Un cortijo de Paradas sigue manteniendo uno de los grandes enigma del último siglo en España. Esta semana se han cumplido 50 años del crimen de Los Galindos, un suceso en el que hubo cinco muertos y ningún responsable. El acontecimiento sacudió al pueblo sevillano, pero también a las redacciones andaluzas que medio siglo después siguen planteándose preguntas sobre lo ocurrido sin que nadie las responda.Uno de los periodistas que no ha parado de hacerse preguntas sobre el tema es Francisco Gil (San Juan de Aznalfarache, 1959), quien ahora publica una minuciosa investigación (Los Galindos. El crimen de los silencios - El Paseo) con testimonios de personas muy cercanas al caso y fotografías de las escenas tan crueles que se vivieron en Paradas. Cuando todo sucedió apenas tenía 16 años y ni siquiera sabía que iba a ser periodista. Sin embargo, ahora reconoce que es un tema que le sigue interrogando. "Por cada intento de solución de una de las cuestiones siempre hay algo que te lo contrapone", apunta a lavozdelsur.es.Francisco Gil ha sido uno de los periodistas que más ha investigado sobre el crimen.Llegó al caso en uno de sus aniversarios en los que la prensa sevillana recordaba el caso. Le tocó escribir sobre el tema y revisando la hemeroteca quedó atrapado por el misterio que rodeaba a las muertes de varios trabajadores de esta finca: Juan Zapata, Juana Martín, José González, Asunción Peralta y Ramón Parrilla. Una de las pocas certezas es que todos fueron asesinados, pese a las dudas que hubo durante varios años sobre José González, al que se consideró autor de los hechos. Sin embargo, cada una de las muertes arroja una crueldad distinta. Ahora, todo está prescrito, pero las respuestas siguen sin llegar.¿Por qué? La pregunta clave que no tiene respuestaLas dos preguntas más básicas sobre el tema son por qué sucede y por qué nadie sabe nada. "Yo creo, sin pruebas, que lo que ocurre pasa con personas del entorno del cortijo. No llega nadie de fuera y empieza a matar", apunta Gil. El periodista y escritor señala una mezcla de las relaciones personales y el posible desvío de producción de trigo y de girasol al mercado negro. Precisamente esta es una de las líneas que más se investigó por su verosimilitud. Había sospechas de una contabilidad B en el cortijo. Sin embargo, nunca se pudo demostrar porque los cuadernos con los datos de los últimos años jamás aparecieron. Los días posteriores al crimen el marqués de Grañina, Gonzalo Fernández de Córdova durmió allí. Francisco Gil confiesa a este medio que personas que participaron en la investigación señalan que la producción de trigo se dobló en 1976 con respecto a años anteriores. "Son cuestiones que dan que pensar".[articles:338558]Zapata, pese a ser el último cuerpo en aparecer, murió primero. Lo golpearon con un pajarito, al igual que a su mujer. Luego murieron José González y su esposa. Estas dos muertes guardan una de las grandes incógnitas del crimen. González terminaba todos los días a las 17 horas, pero ese día fue a su casa a las 15 horas para recoger a su mujer y volver a Los Galindos. Al llegar, también murieron golpeados por objetos sólidos. No obstante, el asesino en este caso le cortó los brazos a González y quemó los cuerpos. La imagen fue del horror más absoluto. El último en ser asesinado fue Parrilla. Este recibió disparos de escopeta que le destrozaron los brazos. Poco después, recibió otro en el pecho que acabó con su vida. "Esto demuestra que los asesinos tenían las sangre muy muy fría", dice Gil sobre el suceso.Sobre el misterio que rodea al asesinato de González, el que fuera redactor jefe de El Correo de Andalucía esgrime que cree que "era consciente y que sabía que al menos había dos muertes ya en el cortijo de Los Galindos. Creo que él pudo ser testigo". A esto añade que "una de las cuestiones que no se entiende es ¿oor qué va primero por su mujer? ¿Qué es lo que le cuenta? Y, ¿qué es lo que hace que vayan los dos al cortijo? Yo creo que no sospechaba los iban a matar porque si no no hubieran ido".Una investigación llena de errores Después de tantos años sin culpables, uno podría pensar que se trata de un crimen perfecto. Pero lo cierto es que está lejos de tener la minuciosidad que esto requiere. De hecho, Francisco Gil afirma que fue todo muy improvisado y señala a déficits de la investigación. Uno de ellos fue que tanto el fiscal como el juez acudieron al escenario del crimen 24 horas después. Algo completamente impensable a día de hoy. Entonces, vecinos del pueblo, con intención de ayudar, ya habían podido manipular muchas pruebas. "Hoy en día se vaya y se perimetra todo el cortijo. La autoridad judicial es la única que está entrada autorizada a entrar allí con quien la acompañe. Hacerlo 24 horas después perjudicaba la investigación".El caso se cerró en menos de un mes. Las culpas de la Policía apuntaron a González y no fue hasta varios años después, con exhumación de los cadáveres, cuando se confirmó que González también había sido asesinado. "Todo ese tiempo que estuvo durmiendo el caso y eso perjudicó mucho a la investigación. La única posibilidad que había de que se descubrieran los autores era que ellos mismos confesaran y claro, ellos nunca lo hicieron".Paradas ha quedado estigmatizada por el caso. Durante muchos años, nadie en el pueblo quería hablar de él. Menos aún a forasteros. Durante los días posteriores al crimen, el silencio era total por miedo a que las muertes siguieran. Pese a todo, ha sido tabú. "Puede ser que los vecinos tuvieran conocimiento de algo. Yo estoy convencido de que sí", comenta Gil a este periódico. "El pueblo de Paradas sabe lo que pasó y quienes fueron los autores. Pero les pasa como a todos nosotros, que no tenemos pruebas".El marqués y la desaparición del sumarioRecientemente, el hijo del marqués ha incriminado a su padre en el crimen a través de un libro. Francisco Gil no tardó en comprarlo, aunque posteriormente le decepcionó porque esperaba algo más. "Me quedo con que era la primera vez que públicamente se decía que el marqués de Grañina fue encubridor". Lo otro que salva es la mala relación familiar que se narra. No obstante, esto no parece haber tenido influencia en lo que ocurrió. Eso sí, dicho marqués no tardó en irse a vivir a Jerez tras los crímenes. "Ellos mantuvieron que no tenían nada que ver, pero se quitan del medio, ¿por qué?"El caso ha tenido sombras hasta muchos años después. De hecho, el sumario desapareció mientras era transportado a Sevilla. El funcionario judicial, Pepe Zapico, suplicó que lo custodiaran bien, pero nunca le llegó la llamada diciendo que los documentos habían llegado a su destino. "Pero lo más llamativo es que no se investigó la desaparición", agrega Francisco Gil sobre uno de los últimos misterios de este caso.Las incógnitas siguen vivas y, de hecho, el caso de Los Galindos ya ha servido de inspiración para ficciones como El Marqués, pero sin arrojar ninguna respuesta. En este sentido, Francisco Gil es pesimista. "Yo no tengo ninguna esperanza. Gran parte de las personas que participaron o lo encubrieron están muertas. Y si alguien sigue vivo tendrá una familia y no querrá dejar como herencia una mancha tan grande como esta. Nunca nos vamos a encontrar con un testimonio que aclare lo que ocurrió".