Mi vida en un examen: docentes con ansiolíticos y psicólogos por la presión salvaje de unas oposiciones frustradas

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La ley interna de funcionamiento de la oposición es la ley de la selva: o tú o yo. Como el conocido Juego del calamar de Netflix, aunque sin disparos. Pero con la sensación de que te juegas tu carrera, la estabilidad, las perspectivas de futuro... Y es imposible que no sea cruel. La primera oposición que vive un estudiante suele ser la selectividad, pero ahí compites con el resto de Andalucía para obtener una nota. Los hay que estudian el MIR para ser especialistas médicos, lo cual cambiará para siempre la trayectoria de un sanitario. Hay docenas de oposiciones a policía, tanto locales como nacionales o guardias civiles. Millares que se presentan a funcionario de prisiones. Pero no menos crueles son las oposiciones docentes.En Andalucía, este junio comenzaban las pruebas que, seguramente, pasarán por ser las más polémicas en muchos años. Porque han sido las más grandes en número de plazas. Hay una cuestión evidente, y es que después de la gran entrada de funcionarios en el sistema a lo largo de los años 80 (la década en que España cambió de cabo a rabo) toca encontrar el relevo generacional, la segunda generación de funcionarios en la democracia. Pasa en muchos cuerpos, no solo en el docente. Además, venimos de una obligación europea, la de acabar con las interinidades tan habituales en España, para funcionarizar a los empleados públicos. A los que estaban dentro se les ha ido 'estabilizando', pero siguen faltando muchas manos.[articles:338400]Así ha sido como se han presentado casi 40.000 docentes a las oposiciones de maestros de infantil y primaria y de profesores en Secundaria, Bachillerato y FP, rompiendo con la habitual división de un año maestros y otro profesores. Las megaoposiciones con más plazas que nunca, y con más retos que nunca.El goteo de quejas ha llegado desde el primer día. Malos comportamientos en los tribunales denunciados por los aspirantes. Casos que se han ido denunciando. Pero no ha sido nada comparado con el aluvión de quejas tras el primer gran corte del examen. Han caído centenares y centenares de aspirantes por faltas de ortografía. A la quinta, uno queda invalidado. Además, este año igualmente se aplicaron criterios formales estrictos sobre cómo presentar la programación didáctica, que es parte de la prueba práctica, un documento que se acaba defendiendo ante un tribunal.[articles:338384]En esos documentos, había que poner DNI, nombre o colocar 'Cuerpo de maestros' en la portada. Sobre este último ha habido una enorme polémica, que es que la Junta ha dado marcha atrás a las invalidaciones -o sea, lo que viene a ser suspender de forma definitiva- a quienes no cumplieron con ello. De primeras estaban fuera pero se ha enmendado. Como ha sido cuando ya se conocían las notas, muchas personas han conocido en la misma puerta del tribunal donde iban a exponer su programación que no había posibilidad de obtener plaza. Una pizarra magnética en un cuarto para estudiar las oposiciones.  MANU GARCÍA Esto ha favorecido a algunos. La Junta explica que estudió el caso a fondo y concluyó que si en la portada se identifica la especialidad, también se puede "identificar también el Cuerpo docente al que se presenta, y por tanto cumple con lo establecido en la orden". Es una interpretación de la orden de febrero del 2025 que convocaba las oposiciones.Pero ha provocado que otros que se beneficiaron de la expulsión de los que en principio parecía que habían incumplido puedan quedarse fuera. Personas en el límite de la nota y que cuando han vuelto a la lista aquellos que estaban invalidados han comprobado que ya no están en los puestos donde cae el premio de ser profesores para toda la vida. Además, hay otro colectivo, el de quienes han sido invalidados por otros criterios como emplear un tamaño de letra que no es exactamente el que pedían para esa programación. Si con un criterio se ha sido flexible, ¿por qué no con otros?, se preguntan. Esto abre la vía de los juzgados, que implicaría, quizás, detener el proceso si así lo estimase un juez. Algo que en principio nadie quiere, pero que si alguien que se sienta perjudicado lo ve como una opción real para obtener plaza, quién sabe si puede convertirse en uno de esos casos de oposiciones eternizadas, impugnadas.