Los casos 'Montoro' y 'Cerdán' reviven el discurso contra el bipartidismo

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Los casos Montoro y Cerdán han zarandeado el tablero político español. Las tramas que implican al exministro de Hacienda de la época de Mariano Rajoy y al ex secretario de Organización del PSOE han vuelto a colocar la corrupción abriendo todos los telediarios y las portadas de los periódicos. Y el país se asoma otra vez al balcón de la desconfianza hacia parte de sus dirigentes a la hora de ejercer la labor pública.Después de años en puestos bajos, la corrupción ha irrumpido con fuerza entre los problemas del país para los ciudadanos, colocándose ya en la segunda posición, sólo por detrás de la vivienda, según el último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas. Supera a cuestiones como la migración, los partidos políticos, la situación económica y el desempleo. Hace un año estaba en el puesto número quince y apenas lo citaba el 6% de los sondeados (hoy ese porcentaje es superior al 25%).Los casos, además, tienen modus operandi similares a los que azotaron España en las últimas décadas antes del 15M. El debate político entre los dos grandes partidos ha vuelto a caer en el “y tú más”, dejando una sensación de dèja vu. Con un lenguaje asimismo durísimo por parte de Génova 13 hablando todo el día de “puteros”. Ahora, los socialistas sostienen que esa estrategia tan brusca de Alberto Núñez Feijóo se le ha vuelto con toda la fuerza de un bumerán.Este escenario marcado por sumarios y declaraciones ha revivido el discurso contra el bipartidismo que cambió la dinámica política a raíz de la crisis económica de hace más de una década, las protestas multitudinarias al calor del 15M en todo el país y la irrupción de nuevos partidos como Podemos y Ciudadanos.Y en el origen de la “corrupción sistémica” de los grandes partidos centran ahora sus discursos tanto de Vox como Podemos y Sumar. El partido de ultraderecha de Santiago Abascal es la formación que, según los últimos sondeos, está capitalizando más el descontento y subiendo en intención de voto (con factores como el caso Cerdán pero también el debate migratorio).Esos sondeos dejan lejos el deseo proclamado por Alberto Núñez Feijóo de gobernar en solitario pensando en una mayoría absoluta. A la ultraderecha el caso Montoro le ha pillado en plena operación para sacar rédito del debate migratorio y el clima de Torre Pacheco (Murcia), pero ahora apunta al bipartidismo para hacer mella a los dos partidos por la supuesta trama en Hacienda. El partido ha criticado durante estas horas: “La realidad es que de todas las tropelías de Sánchez y su mafia, la política fiscal es simple herencia del PP. Y probablemente también les copiaron algunas de sus prácticas, que eran igual de mafiosas que las de ahora”.La estrategia de la ultraderecha pasa por cebar esa crítica al bipartidismo y no señalar directamente a Feijóo y Rajoy por el caso Montoro. Abascal ha trasladado esa idea en sus mensajes desde este fin de semana: “Tengo la sospecha bien fundada de que algunas de las mafias de Sánchez son solo continuación de las mafias del PP. Que nos quieran vender lo de Montoro como un hecho aislado es tan ridículo como los argumentos del PSOE para desligarse de Ferraz”. Para el líder de Vox, Génova y Ferraz son “las dos caras de una moneda falsa y corrupta”. “Son lo mismo”, remacha. Las críticas del bipartidismo también las ha utilizado la ultraderecha en la última semana respecto a la política migratoria de populares y socialistas.El discurso contra el bipartidismo ha cogido mucha fuerza en los últimos días en Podemos, que nació al calor de las protestas del 15M contra el sistema dominado por el PSOE y el Partido Popular durante décadas. Este partido, que logró romper el bipartidismo institucional a partir de su irrupción en las elecciones europeas de 2014, vuelve a retomar esa idea.El portavoz morado, Pablo Fernández, hizo este lunes una reflexión a partir de la revelación del caso Montoro por el que se benefició fiscalmente a empresas gasistas: "Recortes y sufrimiento social para el pueblo y favores y beneficios para las empresas corruptas que pasan por caja, así como dinero a montones para los bolsillos de esos políticos corruptos que llevan demasiados años lucrándose de ese sistema de la corrupción del bipartidismo".Podemos pone sobre la mesa el sistema de “comisiones”, “mordidas” y “puertas giratorias”, lo que, en sus palabras, evidencia "cómo funciona la política del bipartidismo en España y la necesidad que tienen de pagar y de establecer relaciones con los políticos del bipartidismo a cambio de hacer los correspondientes pagos".“El problema se llama bipartidismo”. Esta ha sido también una frase que ha utilizado la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, desde que irrumpiera el caso Cerdán y pusiera al Ejecutivo contra las cuerdas. El ala a la izquierda de los socialistas en la coalición marca diferencias con Ferraz y tiene un discurso que pasa, como ha expresado la dirigente, por: "La corrupción cero sí existe. No somos iguales de ninguna manera. Nosotras somos limpias, tenemos cinco ministerios limpios y tenemos un espacio político que ha gobernado y nunca ha robado". IU ha tomado la delantera en el Congreso, de la mano de Movimiento Sumar, para constituir una comisión de investigación sobre Montoro en el Congreso de los Diputados.En el último ciclo electoral precisamente el bipartidismo ha vuelto a tener mayor vigor tras la época a la baja después de la crisis económica y la aparición de la nueva política. En las últimas generales del 23J el PP y el PSOE sumaron un 65,27% de los votos, un porcentaje que no se veía desde la cita de 2011, cuando los dos partidos tuvieron un 74,4%. Las peores cifras las obtuvieron en los dos comicios de 2019, cuando no llegaron ni al cincuenta por ciento: 45,71% en abril  y 49,24% en noviembre.En las europeas del año pasado el bipartidismo llegó al 64,86% una cifra que no recordaban los dos grandes partidos desde la cita continental de 2009 (con un 82,05%). Desde ese momento las cifras se había movido así: 2014 (50,25%) y 2019 (53,53%). Asimismo, en las municipales de hace dos años el PP y el PSOE sobrepasaron el 60%, lo que evidenció un crecimiento conjunto respecto a 2015 (52,96%) y 2019 (52,5%).