Señal: demandas de propiedad intelectual contra imágenes generadas por IATendencia: automatización de la creatividad, expansión de slop sin significado humanoEn un tribunal de California, los abogados de Disney y Universal presentaron en las últimas semanas una demanda inusual. No acusan a un artista ni a un estudio, sino a una inteligencia artificial o, al menos, a la empresa que la habilita. La plataforma Midjourney, especializada en generación de imágenes a partir de texto, habría permitido a usuarios producir versiones no autorizadas de personajes protegidos como Elsa, Darth Vader o los Minions. La acusación no es por copia directa, sino por “recreación generativa” –una frontera difusa donde el enunciado “Elsa como guerrera cyberpunk en el Ártico” basta para generar una imagen reconocible, convincente y estéticamente lograda.Este episodio no es una anécdota aislada. Simboliza el ascenso de una nueva forma de creación donde el lenguaje escrito opera como instrumento de fabricación. El prompt –esa breve instrucción que antes apenas orientaba un resultado– se ha convertido en un acto generativo pleno. Hoy basta una frase para engendrar una imagen que antes requería días de diseño.Este cambio tiene implicaciones legales, éticas y culturales profundas. En México, el debate llegó a su punto más álgido este mes. La Segunda Sala de la Suprema Corte aprobó un proyecto de sentencia que sugería que las obras generadas exclusivamente por inteligencia artificial debían considerarse parte del dominio público. La reacción fue inmediata: artistas, juristas y tecnólogos advirtieron que esa visión ponía en riesgo la protección legal de cualquier contenido generado con IA, incluso si mediaba intención o criterio humano. Ante la presión pública, la Corte emitió una nota aclaratoria: ese criterio sería retirado del texto definitivo de la versión final, cuyo engrose se espera para el 6 de agosto. Pero la inquietud persiste. Aunque se suprima la mención explícita al dominio público, si ninguna persona puede reclamar autoría, el efecto práctico sería el mismo: cualquier imagen generada por IA podría quedar libre para su uso sin atribución ni control. La frontera entre obra humana y artificial, ya de por sí borrosa, se vuelve legalmente inasible.Paradójicamente, mientras la inteligencia artificial se vuelve más capaz de generar contenido con una precisión asombrosa, algo esencial comienza a diluirse del lado humano. No hablamos sólo de derechos de autor, sino de la experiencia misma de crear. El lenguaje, que alguna vez fue un puente entre lo que sentimos y lo que expresamos, empieza a comportarse como una interfaz automática: traduce intención en resultado sin necesidad de atravesar cuerpo, memoria ni emoción. En ese atajo, el contenido puede parecer impecable… pero no toca nada verdadero. Porque si producir ya no exige atravesar un proceso, aunque ganemos en eficiencia, perdemos en conexión. Lo que desaparece no es la forma, sino el asombro.México no está preparado para esta transición. No contamos con una política de inteligencia artificial centrada en la cultura o la creatividad. No tenemos marcos de propiedad intelectual adaptados a esta nueva realidad. Tampoco espacios públicos donde se experimente y se dialogue sobre estos dilemas. Seguimos operando con lógicas del siglo XX en un terreno simbólico que ya ha mutado.Algunas propuestas que podrían apuntar a una dirección constructiva son: crear un registro público de prompts como acto creativo que reconozca que hay intención, estilo y valor en el enunciado; distinguir legalmente entre lo generado íntegramente por IA y lo cocreado con dirección humana, con consecuencias claras en términos de propiedad; y abrir laboratorios ciudadanos donde se exploren estas herramientas no como amenaza, sino como lenguaje emergente.Si la palabra se vuelve acto, necesitamos reaprender a nombrar con responsabilidad. Si las imágenes ya no vienen de la mirada, sino del código, necesitamos nuevos espejos. Tal vez, en un mundo donde decir es hacer, el verdadero peligro no es la máquina que crea, sino el humano que deja de imaginar por sí mismo.The post Obras sin autor, imágenes sin alma first appeared on Ovaciones.