Los datos de la Junta reflejan que el alga invasora asiática llega de Cabo de Gata a Puerto Sherry

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La Junta de Andalucía ha ofrecido un balance sobre la situación del alga asiática invasora dentro del Plan de Gestión que se aprobó con el objetivo de abordar de forma amplia la situación, todo un reto medioambiental para las costas andaluzas. La expansión de Rugulopterix okamurae ha puesto contra las cuerdas a ecosistemas enteros, transformando de manera radical tanto los fondos marinos como las playas en las que se acumula esta especie exótica.El origen del problema se remonta a 2016, cuando comenzaron a detectarse los primeros arribazones de esta alga asiática en la costa de Ceuta, especialmente en la zona del Estrecho de Gibraltar. Desde entonces, su capacidad de colonización no ha hecho más que sorprender a científicos y autoridades. Hoy, según ese informe, su presencia abarca desde Cabo de Gata hasta Puerto Sherry.[articles:328357]Las consecuencias ecológicas han sido profundas. Montones de biomasa son arrastrados por las corrientes y depositados en playas, puertos y zonas de gran valor ambiental. En 2020, Rugulopterix okamurae fue incluida en el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras, y en 2022, la UE la declaró especie de preocupación continental, empujando a las comunidades autónomas a actuar con urgencia.En este contexto, nace el nuevo Plan de Gestión andaluz, alineado con la Estrategia Andaluza de Economía Azul Sostenible Horizonte 2028.  La Junta habla de actuar con rigor científico, coordinación institucional y visión de futuro. El plan establece objetivos generales, estrategias específicas y medidas concretas, orientadas a frenar el avance de la especie y reducir su impacto.[articles:338125]Uno de los pilares esenciales del plan es la monitorización constante del litoral andaluz. Para ello, se implementará un sistema actualizado de vigilancia y cartografiado. Otro de los frentes clave es la protección de los hábitats marinos amenazados. La retirada del alga, no exenta de complejidad, también está contemplada en detalle. Se establecen protocolos técnicos específicos para evitar que las labores de limpieza acaben generando nuevas dispersiones. Desde la recogida en playas y puertos hasta la desinfección de herramientas y contenedores, el plan traza una hoja de ruta clara para garantizar un manejo responsable de la biomasa.Pero el documento va más allá de la contención: también propone soluciones sostenibles. Entre ellas, el aprovechamiento de los restos de alga como materia prima, una medida que podría abrir la puerta a usos como el compostaje o la fabricación de fertilizantes. Esto no solo reduce el volumen de residuos, sino que ofrece alternativas económicas a los sectores más afectados por la proliferación de la especie. Un futuro que podría ser esperanzador pero que aún requiere de transformación.