Coldplayed

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Me siento delante del ordenador después de una jornada mañanera y marujil que ha incluido unos pasos de bachata con la fregona, con Bam Bam en la cabeza y en el cuerpo, después de un fin de semana de puro disfrute en la ciudad que según Forbes es la mejor de España, Córdoba. Córdoba la conocerás, pero no estoy tan segura de que sepas a qué canción me refiero. Por si tienes curiosidad, te cuento que es de Camila Cabello y Ed Sheeran, habla de cómo cambian las cosas y si te digo que el estribillo es Así es la vida, sí, yeah, that´s just life, baby…, igual te vienen a la cabeza unos acordes muy pegadizos y la reconozcas.No tengo ni idea de por qué esa canción me llena de energía, pero ahora mismo me siento como un refresco de naranja efervescente, llenita de burbujas. Gracias, Camila. Thank you, Ed. Mientras las burbujitas me rondan y sin explicación alguna, al abrir el documento de Word dispuesta a hablar de la maravilla que es que las cosas cambien, de repente me imagino a Andy Byron y Kristin Cabot acaramelados en el concierto de Coldplay. Supongo que no es necesario que te aclare quienes son, si has estado vivo en las últimas semanas lo sabrás. Reconozco que se me han saltado las lágrimas riendo con algunos memes e incluso he compartido alguno que otro, lo admito. ¡Por Dios, pero si hasta han acuñado una nueva expresión en inglés: To be coldplayed. Significa que te pillen in fraganti, a ser posible en un concierto o evento multitudinario. Necesito conocer a la persona que lo ha hecho para votarle en caso de que se presente a gobernar el Universo.[articles:338353]Si me paro a pensar en cómo les ha cambiado la vida, la risa se me congela. No pienso entrar a juzgar a nadie, ni escribir sobre justicia divina, karma o cualquier cosa parecida. Creo que si una cámara nos enfocara a cada uno de nosotros y nos pillaran in fraganti, habría llantos y crujir de dientes por las esquinas. Igual no nos pillarían en un concierto de Coldplay ni siendo infieles, pero seguro que las orejas tornarían a rojo por algún asuntillo indiscreto.Si le pongo música a la imagen de la ya citada pareja, me sigue saliendo Bam Bam, y la frase que en realidad más me gusta: Sigue bailando. No les va a quedar otra, como al resto de los mortales. Y qué importante es seguir bailando, cada cual a su propio ritmo. Perderlo para luego encontrarlo, siempre en movimiento excepto para descansar, tomar aire, beber un poco y poder volver al baile bien hidratado y ventilado. Si ya no te resuena la bachata, mucho mejor y así pruebas con salsa, sevillanas, tango, o baile urbano. Lo que te salga, pero no te pares. Incluso si el ritmo te cansa, siéntate pero no dejes de mover los pies, será señal de que sigues teniendo ganas aunque el cuerpo no acompañe. Andy y Kristin, con mucha probabilidad, estén en un parón replanteándose vidas, obras y milagros. La casualidad les ha dado un buen tortazo en medio de la felicidad suprema, lo sé porque he estado en un concierto de Coldplay (sin compañero alguno de trabajo y desde luego no en la zona VIP, tómese en consideración) y sé lo que se cuece cuando Chris Martin y los suyos suenan en directo. También sé, como tú, que esos bofetones vitales suelen llegar así, cuando menos te los esperas. A Andy, Lucas, Kristin y todo bicho viviente. Así que no sería mala idea no esperar a que si algo no funciona por ahí dentro e incluso por fuera, llegue una cámara, enfermedad o situación límite que exponga al mundo tus miserias. O quién sabe, puede que exponerse sea la mejor solución para acabar con lo que no funciona; si me das a elegir, prefiero hacerlo con cierta intimidad, la verdad. To be Coldplayed no es algo que suela gustar a la gente de a pie.  Pero claro, para parar y mirar hacia dentro se necesita silencio, y eso no suele abundar. Y no me refiero al silencio de la siesta ni al de la noche, sino al de la mente. Es difícil poder parar la rumiación mental, puede que haya más desconexión del mundo en el concierto de Coldplay de Boston que  en el sofá del piso de la playa que has alquilado quince días y donde se supone que estás descansando y desconectando de la rutina.A pesar de que el tema original de este texto eran las bondades del cambio, después de pensar en todo lo anterior me quedo con la idea de avanzar. Puede que Andy y Kristin lo hagan a pesar de los (muchos) pesares; como dijo Murakami en Kafka en la orilla, "cuando salgas de la tormenta, no serás la misma persona que entró en ella. De eso se trata la tormenta". Ojalá nunca tengan que volver a esconderse o avergonzarse por lo que hacen. Ojalá la repercusión que está teniendo todo el asunto sirva para hacernos conscientes de que ser honestos con los demás implica serlo con nosotros mismos. Ojalá demos importancia a poder parar a replantearnos la vida cuando notemos que algo, simplemente no funciona. Y mientras, sigamos bailando.