Inditex y el abismo salarial: su consejero delegado ganó 295 veces más que la media de sus empleados

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La brecha salarial dentro de una empresa puede medirse sobre distintos parámetros, como el género o las categorías profesionales. Pero más allá de esto, dentro de una misma compañía, las diferencias llegan a ser abismales cuando se pone en la misma tabla a directivos y empleados. En las grandes compañías cotizadas, aquellas que suelen remunerar más generosamente a sus consejeros, el grueso de los empleados necesitaría varias vidas y muchos miles de euros para llegar a las rentas que cobran sus superiores. De hecho, un estudio reciente constató en Estados Unidos que esta dinámica había ido al alza: en 2023, los directores ejecutivos de las empresas más grandes del país cobraron 290 veces más que un trabajador típico, en contraste con 1965, cuando cobraban 21 veces más, según un documento del Economic Policy Institute. En España, algunas empresas del Ibex se mueven en estos rangos. Dentro del selectivo, 13 empresas aumentaron en 2023 esta brecha y 20 la redujeron, de acuerdo con el Informe sobre indicadores de buen gobierno de las empresas del Íbex 35. Al analizar los balances de cuentas que presentan las cotizadas españolas, las que tienen una mayor disparidad entre su persona mejor pagada y la remuneración media de la plantilla son Inditex, el banco Santander, Telefónica y las constructoras Sacyr y ACS. Una de las que cerró parte de esa brecha es Inditex, y, sin embargo, sigue siendo una de las más desiguales. Óscar García Maceiras, consejero delegado del gigante textil, ganó 11,21 millones de euros el año pasado, 295 veces más que los 38.000 euros que ganan, de media, sus trabajadores. Inditex es la empresa con mayor capitalización bursátil del selectivo español. El conjunto de sus acciones tiene un valor total de más de 138.600 millones de euros y la lista de cifras vertiginosas sigue: 5.866 millones de beneficios, 38.632 millones en ventas, 162.083 empleados… unas cuantías difíciles de ponderar para la mayoría de los mortales. Si se salta de la macroeconomía hacia los salarios, el de Maceiras es el más abultado y ha crecido un 8,6% en el último año, según el informe de remuneraciones de la CNMV. Le sigue Marta Ortega con un millón. Por la base, los empleados ganaron 38.000 euros de media y sus retribuciones crecieron un 5,5% con respecto al ejercicio previo. Si se observa el desglose de las remuneraciones por clasificación profesional que aparece en las cuentas anuales de la compañía, en la base se encuentran los denominados como “especialistas”, con un sueldo medio anual de 26.434 euros, un poco encima están los “responsables”, con una remuneración de 47.467 euros y en la parte superior aparecen los “directivos”, que reciben, de media, 85.586 euros. Si se toma la clasificación por edades, no hay demasiadas sorpresas y las personas de más de 50 años son las que más ganan, llegan hasta los 66.132 euros. En la base, los menores de 30 se quedan con unos ingresos de 22.740 euros. Es precisamente en el grueso de la masa salarial de la empresa, dónde la actividad sindical y las reclamaciones de los trabajadores tratan de ir corrigiendo brechas más salvables que la que les separa de su CEO. “Este año hemos conseguido que en todo el territorio y en todas las cadenas, se pudiera descansar en fin de semana al menos una vez al mes”, cuenta Rosa Galán, representante de Comisiones Obreras, el sindicato mayoritario dentro de Inditex. Y entre las reivindicaciones sindicales, destaca una: “Llevamos tiempo pidiendo en todas las mesas un reparto de beneficios para todas las plantillas. Las cifras son bestiales y queremos que siga siendo así, pero pedimos un reparto más equitativo”, matiza Galán. Actualmente, explica, cada tienda tiene unos objetivos a cumplir y dependiendo de las ventas pueden cobrar más, pero no tienen una remuneración ligada a los beneficios de la empresa. “Es algo que pedimos para todos los trabajadores, tanto en tiendas, como fábricas o logística”, concluye. De hecho, el año pasado, esta reivindicación llegó a las calles en forma de