Un nuevo truco se ha sumado en las últimas semanas al repertorio a disposición de los líderes internacionales de visita en la Casa Blanca para ganarse a Donald Trump: pedir que le concedan el premio Nobel de la Paz. Lo hizo Benjamín Netanyahu en su reciente viaje para hablar del alto el fuego en Gaza propuesto por Washington. Y lo hicieron también los gobernantes de cinco países africanos en un encuentro con el presidente de Estados Unidos que será recordado porque este se maravilló del buen inglés de Joseph Boakai, de Liberia, país fundado en el siglo XIX por esclavos libres estadounidenses, cuyo idioma oficial es... el inglés. Seguir leyendo