El arquitecto sevillano Aníbal González y Álvarez-Ossorio, uno de los exponentes de la arquitectura regionalista sevillana, es recordado entre otros monumentos por la popular Plaza de España de la capital hispalense, construida con motivo de la Exposición Iberoamericana de 1929. Sin embargo, su obra menos conocida se encuentra en la Sierra de Huelva, donde pasó largas temporadas vacacionales dejando constancia de su estilo en numerosas edificaciones. Dentro de la comarca onubense, Aracena fue lugar de veraneo de la alta sociedad y la burguesía hispalense, que encontró en esta localidad un lugar idóneo para el descanso lejos de las altas temperaturas del verano en Sevilla. A principios del siglo XX había también en Aracena un importante grupo social integrado por grandes propietarios de tierras y ganaderos, fuertemente influenciados por la figura de Javier Sánchez-Dalp y Calonge, marqués de Aracena. Se dio la circunstancia que la familia Sánchez-Dalp fue mecenas de Aníbal González en Sevilla y, satisfecha de las creaciones del arquitecto hispalense, quisieron que realizase diversos encargos en su pueblo de adopción, Aracena, al que fueron dotando desde 1910 hasta 1926 de una serie de edificios monumentales que reflejan la evolución del diseñador sevillano a lo largo de su carrera profesional. Por lo tanto, será el municipio aracenense el que aglutine la mayor parte de sus diseños, destacando el Casino 'Arias Montano' , que se alza junto a la Plaza Marqués de Aracena , uno de los centros neurálgicos de la ciudad. Construido en 1910 por encargo de la Sociedad 'Arias Montano', resalta su fachada con el eje central en la esquina, donde llama la atención el uso del hierro, el vidrio y la madera , no sólo en exterior, sino también en la escalera del interior. Otra de las joyas del arquitecto sevillano en esta localidad es el Ayuntamiento (1911) situado en la Plaza de Santa Catalina. Se trata de una construcción de tres plantas y de apariencia mudéjar, discordante con los edificios neomudéjares realizados por el mismo autor en Sevilla. El inmueble se levanta en la encrucijada de tres calles formando un singular triángulo , lo que favorece su percepción desde muy lejos y le permite impactar poderosamente en el espacio, con el potente color rojizo del ladrillo. No puede pasar inadvertido en el entorno de la plaza de San Pedro, los lavaderos de la fuente del Concejo, en las inmediaciones de la Gruta, donde aparece de nuevo la combinación piedra-ladrillo. El edificio, que se inauguró en 1926 tras cinco años en obras, fue donado al pueblo por los marqueses de Aracena. En el entorno se encuentran numerosas esculturas de diferentes autores, que conforman un interesante museo al aire libre. A Aníbal González también se le debe el diseño del edificio que sirve como antesala a la Gruta de las Maravillas, en el que destacan la fachada principal, las cubiertas y la bóveda del interior. Las obras fueron financiadas por Francisco Javier Sánchez-Dalp, marqués de Aracena, y por el entonces alcalde de la localidad, Juan del Cid López, para la apertura al público del monumento natural, que se descubrió hace más de cien años. A escasos metros del casco urbano aracenense, a pie de la carretera en dirección a Alájar, Aníbal González ideó su proyecto más ambicioso, en el barrio de Aracenilla, un ejemplo de ciudad jardín según el modelo inglés del siglo XIX en la que pretendía construir una veintena de pequeños hoteles dentro de una urbanización marcada por los espacios verdes. Finalmente, sólo se construyeron ocho chalets y la casa del guarda. De gran belleza es también el conjunto arquitectónico en las extensas dehesas del Monte San Miguel (1907-1912 y 1924), situado en las afueras de Aracena, en dirección a Sevilla. El complejo incluye la vivienda de los marqueses de Aracena y las dependencias del servicio. En esta ocasión, Aníbal González explotó la decoración neo mudéjar con diferentes elementos en la casa principal , cercada y totalmente diferente al resto de edificios. Al margen de estos proyectos, Aníbal González también realizó otras actuaciones en Aracena como el Mercado de Abastos, el colegio de las Esclavas Concepcionistas, el bloque de viviendas de la calle José Nogales nº 2, la fuente que se encuentra delante del Cabildo Viejo, o la casa de la finca Los Lozanos de Valdezufre, sin olvidar, el chalet de El Charcón, en Higuera de la Sierra, que en la actualidad alberga el museo de la destilería Martes Santo. La última parada de la ruta pasa por la localidad serrana de Jabugo, donde Aníbal González diseñó el histórico edificio del Tiro Pichón, construido en mampostería de piedra y ladrillo a principios del siglo pasado. En la actualidad, el antiguo inmueble desde el que se domina una bella panorámica serrana, se ha convertido tras su rehabilitación en sede del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Protegida Jamón de Jabugo.