La caída de Adán Augusto

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¡No estás solo!, gritaron algunos en el cónclave nacional morenista, mientras Adán Augusto estaba en un extremo del presidium. Lejos del centro, donde estaba Luisa Alcalde, rodeada de gobernadores.Mientras tanto, el país hervía por el escándalo de su exsecretario de seguridad en Tabasco, Hernán Bermúdez, acusado de nexos con el narco y hoy prófugo, buscado en casi 200 países. La peor semana para quien soñaba con ser presidente de México.LA CHISPAHace unos días, el general Miguel Ángel López Martínez confirmó que existía una orden de arresto contra Hernán Bermúdez. También dijo que, al emitirse, ya estaba fuera del país.Las declaraciones fueron gasolina. Morena, que durante años golpeó a Felipe Calderón por García Luna, recibió de vuelta su propio bumerán. Incluso Adán Augusto usó ese discurso. ¿Cómo no iba a saber de los pasos de su exmano derecha?Resurgieron investigaciones y filtraciones que vinculaban a su gobierno en Tabasco con el huachicol y la trata de migrantes. Y salieron nuevas: reportes de inteligencia desde 1999 y advertencias en 2018 sobre Bermúdez, cuando Adán ya era gobernador electo. Aun con esa información, lo nombró secretario de Seguridad.LA HUIDAPese a la presión, Adán Augusto desapareció. Aun con su estilo hermético, la huida fue total. Hasta en la sesión de la Comisión Permanente se operó para evitar un debate sobre el tema. Ni siquiera senadores de su bancada sabían dónde estaba.Aun así, recibió espaldarazos: Fernández Noroña, Ignacio Mier, Luisa Alcalde. Todos apelaron a la presunción de inocencia. Que no tenía que aclarar nada, que él no era el investigado.Su suerte cambió cuando Claudia Sheinbaum lo obligó a dar la cara. Así también se cobraba varias cuentas: los cambios a su reforma contra el nepotismo electoral o la imposición de Rosario Piedra en la CNDH.Adán reapareció, pero a medias. En redes sociales habló de indicadores de seguridad. Dijo estar abierto a ser investigado. Pero ni una palabra sobre Bermúdez. No cumplió. El mensaje que mandó a Sheinbaum fue claro. Y recibido.EL RECHAZOUn día antes del cónclave morenista circuló un documento falso sobre su renuncia a la coordinación parlamentaria. Era fuego amigo. Y en la sesión de ayer, no hubo cortesías: Adán Augusto llegó como cualquier convocado, sin filtro, sin ruta de escape. Fue acorralado por la prensa. Resistió y repitió el guión: ya había explicado.En el arranque del evento, Alfonso Durazo fue nombrando al presidium. Y ahí vino la escena: Adán colocado al otro extremo. Cuando lo mencionaron, algunos gritaron ¡no estás solo! Se unieron Alfredo Ramírez, Mara Lezama… pero el resto de los gobernadores y Luisa Alcalde, en silencio. El mensaje presidencial se había entendido.EL EXILIOLa peor semana de Adán no terminó como empezó. Pasó del silencio cómplice, a los apoyos forzados, hasta quedar arrinconado. Al mismo tiempo, empezaron a caer sus redes de protección: aliados perdiendo contratos federales… comunicadores, opinadores y periodistas que antes callaban, ahora atacándolo.Ya se barajan futuros posibles: dejar la bancada, exiliarse como embajador, incluso enfrentar un proceso penal. Pero lo que Sheinbaum quiere no es justicia: es contener una herencia de López Obrador que aún le estorba.Porque Adán Augusto no es cualquiera. Tiene el control de la bancada. Y de la mayoría calificada. No se puede echar a los leones tan fácil.Pero ya empezó a sangrar.EL DATO INCÓMODOMás de 85 mil personas están en la cárcel sin haber recibido sentencia. Es decir, uno de cada tres presos en México no ha sido declarado culpable ni inocente. Están ahí sólo por estar acusados, no por haber sido juzgados.The post La caída de Adán Augusto first appeared on Ovaciones.