Háblame de cómo conversan entre sí las piedras de tu calle. Si crees que durante la esperada tormenta de este diez de agosto caerán sobre tu tejado conchas vacías del mar. Háblale, a este viajero liberado de meridianos, sobre el porvenir de las almas de los instrumentos rotos. De cómo es viajar sin compañero de viaje.Te hablo que aquí la sal empieza a saber como el azúcar. Que los cangrejos están aprendiendo a volar. Los ciegos de Granada vienen a recobrar sus vistas a mi ciudad echándose tierra a los ojos en su viaje solo de ida. Te cuento que los ventiladores están levantando ponientes que los amantes recordarán con ternura hasta el día de su muerte.Se habla que están naciendo amapolas en estos últimos días de julio. Será la alegría que no quiere darle campo a la tragedia. Que vuelve la lógica a los caminos. ¡Ni esclavas, ni amos! ¡Ni esclavos sin su amor![articles:338478]Las brújulas andan locas. Se lee en los cielos que de nada sirve tener un rumbo marcado.Háblame de cómo has logrado transformar, en aquel tacón del mundo, el vino en agua y yo te desvelaré el secreto de cómo hacemos, en este lunar del mundo, para mantener el vino vivo mientras arde el paraíso.Los peces del mar, esta tarde de levante, han confesado a los bañistas del sur que Ulises a Ítaca no volverá. Nadie sabe el porqué, aunque es verdad que a Penélope, últimamente, no se le escucha llorar.Háblale, a los que ames, de cómo es jugar a ser niños con zapatos viejos. Por mi parte, revelaré a los que amo cómo llegar al principio del mundo. Te adelanto que hay tantas lenguas nuevas. Tantos nuevos mapas que recorrer con la yema de un hambriento dedo.Tú, compañero de vida y viaje, háblame de cómo has llegado hasta aquí. La verdad es que no lo entiendo. Yo, si lo deseas, pediré dos copas de vino vivo y te contaré lo que quieras, pero eso sí, no perdamos el tiempo ni la existencia en contarnos lo que ya los dos sabíamos de sobra.