase, la visitable ahora, debe llegar con el otoño venidero. Ya en primavera de 2026 deben estar culiminadas también las obras, gemelas, de las otras dos naves paralelas, de la segunda mitad. Ambas áreas están separadas por un amplio pasillo cubierto de arcos fabriles y buscado efecto de óxido, los antiguos andenes.Antonio Montiel, de 91 años, trabajó durante 39 en estos antiguos almacenes de tabaco. MANU GARCÍAEste área central, casi con cien metros de largo, despejada salvo por un árbol artificial que se ilumina, es un área que permite fantasear a todo el que lo descubre: "Aquí se hacen unos conciertos chulísimos", se le escapa a Toñi, que acompaña a su madre mayor.Desequilibrio histórico en PuertatierraAunque los antiguos empleados no lo sepan, los Depósitos de Tabacalera reconvertidos en centro cultural, empresarial y social vienen a paliar una injusticia histórica. La mitad más poblada de la ciudad de Cádiz -llamada Puertatierra o Extramuros- apenas tiene espacios públicos en los que celebrar eventos de cualquier naturaleza.Ese desequilibrio se produce pese a que agrupa, desde finales de siglo XX, a más de la mitad de la población de la ciudad: casi 70.000 habitantes frente a los 40.000 del casco antiguo.Los Depósitos de Tabacos vienen a paliar la llamativa falta de equipamientos públicos en la zona más habitada, Extramuros, con 70.000 de los 110.000 habitantes que le quedan a CádizCon todo, carece de escenarios o salas de carácter público en las que organizar cualquier tipo de acto. La biblioteca Adolfo Suárez o la de la Escuela de Enfermería, los auditorios de los grandes colegios concertados (Salesianos o San Felipe Neri) son los únicos que pueden suplir esa función. Cine ya sólo sobrevive uno, en el centro comercial El Corte Inglés.Ahora, estas dos naves alargadas y sorprendentemente diáfanas, decoradas en colores muy claros y con llamativos ventanales en su extremo a la avenida de la Sanidad Pública, más el espectacular pasillo central cubierto, pueden representar con brillo ese papel vacante.Agradecimiento al alcalde anteriorEl camino ha sido largo. Tres gobiernos municipales distintos han intervenido. Bruno García se mostró muy agradecido, de forma reiterada, tanto a los equipos de Teófila Martínez (que logró la propiedad del amplio espacio en octubre de 2012) como a los de José María González Santos.Respecto a su predecesor, el actual alcalde recordó en varias ocasiones que dirigió a los concejales y funcionarios "que solicitaron los fondos europeos y proyectaron todo esto, ahora nos toca a nosotros culminar y ejecutar pero todos estamos de paso. Serán los gaditanos los que lo disfruten y le den uso", detallaba el actual alcalde.Ventanal en la planta superior, en el extremo cercano a la avenida Sanidad Pública. MANU GARCÍAEl concejal de Urbanismo, José Manuel Cossi, y la delegada de Comercio, Turismo y Fomento, Beatriz Gandullo, y la subdelegada del Gobierno, Blanca Flores le acompañaban en esta primera visita ritual.El espacio cultural Depósitcs de Tabacalera en su conjunto, la mitad ahora presentada y la que estará lista el año que viene, ocupa 4.395 metros cuadrados. Devolverles la vida que ahora puede observarse ha costado 4,5 millones de euros de fondos europeos (plan Edusi) más dos que han salido de las cuentas municipales.Salas de reuniones, juego y estudio se extienden a lo largo de la nave en dos alturas. MANU GARCÍALa zona interior, dividida en salas de paredes transparentes con nombres de elementos naturales como "agua", "fuego" o "tierra", parecen dedicadas al público infantil y juvenil, servirán de bibliotecas, como reclamadas salas de lectura y estudio, ludoteca, videoteca y una sala de reuniones.Una gran parte -hay sitio para muchas ideas- será dedicada a salas para coworking o trabajo digital, para cursos y sesiones de formación o actualización profesional de ciudadanos con una edad media algo más alta.Parte de un complejo para revitalizar la zonaEl alcalde de Cádiz resaltaba en esta presentación que los Depósitos de Tabaco presentados o en obras serán colindantes con la futura Ciudad de la Justicia y a la construcción del edificio de viviendas más alto de la ciudad, renta libre, más una promoción de pisos protegidos. Todo eso ocupará el frontal de la manzana que da la avenida de la Sanidad Pública."Cualquier metro público de la ciudad de Cádiz tiene que estar aprovechado" insiste Bruno García en su empeño de mostrar actividad constructora y transformadora en los dos años que le quedan a su primer mandato.Visitantes entran en la nave ya restaurada. La gemela, a la derecha, se anuncia para marzo. MANU GARCÍAEl área, incluyendo esos futuros equipamientos y unos jardines de tamaño medio, separa a distancias diferentes los barrios de Loreto, Puntales y Cerro del Moro. Todos los representantes públicos son conscientes de la importancia de dotar de recursos a una de las zonas más deprimidas de la ciudad."Proyectos como este demuestran la importancia de la colaboración entre administraciones para el bienestar de los ciudadanos, la calidad de vida en nuestras ciudades y pueblos", resalta la subdelegada Blanca Flores, en representación del gobierno que ha mediado con los esenciales fondos europeos.