Cuando tu equipo de fútbol empieza a dar un poco de miedo

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Nada nuevo bajo el sol desde los Balbo hasta el pavo Donald. Se atribuye a Calígula eso de oderint dum metuant. Algo como "que me odien con tal de que me teman". Se supone que el miedo es una forma suprema y miserable de respeto.El argumentario seminal ya fue labrado en piedra. Veintipico siglos después, en tiempos digitales de avaricia pornográfica y bulímica, que tal idea gane millones de adeptos resulta lógico dentro de la ilógica imperante.Ya, ya sé el mundo que nos ha tocado, el que hemos montado entre todos. Ya sé que todo pichichi alquila y se alquila como puede. He visto cosas que no creeríais.Primos con tres pisos revestidos de apartamentos turísticos, vecinos sacando trasteros de una mochila, amigos estafando con devoluciones a estafadores imperios de distribución, monjas abriendo aparcamientos y beatos, gimnasios. Hosteleros metiendo el lápiz hasta el corvejón y clientes comprando camisetas hechas en Taiwán por euro y medio."La bota, más chusca o más estilizada, con más o menos barro, sirve para lo mismo: pisar y humillar"El becerro de oro embiste como un Miura incansable, dopado, ubicuo. El dinero gana por goleada. Ya parece micción sobre los derrotados, los pocos a los que el dinero les gusta entre nada y lo justo. De esos, los triunfadores pueden reírse a modo y como nunca hicieron.Con su capacidad para retorcer las palabras, inventar la realidad, los trumphadores y sus émulos en El Puerto, Kamchatka (creía que era un invento del Risk) o Tombuctú prostituyen hasta palabras que siempre fueron limpias: bondad, generosidad y humanidad. Las han resumido todas en "buenismo", con tono de burla y pito de caña.Ahí meten a un batallón amorfo que incluye a todos, desde el que duda un poco hasta el que discrepa mucho. Si antes pisaban con bota mililtar, ahora lo hacen con una de diseño, cuero caro, exclusiva, de las que pueden comprar unos pocos, los del taco y las influencias.Ya saben, son los que tienen el teléfono de Koldo y los concejales cercanos, los que trabajan con el despacho de Montoro y tienen hilo inalámbrico -lo de directo es muy antiguo para los criptobrós- con unos cuantos despachos, desde la Plaza de España hasta (risas) Wall Street."El autoflagelo fatalista retumba más fuerte al leer a dos partidos distintos acusar al presidente de un club de fútbol de manejar un pleno"La bota, más chusca o más estilizada, con más o menos barro, sirve para lo mismo: pisar y humillar. Aprieta para imponer su voluntad y que los vejados puedan leer lo que va escrito en la suela: "Así es la vida, idiota, ganan los fuertes, los de siempre, qué te creías".Vienen estas reflexiones a la cabeza casi cada día, ahora que volvemos a vivir entre Sodoma y una Gomera saturada de turistas. También lo estará Gomorra. Todo está petado. De concierto en concierto, de estadio en estadio, entre lleno y lleno.El autoflagelo fatalista retumba más fuerte al leer a dirigentes de dos partidos políticos distintos, y distantes, acusar al presidente de un club de fútbol de manejar un pleno de una institución pública, ergo: la presunta ceremonia sacra de la democracia representativa del pueblo llano.Vizcaíno, presidente del Cádiz CF, en rueda de prensa el pasado mes de junio.Según La Línea 100x100 e Izquierda Unida -no ningún grupo de socios melancólicos o cadistas románticos- Manuel Vizcaíno habría "maniobrado", con llamadas telefónicas, a los diputados provinciales. Todos ellos son concejales de municipios muy poblados, autoridades medias en sus partidos provinciales. Todo para salirse con la suya.Esa suya -siempre según la versión de esos dos partidos- consistiría en liberar de uso público un edificio, un complejo llamado El Madrugador -para los puretas, sí, donde estaba el manicomio- para que pueda acabar en manos del Cádiz Club de Fútbol para hacer allí nosequé o quemasdá, una residencia para canteranos o