El arrimón de figura de Roca bajo los sones de Morante en la gran tarde de Aguado

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Abrasaba la piel del tendido el sol de agosto, pero la verdadera fiebre no estaba en la piedra, sino en la arena de la Plaza Real, donde el arrimón del Rey estalló como el mar contra la Roca. Irrumpió el Cóndor con la cresta erguida y las garras afiladas. El bulo del veto encendió redes, corrillos y al propio Andrés, al hombre y al torero. «Yo no he vetado a Morante», resonaba. No había espacio para titubeos en sus palabras ni lo hubo en su valor. Tremendo estuvo en terrenos ojedistas con el segundo toro mientras, ¡no se lo pierdan!, sonaba el pasodoble del genio de La Puebla, según apuntaron los colegas de prensa. Guasa del sur... Hacía Roca el... Ver Más