A veces pienso que el tiempo que me quede debería dedicarlo a limpiar el disco duro. Recuerdo a Juan Carlos I desembarcando en el muelle de Porcillán y saludando luego desde la terraza de la casa de los Calvo-Sotelo, levantada allí, en Guimarán, según pertinente proyecto de Lalo Posada, sabio arquitecto veigueño. Y recuerdo también, cómo no, a las infantas en el campamento de Castropol, haciendo vela por la ría de Ribadeo. A la vela latina la acaban de declarar Bien de Interés Cultural Inmaterial (lo de inmaterial es otra idiotez porque las velas, aunque sean latinas, son materiales), e imagino que seguirá construyendo botes allí, por donde desemboca el Berbesa, alguien de los Pacho. La ría de Ribadeo (que... Ver Más