lo que fuere.Para volver a las citas latinas, cuando escucha uno cualquier acusación -como esa de dos siglas distintas contra un empresario por mover hilos con una tanza tan fuerte- tiende a la pregunta clásica, la de las películas de misterio: quid pro quo. Quién para qué. Quién gana qué con esto.Parece claro que Vizcaíno y su Cádiz Club de Fútbol (no confundir con el Cádiz Club de Fútbol) serían los hipotéticos beneficiados y el alcalde portuense, un supuesto aliado necesario.Asustado por la denunciada capacidad que parece tener un empresario-dirigente (nunca se confundieron tanto los papeles de Washington a Puerto Real) con una herramienta tan pesada y contundente como un histórico del fútbol español, vas a las hemerotecas para consultar precedentes, cómo hemos llegado hasta aquí.Este Cádiz, 'joé'Resulta poco popular ser crítico con un pariente cercano, reconocer que un hijo, un padre, es un impresentable, acosador, zafio, egoísta o tramposo. Algo parecido pasa con el equipo de fútbol que arrastras, con una cadena atada al tobillo, desde la infancia, con el tuyo, el de toda la vida.Parece feo decir que el Cádiz se debe de haber convertido en un equipo antipático y fullero (si no lo fue desde la liguilla de la muerte y los ascensos en Canarias o Jerez), controlado por gente que no repara en métodos y no parece tener freno. Lo del interés general le provoca carcajadas.Tienen presuntos poderes. Son, posiblemente, personas capaces de conseguir con la mirada, por telequinesia, que tres diputados del PSOE se ausenten casualmente el mismo día (¿nadie va a pedirles cuentas?) para que la aritmética de una votación salga como conviene, como Dios y la Virgen del Rocío mandan."Diputación ya le regaló al Cádiz una ciudad deportiva en El Rosal"Pueden incluso, según la doble acusación de la oposición, lograr que toda una presidenta de la Diputación incumpla su promesa de la víspera -comunicada en persona a todos los grupos según dicen éstos- para eliminar ese polémico punto del orden del día. Sí que tendrían fuerza los del Cádiz Club de Fútbol, según este relato político.Suena traidor y desleal recordar que Diputación ya le regaló al Cádiz una ciudad deportiva en El Rosal, que el Ayuntamiento le alquila gratis un estadio casi nuevo (de 2012) en La Laguna, que todo se queda ya pequeño y pobre para la grandeza empresarial, la visión mesiánica de los actuales directivos. Quieren más. Lo necesitan para crecer, dicen, estén o no crecidos.Javier Vidal, de La Línea 100x100, uno de los denunciantes, durante un pleno de Diputación.  REYNA De acuerdo en que los cadistas tienen (tenemos) lo que merecen (merecemos). Nunca fueron (fuimos) capaces como colectivo de producir -ni en tiempos de Irigoyen, creador del agujero negro por el que pasaron los posteriores- directivos que conjugaran capacidad gestora, honradez y respeto por la tradición local.Como mucho, los que han ido pasando tenían una de las tres cualidades, ni siquiera dos al tiempo. Así que la peña, parece, se lo merece. Pero los gaditanos no cadistas -unos miles en la ciudad y muchos más en la provincia- no tienen por qué pagar los platos rotos de nuestros vicios peloteros y domingueros.No sé cómo los responsables y los cómplices silenciosos explicarán estas gestiones, cesiones, anteriores y actuales, a seguidores de equipos agonizantes o finados, del San Fernando a los jerezanos, de los campogibraltareños a los de La Janda.Cómo se justifica tanta llamativa colaboración con dinero o equipamientos públicos hacia un equipo de propiedad privada e insaciable que nunca tiene suficiente. Siempre quiere más. Más alto, más lejos, más fuerte pero sin el menor espíritu olímpico.Métodos efectivosAsusta ver cómo los dueños de un equipo de fútbol son capaces de trasladar sus intereses particulares hasta una administración que maneja a ocho millones de habitantes (la Junta de Andalucía en manos del PP) para lograr el apoyo de varios de consejeros (casi ministros) incluso