El profesor entrega a la Virgen el viernes día 20, que es cuando le colocan las pestañas. La visten por dentro las Hermanas de la Cruz y después la disponen para el altar. Ahí es donde los presentes se dan cuenta de la mirada extraña de la Virgen por las pestañas. Arquillo dice que le coloca unas con las mismas dimensiones que las de 1978. Pero el efecto es distinto. Ante esa primera alarma y por la noche llaman al profesor y a su hijo sin éxito. Pudo producirse un desplazamiento de estos postizos porque la sujeción del pegamento no había solidificado. De ahí que diera la impresión de que estaban caídas.