Discípula del recordado Paco BazánCon seis o siete años de edad hizo su primer diagnóstico en brazos de su padre. Ante la Macarena dijo, con la espontaneidad que caracteriza a esas edades, que tenía suciedad y había que limpiarla. Fue algo así como su primer diagnóstico y un apunte claro de por dónde iba a ir su futuro: la restauración. Cristina Espejo Segura cuenta 42 años de edad y su presente pasa por una brillante carrera que se inició al poco de terminar el grado de Bellas Artes en la especialidad de restauración. Fue discípula del recordado Paco Bazán.En el taller de Bazán comenzó a dar los primeros pasos en esta profesión, para después montar una empresa (SyS Restauraciones) junto a una colega. Los criterios científicos que aplican a rajatabla en las intervenciones junto a unos muy buenos resultados en trabajos llevados a cabo en imaginería, la han situado en un estatus de importante reconocimiento con trabajos de gran envergadura, tanto por el valor de las tallas en su vertiente artística como devocional.¿Desde cuándo se dedica a la restauración?Desde que terminé la carrera en el año 2009 y tuve la grandísima suerte de empezar a trabajar, primero con la empresa Ressur, con Paco Bazán. Posteriormente, mi compañera Pepa Segura y yo nos decidimos a montar nuestra empresa SyS.Ha sido como llegar y besar el santo.Bueno, sí, la verdad siempre decimos que hemos tenido muchísima suerte, muy buena aceptación y todo ha sido a base de mucho esfuerzo, mucha dedicación. Al final hemos tenido la gran recompensa de seguir adelante con mucho esfuerzo, pero aquí estamos y continuamos, que es lo importante.La mano de la restauradora trabajando sobre un óleo. MANU GARCÍA“Hasta ahora sí podemos decir que vivimos de nuestro trabajo"Cuando se habla de restauración, ¿qué campos abarca ese mundo?Muchísimos, pero nosotras estamos especializadas en la restauración de pintura y escultura polícroma. Es en lo que realmente tenemos la mayor dedicación, aunque también tocamos algunos otros campos como el de la piedra, ahora también se hace mucha restauración, pero sobre todo la pintura y la escultura polícroma.¿Se puede vivir de la restauración?Sí, se puede. Sí es cierto que, como siempre nos dijo nuestro querido Paco Bazán, es que no íbamos a hacernos ricas con esto, algo que teníamos claro. Es un trabajo completamente vocacional, pero bueno, hasta ahora sí podemos decir que vivimos de nuestro trabajo.¿Siempre quiso ser restauradora? De niña, me dicen que ya apuntaba.Desde siempre. Muchas veces he comentado y he recordado que de pequeña fui a Sevilla con mi padre, tendría seis o siete años. Me llevaba en brazos, y le dije que me llevara a ver a la Macarena. Le dije allí, delante de todo el público, que la Virgen estaba muy sucia y que había que limpiarla. Es una cosa que siempre he recordado, porque siempre me había llamado mucho la atención el tema de las obras de arte y, bueno, de su mantenimiento.“Siempre me había llamado mucho la atención el tema de las obras de arte y de su mantenimiento"¿En qué momento está la restauración tras los ‘jaleos’ sucedidos en torno a la Esperanza que ya 'diagnosticó' de niña? ¿Ahora es algo que se mira con demasiada lupa?Bueno, creo que siempre ha sido así, ahora actualmente, gracias a Dios, hay mucha preocupación, algo que hay que agradecer. Es un concepto muy importante, mantener todo el patrimonio, algo que siempre debe estar presente. Los acontecimientos que han surgido últimamente han hecho que aumente esa preocupación, aunque siempre ha estado. No es de ahora, es de siempre. Sí que hay que dar más explicaciones por el miedo que ha surgido con la historia, por ejemplo, de la Macarena. Pero en ese discurso seguimos diciendo que se hacen las cosas con criterio y que mientras que se basen en ello y bajo los principios de la restauración, no va a haber ningún tipo de problema.El día a día de Cristina rescatando obras de arte. MANU GARCÍAEn esto de la imaginería entran muchos factores como lo devocional, lo artístico… ¿Es difícil tratar con un cliente así?Bueno, sí, hay digamos unos ‘extras’ en el tema de la restauración devocional. Dentro de los criterios de restauración, por la técnica empleada, hay unas pautas comunes para todas las obras de arte, pero aquí se incluye también ese punto de respeto a la devoción y a la historia material de la imagen. Hay una serie de puntos que hay que tener en cuenta y que no hay que olvidar a la hora de intervenir en estas tallas porque evidentemente hacen que la obra varíe estéticamente y entonces ahí sí que hay que tener mucho cuidado de tener claro hasta dónde se llega con cada proceso. Se intenta respetar al máximo posible para que varíe lo mínimo, pero siempre y cuando la obra se mantenga estable y esté en el mejor estado de conservación.¿Lleva la cuenta de cuántas imágenes o piezas ha restaurado en su taller?La verdad es que no llevo la cuenta. Hemos intervenido muchísimas obras de arte, no solamente en Jerez, también en la provincia, incluso en Sevilla... ahora, actualmente tenemos un Cristo de Lebrija, por ejemplo, y la verdad es que nosotras estamos muy contentas de que sigan contando con nosotras para las intervenciones de las obras de arte y seguir aumentando ese volumen de obras que hemos tenido la gran suerte de tocar.“Se intenta respetar al máximo posible para que varíe lo mínimo"¿Y cuál es la intervención con la que están más satisfechas y orgullosas?Hemos tocado muchas obras muy buenas, pero no tenemos en cuenta si es más buena o no, porque ya digo que entra mucho en juego la devoción, algo que siempre nos ha dado muchísimo respeto. No podría decir con cuál estamos más satisfechas, yo creo que en cada trabajo hemos aportado todo lo que está en nuestra mano y todos nuestros criterios y a base de ese esfuerzo y de esa dedicación hemos conseguido estar satisfechas con cada uno de los proyectos.¿Y el trabajo más reciente?Hemos intervenido el Cristo del Perdón de Medina Sidonia, que fue para la exposición del Museo de Sevilla, una obra de Pedro Roldán y la tenemos ahí reciente. Ha sido de esos trabajos que también nos marcan, de escultores muy buenos y tenemos la gran suerte también poder admirar de cerca una obra de la mano de un gran escultor.