En la computación cuántica, la estabilidad de los qubits superconductores es un reto constante. Estos bits cuánticos son extremadamente sensibles a cualquier interferencia del entorno, lo que provoca una pérdida rápida de información, un fenómeno conocido como decoherencia. La duración en la que un qubit puede mantener su estado cuántico se conoce como tiempo de coherencia, y este factor limita directamente la capacidad de los ordenadores cuánticos para realizar operaciones complejas con fiabilidad.Imaginemos que los qubits son como malabaristas haciendo equilibrio sobre una cuerda floja. Cuanto más tiempo puedan mantenerse sin caer, más trucos pueden ejecutar. Pero incluso una pequeña brisa puede hacerlos tambalear. De ahí que extender su «tiempo en la cuerda» sea uno de los grandes objetivos de la investigación cuántica.El avance finlandés: una millonésima de segundo que marca diferenciaUn equipo de investigadores de la Universidad Aalto en Finlandia ha logrado un nuevo récord mundial en tiempo de coherencia para un qubit superconductor. Han alcanzado hasta un milisegundo de estabilidad, con una mediana de 0,5 milisegundos. Aunque a simple vista pueda parecer un intervalo insignificante, en el mundo cuántico es una eternidad.Para ponerlo en contexto: si los qubits actuales suelen mantenerse estables apenas unas fracciones de milisegundo, alcanzar un milisegundo permite realizar muchas más operaciones antes de que aparezcan errores. Esto allana el camino para sistemas cuánticos mucho más confiables.La receta del éxito: materiales puros y diseño de precisiónEl logro no fue casualidad. Los investigadores utilizaron una versión mejorada del qubit transmon, una arquitectura popular en el campo de la computación cuántica. Para fabricar este nuevo dispositivo, apostaron por materiales superconductores ultralimpios, eliminando al máximo las impurezas que suelen introducir ruido en los sistemas cuánticos.La fabricación del chip se llevó a cabo en condiciones extremadamente controladas dentro de una sala limpia, utilizando litografía por haz de electrones. Esta técnica les permitió trazar patrones microscópicos con una precisión casi quirúrgica.Uno de los componentes más críticos es la unión Josephson, que actúa como el «cerebro» del qubit. En este proyecto se prestó especial atención a su construcción y al proceso de oxidación controlada, minimizando defectos que puedan afectar la coherencia.Un entorno a temperatura extremaPara que el qubit funcione de forma adecuada, debe operar a temperaturas extremadamente bajas, cercanas al cero absoluto (-273,15 °C). Esto se logra mediante un refrigerador de dilución, un dispositivo que mantiene condiciones tan frías que permiten proteger el delicado estado cuántico.Los investigadores también utilizaron un amplificador de señal especializado, capaz de detectar las delicadas emisiones cuánticas sin introducir ruido adicional. De los cuatro qubits construidos en el chip, uno en particular, identificado como Q2, fue el que alcanzó los resultados más notables.Resultados replicables y compartidosEl aspecto más prometedor es que los resultados obtenidos fueron consistentes en repetidas pruebas, lo que indica que el método es robusto y no un hallazgo puntual. Para fomentar el avance global, el equipo de Aalto ha decidido compartir abiertamente los diseños, protocolos de fabricación y metodologías de medición utilizados en el experimento.Esto es especialmente valioso en un campo como el cuántico, donde la colaboración y la transparencia son claves para escalar las tecnologías.Implicaciones del avance: menos errores, mayor escalabilidadUn mayor tiempo de coherencia significa que los qubits pueden ejecutar más operaciones antes de perder información, lo que reduce la necesidad de mecanismos complejos de corrección de errores cuánticos. Esto podría traducirse en ordenadores cuánticos más compactos, eficientes y viables a nivel industrial.Sin embargo, queda un gran reto por delante: escalar esta mejora a sistemas con cientos o miles de qubits. Mantener esa coherencia en un único qubit ya es una proeza, pero lograr que muchos funcionen en conjunto sin interferencias es una meta que aún se ve distante.Un paso firme hacia la computación cuántica funcionalEste avance representa una pieza clave del rompecabezas cuántico. Aunque todavía estemos lejos de ver ordenadores cuánticos masivos en nuestro día a día, descubrimientos como este acercan el futuro, permitiendo que las aplicaciones en simulación molecular, sensoréa de alta precisión o criptografía avanzada se vuelvan cada vez más factibles.La noticia Un hito en la computación cuántica: Finlandia logra el qubit superconductivo más duradero fue publicada originalmente en Wwwhatsnew.com por Natalia Polo.