Lidio García, presidente del Congreso 2025 II. Foto: Senado. La cuarta y última legislatura del actual Congreso arrancó y con ello la presentación de los proyectos de ley que se quieren sacar adelante, no obstante, el Gobierno llega debilitado políticamente y con una mente que opera bajo la lógica de las elecciones de 2026.Juliana Ocampo, socia de Orza y experta en asuntos públicos, advierte que esta legislatura estará marcada por una alteración sustancial de la dinámica parlamentaria debido a la coincidencia entre el arranque legislativo y el inicio formal de las campañas presidenciales y legislativas.“Las prioridades de los parlamentarios estarán cada vez más orientadas a sus intereses regionales, a la activación de sus maquinarias electorales y a proyectos con alto rédito político local”, explica Ocampo.Si bien el Gobierno ha logrado aprobar algunas reformas como la laboral, la pensional, la de justicia y la del Sistema General de Participaciones, el balance general es limitado. Durante la tercera legislatura, solo el 22 % de las iniciativas presentadas por el Ejecutivo fueron aprobadas.Petro instaló las sesiones del Congreso. Imagen: Cámara de Representantes“La narrativa oficial sobre un ‘bloqueo institucional’ contrasta con su capacidad para ubicar funcionarios afines en organismos como la Corte Constitucional, el CNE y la Procuraduría”, señala Ocampo.Y es que de acuerdo con el análisis de la firma, el bloque oficialista pasó de tener 78 a 39 senadores, lo que representa una reducción del 50 %, y de 140 a 67 representantes, una caída de aproximadamente 52 %.De acuerdo con el análisis de Orza, esta legislatura estará atravesada por tres dinámicas estructurales:La primera de ellas es el incremento del costo para lograr mayorías, el Gobierno ya no cuenta con margen suficiente para negociar con congresistas no oficialistas. “La proximidad de las elecciones modifica los incentivos: muchos parlamentarios priorizarán alianzas con candidatos o partidos más competitivos de cara a 2026”.El segundo escenario es el ausentismo parlamentario, es decir, el calendario electoral en regiones y los compromisos proselitistas de los congresistas: (reuniones, encuentros, recorridos) provocarán una reducción en la presencia en plenarias y comisiones, dificultando el quórum y los debates.El protagonismo del control político también marcaría la pauta, los debates de control político, que solo requieren quórum deliberatorio, se volverán el mecanismo más utilizado por el Congreso. Además de viables, funcionan como plataforma para la exposición pública, especialmente útil para figuras en campaña o de oposición.Senado y Cámara: dos escenarios distintosEn el Senado, el informe sostiene que la oposición formal pasó de 14 a 23 curules, pero su votación efectiva ya alcanza los 29 senadores y podría llegar hasta 55, lo que convierte a esta corporación en el principal muro de contención a las reformas del Ejecutivo.Comisiones estratégicas como la Séptima (salud), Cuarta (presupuesto) y Quinta (servicios públicos) están hoy fuera del control del Gobierno.Presidencia de la Comisión Séptima del Senado. Foto; Senado de Colombia. En contraste, la Cámara de Representantes ha ofrecido mayor margen de maniobra. En la tercera legislatura, 102 representantes votaron proyectos del Gobierno, pese a que solo 67 hacen parte del bloque oficial. Sin embargo, para esta legislatura se anticipa una caída en el respaldo: solo 49 votos a favor, mientras que el bloque independiente podría alcanzar las 99 curules, reconfigurando el tablero político.A pesar del ambiente electoral, el Congreso deberá tramitar temas de alto impacto fiscal y social: el Presupuesto General de la Nación para 2026, una nueva reforma tributaria y el proyecto sobre tarifas de energía. Además, están pendientes de trámite la reforma a la salud, el ajuste al Sistema General de Participaciones y la jurisdicción agraria.“Sin coalición, sin control de las comisiones y con un Congreso en clave electoral, el margen de gobernabilidad para el presidente Petro será reducido”, advierte María Jimena Escandón, abogada laboralista y socia de Orza.Y concluye: “El éxito del Ejecutivo dependerá de su capacidad para reconfigurar alianzas, ajustar su estrategia de negociación y, eventualmente, recurrir a canales alternativos como la movilización social o mecanismos de participación directa”.