[articles:338343]Aunque por lo que más han caído los aspirantes es por las faltas de ortografía en la prueba del mes de junio. En la práctica, ha provocado que haya especialidades donde no se van a cubrir las plazas. Ha sido una sangría. Pero tiene explicación. Son exámenes de 12, 14, 20 carillas de folio, escritas en cuatro horas, con prisa, con presión, estando desde primera hora nerviosos ante la puerta de un tribunal, quizás sin haber dormido bien la noche anterior, quizás con el aire acondicionado demasiado fuerte, o quizás con un enorme calor. Con la presión que dan las horas, los días, los meses o años de estudio para llegar hasta aquí, con la sensación de que te juegas la futura felicidad en un examen. Por eso, no es de extrañar que muchos testimonios apunten a lo mismo: la ansiedad, que es, como dicen muchas guías de autoayuda, un "exceso de futuro", una preocupación que borda lo irracional sobre lo que está por venir. Decenas de testimonios hablan de esa experiencia del proceso selectivo como traumática.Alejandra y la dura realidadAlejandra Jiménez, extremeña de 28 años, quiere cambiar de aires y por eso ha decidido presentarse en Andalucía. Apenas desde que acabó la carrera y el máster de profesorado, no ha dejado de intentarlo: dos veces en Extremadura y dos en Andalucía. En su especialidad, Pedagogía Terapéutica, hubo polémica desde el minuto uno. Muchos aspirantes relataron que en el caso práctico había una situación carente de sentido, un supuesto imposible. Como sumar dos más dos, que dé cinco y pedir al examinado que se justifique por qué. La Junta ha seguido adelante alegando que el supuesto estaba bien planteado.[articles:338310]En los próximos días, sabrá qué ha ocurrido. Ella no está invalidada, le queda saber la nota. Pero se ve en el filo de la navaja, cuenta, porque estaba 'ahí ahí' para aprobar, pero con la readmisión de aquellos que no pusieron en la portada de la programación 'Cuerpo de docentes', lo va a tener más difícil. "Eso ha sido un jarro de agua fría". Uno más, cuenta, porque tanto en la práctica como en otros momentos del proceso, siente que se han hecho las cosas con improvisación, "como creen oportuno".En este proceso, tras tanto tiempo presentándose, se siente mentalmente afectada. "Yo soy una persona bastante positiva", por lo general, "y no suelo enfadarme con estas cosas. Pero son muchos años". La frustración en esta convocatoria es que había más plazas, se veía con opciones y "se ve truncado por injusticias en el proceso". La capacidad mental para sobreponerse a la presión de los exámenes, a echar todas las horas 'libres' entre cuatro paredes delante de los apuntes, mostrar esa resistencia emocional, privarse incluso de horas de sueño, es en la práctica uno de esos 'méritos' que indirectamente se evalúan en los procesos de oposiciones. "Al final cada persona es un mundo. Enfrentamos las situaciones difíciles de manera diferente. Esto te quema, te agota. Incluso tienes que tener otros recursos como la medicación. Al final, te cuesta la salud mental tanto desgaste".[articles:337903]Ella reformularía algunas partes de la oposición. A pesar de que tiene prácticamente todos los puntos por experiencia, los retiraría. Le gustaría "un temario cerrado", que la parte teórica fuera tipo test para que en ese paso "no entre en juego la subjetividad". Y que en la parte de desarrollo práctico, ahí sí enseñes a un tribunal cómo haces las cosas. "Creo que es mejor evaluar si te has ido actualizando que el hecho de que lleves años trabajando". Una parte del examen que sea "de habilidades" para afrontar situaciones con los pequeños.Como intuye que no quedará conforme con su nota final, como intuye que no va a coger la plaza, "voy a ir hasta el final", advierte. Y si eso pasa por ir a los juzgados, con la opción de que la convocatoria se paralice, "lo voy a hacer". Porque respecto a eso del Cuerpo de Maestros de la portada de la programación, considera que era un requisito inicial de la convocatoria, que no se impugnó en el plazo correspondiente y que ahora, tanto la Consejería como el resto de opositores, debe adscribirse a ello. De hecho, los que se sienten perjudicados por esa readmisión se manifestarán ante el Parlamento el próximo jueves. Y es clara, y práctica: "Me da pena que invaliden a otras personas porque son compañeros. Pero te puedes alegrar porque todos queremos la plaza. Se han saltado la norma y han sido readmitidos"."Un político y un médico también pueden cometer faltas"Inmaculada Domínguez tiene 40 años y, como Alejandra Jiménez, también se refiere a la presión mental que sufre con las oposiciones. Es de San Fernando y trabaja en un instituto de Chiclana. Estudió Filología Clásica y es profesora de Latín. Este año se ha vuelto a quedar sin plaza. No pasó el examen. ¿La culpa? Las faltas de ortografía. Con cinco, el aspirante queda invalidado. Con cuatro, pierde cuatro puntos, lo que exige prácticamente sacar un nueve para poder llegar a la segunda fase al menos con un cinco.