Robert M. Wilson supo hacer una renovación de la vanguardia del teatro y del espectáculo operístico. Apostó genialmente no por añadir barroquismo a la escena, sino por hacer en ella un ejercicio de limpieza. Su Minimalismo tenía la fuerza de las grandes aventuras espirituales, su imaginería de alguna forma apuntaba a la intimidad, a la potencia expresiva de las penumbras, de los colores que se cortocircuitan, de los límites y de las fronteras del sentido. Le dio tanta importancia a la imagen que optó en ocasiones por el silencio. De cualquier forma entendió la escena como un lugar de encuentro y la creación como una cita de sensibilidades. Inolvidables por eso son sus colaboraciones con Phillips Glass o con Lou... Ver Más