La Comunidad de Madrid ha detectado la presencia de un lince ibérico de dos años, Uraclio, en varios municipios del este regional, como Villalbilla, Corpa, Los Santos de la Humosa y Anchuelo. El animal nació en libertad en los Montes de Toledo y en febrero fue reintroducido, junto a su compañera Ventolera –criada en el Centro de Cría en Cautividad del Lince Ibérico de Zarza de Granadilla (Cáceres)– por el Gobierno de Castilla-La Mancha en la provincia de Cuenca, concretamente en la comarca de Las Pedroñeras, a través de un proyecto de expansión en la zona de La Veguilla y Sierra Jarameña. Uraclio lleva dos semanas moviéndose libremente por diversos territorios de la Comunidad de Madrid. Fue localizado por técnicos de la Dirección General de Biodiversidad y Gestión Forestal y por el Cuerpo de Agentes Forestales de la Comunidad de Madrid, en colaboración con las autoridades de Castilla-La Mancha. Según ha podido conocer ABC, el animal se encuentra en perfecto estado de salud. «Los linces requieren hábitats con cierta cobertura de matorral donde poder refugiarse y esconderse. Además, la Comunidad de Madrid ofrece una abundante población de conejos, su alimento principal», señala Laura Castro, jefa de Área de Hábitats y Especies Protegidas de la consejería de Medio Ambiente, Agricultura e Interior. Hace dos semanas, las autoridades de Castilla-La Mancha avisaron al Cuerpo de Agentes Forestales de la Comunidad de Madrid de que Uraclio había viajado desde Cuenca hacia el noreste, penetrando en la región de Madrid. «Muchos de estos animales están monitorizados mediante collares GPS como parte de los programas de conservación, reintroducción y seguimiento de la especie. Permiten rastrear sus movimientos y registrar su posición. Como lince joven que es, Uraclio se encuentra realizando movimientos de dispersión propios de esta etapa, en búsqueda de un territorio donde establecerse. El problema de Uraclio es que aún no tiene pareja ni ha llegado a la edad reproductora. A diferencia de las hembras, los machos suelen fijarse menos en el territorio, son más móviles y suelen recorrer grandes áreas antes de asentarse», explica Castro. Uraclio se mueve prácticamente cada día: «A veces vuelve hacia atrás, pero ya ha recorrido una zona bastante amplia de nuestra región. Es la primera vez que tenemos lince monitorizado, estable en nuestro territorio. Aunque no sabemos durante cuánto tiempo más estará por Madrid, estamos contentos de verlo por aquí durante ya dos semanas». Desde el Ejecutivo autonómico se sigue trabajando para conseguir que este animal emblemático –durante mucho tiempo en peligro de extinción y aún considerado vulnerable– vuelva a formar parte de forma estable de la fauna madrileña. Actualmente, la Consejería de Medio Ambiente Agricultura e Interior está ultimando el convenio con Patrimonio Nacional para sumar la superficie de El Pardo a la zona de reintroducción y completando el estudio de hábitats con los aspectos indicados por el grupo de trabajo del lince del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. El Pardo es una zona con poca peligrosidad a causa del tráfico, lo que rebajaría el riesgo de atropello de los animales. La propuesta contempla la incorporación de la finca de 453 hectáreas de altísimo valor ecológico en la zona de El Paular, adquirida por la Comunidad de Madrid en 2023, junto con dos terrenos de los montes públicos 140 y 141, denominados Perímetro de Aguirre y Perímetro de Lozoya. También se añadirían las 2.058 hectáreas del Monte Cabeza de Hierro, propiedad del Estado y gestionado por el Organismo Autónomo de Parques Nacionales. Cabe recordar que en junio de 2023 se produjo un avistamiento de un lince ibérico en la Comunidad de Madrid, específicamente en Sevilla la Nueva, cerca de la carretera M-523. Fue un vecino quien vio al lince a la altura de la urbanización Los Cortijos, pudiéndole hacer fotos y vídeos con su teléfono móvil. Hacía 30 años que no se veía un lince ibérico en libertad en la región. A los pocos días de aquel avistamiento, los Agentes Forestales de la Comunidad de Madrid captaron imágenes de otro animal en las inmediaciones de la Ciudad Financiera del Banco Santander. El dispositivo del área de Medio Ambiente que localizó a aquel ejemplar en el término municipal de Boadilla del Monte se organizó en base al primer avistamiento de principios de junio, el de un lince ibérico que pudo llegar a la Comunidad desde Toledo tras un viaje de decenas de kilómetros en busca de comida. Aquello fue un hecho histórico para Madrid. Se trata de una especie en peligro de extinción, y su presencia en nuestra región, aunque aislada, es un indicio positivo de la expansión de estos animales.