[articles:337589]Conocedora en profundidad de la lengua española, explica que son faltas menores. Por ejemplo, que faltase la tilde en un 'también'. "Aunque lo pusiera bien cuatro veces en el examen, en uno no estaba". A cuenta de eso, pierde de nuevo la oportunidad. "Son tildes por correr", en un examen en que rellenó 12 carillas. De hecho, guardó varios minutos finales para el repaso ortográfico, sacrificando incluso el tiempo dedicado al resto del examen. "Resumí mucho para que no me pasara lo de la ortografía. Después de acabar el examen, lo comenté con el tribunal. Me dijeron que no resumiera. ¿Entonces qué hago?". En su caso, el examen en su sede, Sevilla, dice que se vio marcado por un aire acondicionado muy frío. Estuvimos prácticamente temblando los primeros minutos hasta que encontraron el mando". El lugar en el que Inmaculada ha pasado meses 'encerrada' estudiando. MANU GARCÍAUno de los grandes apoyos en este proceso es su marido, también profesor de Latín. Tienen dos niños. Desde enero estuvo 'encerrada' con los libros. Volvía de trabajar, almorzaba y se encerraba toda la tarde. "Él es quien ha estado con ellos, quien ha hecho la compra, ha cocinado... Él sí tiene plaza". En estos años, ambos han tenido que sacrifiar mucho. Se llegaron a ver con una hipoteca en San Fernando y pagando dos alquileres por los destinos de las provincias andaluzas que les iban tocando. Granada, Málaga, Dos Hermanas, Cortes de la Frontera, Los Corrales. "Hemos pasado mucho tiempo separados, hemos hecho muchísimos kilómetros". [articles:338045]Una vida, la de interinidad, que es muy dura. "Casi de un día para otro te vas a otra provincia sin conocer nada. Alquilas un piso y no sabes decirle al casero cuánto tiempo te vas a quedar. Mis padres tuvieron que irse conmigo a un pueblo un tiempo porque no había guarderías". Ahora, no solo tiene la presión de aprobar para ser funcionaria y tener plaza definitiva, sino que teme que, con lo que le ha costado instalarse en San Fernando la familia, pueda acabar perdiendo su plaza en Chiclana, donde al menos ahora tiene estabilidad. Pero en cada proceso se la juega. Lo sabrá a partir de agosto, con la reordenación de destinos tras la llegada de los futuros nuevos funcionarios.Sobre este proceso, se pregunta ya qué hacer. Si seguir con estos sacrificios. "Me he hartado de estudiar, pero me invalidan por unas tildes, solo por correr en el examen". Recibe ayuda psicológica y toma tratamiento para enfrentar estas presiones. Y el palo recibido de nuevo este pasado junio no está siendo fácil. "Estoy regular, me voy haciendo a la idea. Siento bulla por sacarme la plaza. Con 40 años ya piensas que es que no se estudia igual que quien vive con los padres, es más joven y acaba de salir de la carrera". Y se pregunta si se está perdiendo "la infancia de mis hijos por estudiar. Es un desgaste mental. Cualquier político o médico puede tener unas faltas de ortografía, es algo que pasa. He estado estudiando para nada".[articles:337573]Le queda un poco de consuelo. "Que no soy la única". De hecho, aunque no estaba previsto, quizás el próximo curso salgan plazas de latín porque parece que muchas van a quedar desiertas entre suspendidos e invalidados. "Ha pasado en muchas comunidades". La consejera, María del Carmen Castillo, decía esta semana en sede parlamentaria que era favorable a repensar el proceso selectivo, pero que es "el Ministerio" el que no quiere, explicó, y que no pueden desde Andalucía hacer nada. Domínguez se conformaría. Quizás un tipo test o que haya dos vías de acceso, una para quienes tienen puntos por la experiencia acumulada y otra para quienes vayan a por todas de cero. Pero "con que sea claro el examen y dé tiempo a hacerlo, me conformaría".