contra el criterio de gloriosos veteranos con peso y medallas (Teófila Martínez).Impresiona ver cómo un grupo de empresarios, teóricamente deportivos, ignoran con suficiencia a varios ayuntamientos (Cádiz y Puerto Real, al menos) entre los que se encuentran varios miles de usuarios del equipo que dirigen.Son unos emprendedores eficientes que si no consiguen que les cedan de forma rápida una estratégica parcela de suelo público en un lugar de la Bahía, digamos Delphi, se van a otra corriendo, con la amable recepción de un alcalde, Germán Beardo, que tuvo el honor de vestir la gloriosa zamarra dorada. Aún muestra un apego extremo por ese color."Quién pondría la pezuña en la fogata para decir que no serán capaces de sacar adelante su proyecto de gran estadio nuevo en El Puerto"A la versión andalusí, gadita o hispalense, de los trumphitos le salen las cuentas. Estamos en época (si alguna vez no lo fue) de porosidad institucional. Tenemos millones de audios que demuestran lo fácil que es llegar a moldear voluntades frágiles. Vemos cada día lo blanditas, mullidas, que son.A los medios de comunicación se les contenta todavía con más facilidad, con alguna comida, migajas de publicidad, una promesa de colaboración, un palé de vanidad con forma de atención, prebendas, invitaciones y premios para jefes y encargados.Dinero y gintónics tirados porque las cabeceras, ni las mayores, conservan ya la menor capacidad de influencia. Ahora la tienen los influencers, en todo caso. A esos se les convence también o, si se resisten un poco, se les rodea de un ejército de boots (casi botas pero sin hebillas ni calcetines) que les insulten e intimiden en la trash, más que dark, web.Resulta bastante terrorífico comprobar lo, presuntamente, musculada que tienen la mano Manuel Vizcaíno y sus empleados o colaboradores, incluso sus legítimos aliados políticos. Quién se atreve a pronosticar en su contra. Si han llegado hasta aquí sin recibir un sólo gol en contra fuera del campo.Quién pondría la pezuña en la fogata para decir que no serán capaces de sacar adelante su proyecto de gran estadio nuevo en El Puerto de Santa María, de llevarse al Cádiz (su Cádiz) a jugar a 40 kilómetros de casa como denuncian grupos como Alma Cadista.Recuerden siempre, amigos: se hace todo, lo hacen todo, por crear empleo y riqueza, por elevar el nombre de Cádiz y su Bahía, por usted y por mí, por repartir dinero entre la plebe. Son muy de repartir, no pueden evitarlo.El poder viene a ser la capacidad de alguien para hacer lo que le venga en gana en beneficio propio mientras sale impune. Asusta ver el poder -enorme dentro de la pequeñez de lo local y lo comarcal- que puede reunir la propiedad de un equipo de fútbol cualquiera, en Cádiz, Castellón o Asturias.Asusta. Si son capaces de mover, agitar y encajar un pleno provincial o municipal, con varios partidos de distintos colores, como si fuera un cubo de Rubik, qué no harán con un grupo de socios discrepantes, con alguna empresa rival o molesta, con algunos socios o periodistas dubitativos, con algún interesado en comprar el club."No sólo es que asusten o que estemos asustados, es que creemos que les gusta la situación"Qué no harán con un abonado muerto de hambre, un joven o viejo hincha idealista, desbordado de ilusión y aburrimiento que sólo espera que el Cádiz juegue y si es posible -una de cada cuatro veces- gane.Los que nos dejamos intimidar debemos de ser insectos para mastodontes de los negocios y la política que saben cómo se camina por la selva de la vida. No sólo es que asusten o que estemos asustados, es que creemos que les gusta la situación. Es su hábitat. Al otro lado, pasar miedo no está bonito. Sólo mola en el cine y según a quién.A los que lo provocan les parece, y quizás tengan razón a la vista de los resultados, que las cosas son así, que todo es jungla. Es la vida, chaval. Es el dinero, estúpido. Si hay que actuar, se actúa. Si no lo haces tú, lo hará otro. No seas más carajote.