La demoledora impresión de un soltero sobre su cita, llegando a pensar que es una broma: «¿Qué hago yo con ese señor?»

Wait 5 sec.

La actuación estelar de un famoso dúo musical fue el plato fuerte del menú que 'First Dates' ofreció la noche del jueves 21 de julio a sus comensales. Sonia y Selena amenizaron la velada del 'resort' vacacional en el que se ha transformado el restaurante de citas con motivo del periodo estival. Las 'Reinas' de la última edición del Benidorm Fest celebraron su 25 aniversario en la música interpretando el mayor éxito de su carrera, ' Yo quiero bailar' , la que fuera canción del verano a principios de los 2000. Pero en contra de lo que dice la letra del 'hit' de Sonia y Selena no siempre los chicos se enamoran cuando llega el calor. Si la cara es el espejo del alma, la de Jon (34) se transformó en un poema en cuanto vio a Ernest (32). De hecho, el 'property manager' barcelonés, a quien lo han llegado a comparar con un dios griego, pensó de primeras que el programa se estaba quedando con él. Nada más verlo, en su rostro se dibujó una expresión de decepción que hasta Carlos Sobera notó. «¿Qué pasa? Qué serio te has puesto de repente ¿Qué ocurre, no te ha gustado lo que has visto?», quiso saber el presentador. El soltero aplicó aquello de quien calla, otorga. Eso sí, en los totales a cámara soltó todo lo que se le había pasado por la cabeza. «Me pensaba que era una broma. Que era el amigo de mi cita, el hermano o alguna cosa así, y que lo habían hecho para verme la cara. Me llega por la barbilla, pesa 50 kilos, es un poco frentudo… Es que nena, parece la bruja Piruja. No me gusta nada de nada, no pegamos ni con cola. Pero es que se ve a un kilómetro, ¿qué hago yo con ese señor?», dictaminó. No era la primera vez de J on en el restaurante, una experiencia que recordaba como fabulosa y maravillosa. «Me encantaba el misterio anterior a cruzar la puerta… Pero claro, debes estar preparado para todo, porque mira lo que me ha pasado». El valenciano Ernest llegaba a 'First Dates' desde Paris, donde se gana la vida como gestor cultural. «Soy un hombre con unos códigos estéticos asociados más a la mujer», explicaba sobre el aspecto físico que tanto había desagradado a su pretendiente. En lo relativo al amor contó que le había ido bastante mal, aunque tampoco le ha puesto especial empeño a la misión de encontrar a su media naranja. Nunca fue una prioridad. Respecto a su prototipo, afirmó no tener un hombre definido, salvo que le gustan más mayores y diferentes por completo, «que sea mi contraste». El ejemplo que dio lo dejó claro. «Abascal me pone bastante potentorro. Está bastante golosín». Ajeno a los comentarios de Jon sobre él, Ernest llevó la iniciativa de la conversación. El valenciano demostró gran interés en conocer a su cita, quien le había parecido una persona agradable, confiable y carismática. A la vez, el barcelonés solo sentía ganas de que acabara la velada, obcecado en lo que no le había gustado de su cita en vez de abrirse a intentar conectar. «Le tengo todo el respeto del mundo y no me gustaría herirlo jamás. Pero es que cuando lo he visto he flipado». En un momento de la velada, Jon interrumpió la charla para supuestamente irse al baño. Aunque en realidad, cogió el micro para animar la sala al ritmo de 'Sarà perché ti amo' y dedicársela a su compañero de 'First Dates '. Una muy grata sorpresa para Ernest, que ya terminó de decidir que quería una segunda cita porque lo tomaba por alguien interesante y estimulante. Por su parte, y por si no lo había repetido lo suficiente, Jon insistió ante el equipo del programa que «físicamente es lo opuesto a lo que a mi me podría atraer en esta vida. Ni pagando me acostaría con él». Algo que intentó transmitirle al implicado «con amor» y con fingido buen rollo en el momento de la decisión final.