Herramientas inteligentes para frenar la siniestralidad en las obras

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Los accidentes laborales provocaron 796 muertos el pasado año, 75 más que en 2023 (un aumento del 10,4%). Por sectores, los servicios concentraron el mayor número de accidentes mortales, con 326, un crecimiento del 15,6% con respecto al año anterior. Después le sigue la construcción, donde hubo 135 fallecidos, cuatro más que en 2023. El número total de accidentes en la construcción en 2024 fue de 86.205, según datos del Ministerio de Trabajo. La siniestralidad laboral incluye caídas desde altura, golpes por objetos o problemas con la maquinaria. Entre las causas del alto índice de accidentes figuran los riesgos inherentes al trabajo, la subcontratación con la confluencia en una obra de distintas empresas con sus propios protocolos, la falta de formación adecuada en prevención de riesgos laborales, cierto incumplimiento de las normativas de seguridad y las condiciones climáticas adversas. ¿La solución para reducir la siniestralidad? Junto a una mayor aceptación de la normativa y la formación continua, la incorporación de tecnologías innovadoras constituye una importante vía para mejorar las condiciones de seguridad y, por tanto, de reducir la siniestralidad laboral. La Fundación Laboral de la Construcción, formada por la patronal (Confederación Nacional de la Construcción, CNC) y sindicatos mayoritarios (CC.OO. del Hábitat y UGT FICA), apuesta firmemente «por impulsar y poner en conocimiento de todas las personas trabajadoras del sector las diferentes innovaciones que van apareciendo en el ámbito de la prevención y con aplicación directa en la industria de la construcción». Entre esas tecnologías, se encuentran los avances relativos a los Equipos de Protección Individual (EPIs), la realidad virtual y aumentada, la robótica, aplicaciones con inteligencia artificial (IA), la integración de la metodología colaborativa BIM, sistemas innovadores de protección colectiva o mejoras en los equipos de trabajo. «Actualmente ya es una realidad toda la innovación y evolución de la técnica en el ámbito de la seguridad y salud con aplicación en el sector de la construcción, lo que nos va a permitir seguir avanzando en la mejora de las condiciones de seguridad y salud para todas las personas trabajadoras del sector», exponen desde la Fundación Laboral de la Construcción También subrayan que «la innovación en el ámbito de la prevención en construcción va a continuar experimentado importantes avances en los próximos años, en consonancia con la evolución tecnológica que se está produciendo a nivel global en el resto de los sectores productivos». El proyecto Cero Accidentes financiado por el Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI) con el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (Feder), ha unido a varias empresas y organismos españoles en busca de las herramientas que contribuyan a predecir en tiempo real circunstancias de peligro a pie de obra. La iniciativa ha generado un consorcio liderado por FCC Construcción (María José Conde, Jefe de Dpto de I+D+i Nacional) e integrado por Becsa, también del sector de la construcción; Meplasjar, especializada en la fabricación de equipos de protección individual (EPI) y que colabora en el diseño y producción de un casco inteligente; las compañías Alisys, Fractalia, Signe, LIS Data Solutions e IDP se encargan de la robótica, blockchain, machine learning, visión artificial y el desarrollo de la plataforma cognitiva integral con los gemelos digitales. Todos ellos apoyados por los centros tecnológicos ITA (Instituto Tecnológico de Aragón), CETIM Technological Centre y Aimplas. Cecilia Fatás Paúl, técnico en diseño y gestión de sistemas mecatrónicos y procesos constructivos de ITA, indica que «mediante el uso de soluciones tecnológicas innovadoras se pretende predecir situaciones potencialmente peligrosas antes de que lo sean y alertar para no lleguen a materializarse». «De esta forma se evitarían los accidentes como caídas en altura, atropellos en zonas con baja visibilidad o intoxicaciones por deficiencias en la calidad del aire en espacios confinados», añade. En la actualidad, el proyecto ha trabajado con dos casos de uso, detalla Fatás: «En un edificio de viviendas en construcción se utiliza un Spot, un robot cuadrúpedo que navega de manera autónoma y recoge información, que se analiza mediante inteligencia artificial, para determinar el correcto estado de protecciones colectivas y EPI inteligentes. El segundo caso, en las obras del Túnel del Anillo Insular de Tenerife, consiste en probar sistemas Lidar combinados con percepción para evitar atropellos y el uso de sensores virtuales para garantizar la calidad del aire». Todos los datos se reflejarán en una plataforma cognitiva que permita a los servicios de prevención disponer de información actualizada de los peligros. La aportación de ITA al proyecto, relata, consiste en «elaborar los mapas para navegación del SPOT, la demostración del concepto de 'consciencia situacional compartida', que permite compartir la información entre distintos agentes para proporcionar una visión completa de la escena, la medición con sensores virtuales de parámetros de calidad del aire y la construcción de un gran almacén digital, un datalake que integre todos los datos y centralice la información». El centro tecnológico Tekniker, miembro de la alianza Basque Research and Technology Alliance (BRTA), y la empresa valenciana Pavasal han implementado un sistema inteligente integrado en la maquinaria móvil que predice situaciones de riesgo. Tiene la capacidad de detectar mediante cámaras de última generación un peligro inminente y remite al instante una notificación a una pulsera Bluetooth del trabajador afectado. Aitor Gutiérrez, investigador en IA en Tekniker, explica que «el sistema está basado en visión e inteligencia artificial». «Con la colocación de cámaras RGBD y gracias a un hardware específico y unos modelos que hemos entrenado, somos capaces de percibir todo el entorno alrededor de la maquinaria», añade. Señala Gutiérrez los problemas intrínsecos a la construcción: «Hay tareas, como en el asfaltado, que se debe trabajar muy cerca de la maquinaria. Luego se dan otras casuísticas, como que exista una empresa principal y otras subcontratadas, con personas que hablan distintos idiomas. El entorno además cambia de un día a otro. Los riesgos de accidente son altos. Con este sistema detectamos dónde están los empleados en cada momento, predecimos sus próximos pasos y si están atentos a la maquinaria o no». El sistema dispone de tres niveles de alerta. En el primero, que se activa con una situación de riesgo potencial como advertencia temprana, la baliza lumínica en la cabina de la máquina se ilumina en color amarillo. El segundo, en situación de peligro real, la baliza muta a rojo. En el último, en situación crítica, la baliza permanece en rojo y se activa un pitido; al mismo tiempo, se envía una alerta a la pulsera Bluetooth del trabajador en peligro. Si no respondiera, la máquina se detiene automáticamente. «Los tres niveles de alerta buscan superar la sensación de falsa seguridad que se produce cuando el trabajador se acostumbra a los pitidos. Cada empleado lleva un chaleco de seguridad con un código. Así sabemos a quién debemos enviar el mensaje cuando se encuentra en peligro», detalla Gutiérrez. Las posibilidades de la IA en la prevención de riesgos son amplias, como indica el experto: «De manera paralela, con esta misma tecnología hemos estado trabajando en la detección de EPIs. En tiempo real se puede saber si los operarios llevan cascos, chalecos, zapatos de seguridad, gafas… También sirve para el control de accesos o con la robótica colaborativa». El prototipo ha sido probado en las instalaciones de Pavasal y en unas obras anexas.