manifestaciones por parte de las trabajadoras, que en caso de Inditex son mayoría. Pedían que el reparto de beneficios, que pulveriza récords año tras año, llegase a las platillas. Los sindicatos UGT y Comisiones Obreras convocaban en marzo de 2024 concentraciones en más de una veintena de tiendas para "hacer reaccionar a la empresa", señalaba en aquel momento el representante sindical de UGT. Aunque en esta materia su lucha aún continúa. Las grandes empresas, más si se trata de multinacionales, son casi sociedades en sí mismas, con estructuras laborales complejas y diferentes en cada territorio o en cada filial de la compañía. Además, el trabajo sindical y la representación de los trabajadores suelen convertirse en actividades que, muchas veces, van más allá de una marca, una comunidad e incluso un país. Rosa Galán conoce bien este trabajo y explica que las reclamaciones de los trabajadores siempre han ido orientadas a conseguir condiciones laborales unificadas dentro de las diferentes marcas del grupo como son Zara, Pull&Bear, Massimo Dutti, Bershka o Stradivarius, entre otras. “Lo que hicimos fue crear una serie de salarios mínimos garantizados”. “Hace un año se produjo un antes y un después porque partíamos de que cada centro de trabajo, cada provincia y cada cadena de la marca tenía un convenio diferente. Era una situación curiosa porque trabajando en el mismo centro comercial, en tu tienda había unos horarios y unas condiciones y en la puerta de al lado —aun siendo del mismo grupo— había otras totalmente diferentes”, explica la delegada. Ahora, cuenta, ha logrado un acuerdo que otorga a cada empleado unas condiciones mínimas unificadas de partida, independientemente de la marca o la comunidad autónoma. Otro de los frentes ha sido conseguir que al menos un descanso al mes fuera en fin de semana. Una medida, explica, que se enmarca en el plan de igualdad y que define como “un avance increíble en conciliación”, sobre todo para quienes tienen que encajar sus horarios laborales con los de sus hijos. Pero más allá de lo que ya han batallado y de las demandas sobre el reparto de beneficios, Galán da algunas pistas de sus reivindicaciones actuales y la forma en que se trabaja en el sector textil. “El año que viene nos toca renegociar el acuerdo estatal para actualizar las cuantías de los salarios y ver como ha sido la implantación”, explica la responsable de Comisiones Obreras. Además, señala que uno de los grandes males del sector es la parcialidad no deseada: “es una práctica habitual que los contratos a tiempo completo no sean la norma y nosotros lo que queremos es un mínimo de horas de contratación para corregir esta tendencia”, concluye. Inditex es un grupo que opera en casi un centenar de países y eso ha llevado a los representantes sindicales a comenzar a trabajar a nivel europeo y coordinarse con otras regiones del mundo. “Hace un año creamos un Comité Europeo en el que también están representados los compañeros de industria, logística o fábricas y evaluamos como se está trabajando en el grupo en cada lugar”, explica la representante de Comisiones Obreras. Y aunque los marcos de legales de cada país son diferentes, desde el comité señalan que es “importante” que los trabajadores sepan las otras realidades dentro del grupo. Pero además de las plantillas propias, la compañía trabaja con proveedores de diferentes países, sobre todo en Asia: Bangladesh, India, Turquía, Vietnam o Camboya, entre otros. Una actividad que ha sido muy cuestionada debido a las condiciones precarias en las que trabajan las personas que crean muchas de las prendas que luego se venden en Occidente. De hecho, un informe publicado por el Centro de Información sobre Empresas y Derechos Humanos (Bhrrc, por sus siglas en inglés), señalaba el año pasado que fábricas textiles de Myanmar se habían constatado despidos tras dar a luz, insultos, horas extra que no se pagan o llamadas de los empleadores a los militares para que intimiden a los trabajadores. La peor cara de unas cadenas globales de suministro que, de acuerdo con el informe, afectaba a compañías como Primark, Kiabi, C&A, Adidas, Guess, Mango y la propia Inditex.