“Escupir al cielo”

Wait 5 sec.

“Claro que sabía y fue quien dio la instrucción… (Felipe Calderón), claro que sabía y fue quien dio la instrucción…”.Dos veces lo aseguró Adán Augusto un día 24 de febrero del año 2023 en Ciudad Juárez, referente a las relaciones criminales entre quien fuera secretario de Seguridad federal y el expresidente Felipe Calderón.El hoy senador morenista acusaba abiertamente al exmandatario de los vínculos delictivos de los que hoy Genaro García Luna ha sido juzgado.Reza el dicho que “el que al cielo escupe, en la cara le cae”. Ahora le toca al flamante senador dar una explicación medianamente convincente de lo mismo que él se hartó de señalar, con una pequeña agravante: ser el responsable directo de la violencia irrefrenable en el estado que gobernó con el posicionamiento de un grupo muy violento, aliado a su exsecretario de Seguridad, hoy prófugo; pero, además, la impunidad protegida desde la Secretaría de Gobernación y luego el Senado.Desde el año 2019 a la fecha, en ese estado, que permanecía relativamente estable, pareciera que se dio carta abierta para terminar con el orden, la paz pública; la protección de vida, integridad y patrimonio de millones de tabasqueños (as) que debieron ser receptores de esa garantía de seguridad que el también líder de la bancada morenista en el Senado juró proteger como mandatario.Hernán Bermúdez Requena, conocido también como el Comandante H, secretario en la gestión antes señalada, fue nombrado en diciembre de 2019 y permaneció en el cargo hasta enero de 2024; cinco años (por lo menos documentados) empoderando al poderoso Cártel Jalisco Nueva Generación y su célula La Barredora.Bermúdez es investigado por delitos como asociación delictuosa, extorsión y secuestro, según confirmó Omar García Harfuch, secretario de Seguridad de la Federación.¿Cuántos gobernadores? ¿Cuántos políticos y desde cuándo han permanecido bajo estos vínculos? Hace algunos años, en otro medio y red social, escribía sobre las sorpresas políticas y criminales que saldrían a la luz pública al final del sexenio de Andrés Manuel, y prácticamente fui linchado por los lectores, acusándome de todos los calificativos que hoy nos dividen como mexicanos.¿Qué explicación profunda y con sentido podría dar la clase política mexicana sobre la razón de este drama violento de su connivencia con la delincuencia organizada y que se repite sexenio tras sexenio?¿Que son casos aislados? Yo diría, ¿cuántos tenemos que tolerar por partido político? ¿En qué niveles y dimensiones? ¿De presidentes, secretarios y gobernadores?Hay dos caminos igual de patéticos. Si el senador no sabía de estos vínculos es inepto y, si lo sabía, es corrupto. No cabe un tercer calificativo, y juntos son un explosivo de impunidad, inseguridad y crisis.La ausencia del principio de fraternidad y solidaridad que cité en la entrega pasada queda aquí de manifiesto. Los grupos o castas familiares políticos compiten, gobiernan, se relacionan y negocian sus enriquecimientos muchas veces ilegítimos, a pesar de sus ideologías opositoras; se cubren, se protegen, se apoyan, pero cuando uno de ellos es textualmente descubierto, lo dejan solo. Si lo hacen así con uno de sus principales integrantes, ¿qué no harán con los ciudadanos? Ya vimos, lo sabemos, entregar un estado, un país al amparo de la delincuencia organizada.¿En verdad seremos más los buenos? Si este tipo de personas que “nos representan” cometen actos criminales habituales, ¿deberán ser considerados políticos legítimos pero ilegales? ¿Es lo que quieren sus electores? ¿Vivir en un México fallido?Somos un país que ha normalizado la corrupción política sin medir las consecuencias de estos efectos.¿Tendrá que venir otro país a resolver lo que nosotros no hemos podido?The post “Escupir al cielo” first appeared on Ovaciones.