Cirilo, 43 años como virrey de Sancti Petri: "El pescado llega saltando; frescura, no hay más"

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El chef del mar, el tres estrellas Michelin Ángel León, muere con su atún frito en adobo. Una ex presidenta del Congreso se ha puesto tibia una noche con su espectacular bandejón de pescaíto. Hay muchos artistas que han actuado en el Concert Music Festival que se han dejado caer por su barra, entremezclados con la muchedumbre que atesta el bar cada noche de julio y agosto. Inventó en el islote de Sancti Petri el concepto omakase antes de que se pusiera de moda en todos los rincones esta filosofía nipona consistente en dejarse llevar por los dictados del cocinero de turno. De hecho, "¿qué me vas a poner, Manolo?" es una pregunta habitual cuando Manolo Ariza Rodríguez, a sus 75 tacos, se acerca con su amplia sonrisa a algunas de las mesas, casi siempre llenas en verano, de su taberna marinera. En realidad, casi nadie conoce a Manolo por su nombre oficial que figura en el DNI. Todos le llaman Cirilo. Incluso con el artículo: el Cirilo. Él es el virrey de Sancti Petri. El gobernador en nombre de algún cargo oficial que ha elevado hasta las alturas lo que fue una rica industria muy poblada y pasó a ser un trozo de tierras raras que no quiso ni el Ministerio de Defensa. Su taberna, dentro del no menos histórico Club Náutico Sancti Petri —50 años le contemplan—, no es el bar del Club Náutico es El Cirilo. Uno de los secretos mejor guardados de la Bahía de Cádiz —cada vez menos secreto, claro— para comer pescaíto en todas sus versiones, variantes y formas posibles. Pero siempre con la frescura por bandera. Luis Cepero, que fuera comodoro del Club Náutico Sancti Petri, en la barra de El Cirilo.   JUAN CARLOS TOROCuando Cirilo eran los demás: de botonés a taberneroManolo, Cirilo, tiene 75 años y hubo una época, hace ya más de cuatro décadas, en la que Cirilo eran los demás. “Cuando yo cogí esto, yo no me sabía los nombres de los socios del club y cuando les preguntaba qué iban a beber les preguntaba: a ver, Cirilo, qué quieres, ¿tinto, cerveza, vino…?" Andando el tiempo, "ahora todo el mundo me dice Cirilo y yo conozco a todos y les llamo por su nombre o por el nombre de su barco. Y con todos me llevo divinamente". "Le dije a la presidenta del Congreso, antes de ponerle la bandeja de pescaíto, que en Madrid no se come pescado fresco. Pescado fresco, aquí. Aquí el pescado llega saltando", relata 43 años después de ponerse al frente de un local emblemático, en el centro del islote que fue antiguo poblado almadrabero al que solo una lengua de tierra conecta con Chiclana. Manuel Ariza y Manuel Herrero, presidente del Club Náutico Sancti Petri, en el interior de la taberna marinera.   JUAN CARLOS TORO"Tengo cuatro hijas, cuatro yernos, y tres nietos, y todos se han criado en el poblado. Ya tengo trabajando aquí conmigo a los tres nietos", dice orgulloso. "Yo ya he cumplido; tampoco ambiciono mucho más, con que no nos falte a la familia la papa, ya está", proclama, mientras a mediodía la taberna ya empieza a ser un hervidero de clientes. De la cocina no paran de salir tapas frías, aliños, guisos marineros (albóndigas de choco, atún encebollado, fideos con corvina...), mariscos y raciones de pescaíto frito, a la plancha o al horno. Acodados en una mesa alta junto a la barra, el prestigioso equipo de cocina de Cataria, la sucursal en Cádiz —en el hotel Iberostar Selection Andalucía Playa de Chiclana— de la gran parrilla de pescado de Euskadi, Elkano de Getaria. En uno de los salones, Manuel, que juega en otra liga fuera de los rankings y las obsesivas creaciones para competir por los reconocimientos en las guías mundiales de la gastronomía, recuerda cómo llegó allí: “Yo tenía quince años, era botones del club Pepe Gallardo, en la Alameda del Río de Chiclana, y de allí me vine para acá casi después de abrirse el club náutico”.El equipo de cocina de Cataria disfruta de la comida de El Cirilo, en días pasados.   JUAN CARLOS TOROCasi en paralelo al cerrojazo del Consorcio Nacional Almadrabero en Sancti Petri, en 1973, Manolo inicia el negocio, muy precariamente, más como tasca de marineros en medio de la ruina de un poblado que se iba abandonando que con el brillo y el interés que despierta hoy su cocina entre propios y extraños. Desde entonces, no le ha hecho falta tirar de marketing ni historietas. Eso, pese a estar en el caño junto a la Punta del Boquerón, con terraza abierta hacia el Océano Atlántico y frente al que dicen que fue el templo de Hércules. “Aquí no hay rollo. Frescura. No tengo más historia que tener pescado fresco: más fresco, imposible. Atunes, robalos, doradas, borriquetes, urtas, pargos… y pescaíto frito, la tira: chocos, puntillitas… antes parpuja y ortiguillas, que están hoy prohibidas porque no les dejan reproducirse”. “Teníamos hasta esperma de pescado macho… no veas cuándo había que explicárselo a una inglesa…”, relata siempre jocoso ese hombre con gorra y pinta de viejo lobo de mar al que todos llaman Cirilo. Manuel Ariza, Cirilo, en su taberna de Sancti Petri.   JUAN CARLOS TOROLa incombustible e inigualable Sole ArizaSu hija Sole Ariza Ortiz es la que tira ahora del negocio, con su padre de relaciones públicas e incluso promoviendo desde hace años la regata Cirilo's Cup. Como una prolongación de su padre de la cocina a la barra, de la barra a las mesas, Sole, la Sole, atesora el carisma de su progenitor. Su desparpajo la convierten en un espectáculo en su taberna y en una influencer, made in Chiclana, en las redes sociales.Uno de los vídeos virales de Sole Ariza Ortiz, la hija de El Cirilo.Inés, Nora y Noelia son las otras hijas de Cirilo, las continuadoras de una saga que, junto al club náutico, puso a Sancti Petri en el mapa cuando el islote se moría, cuando no resonaban los directos de artistas internacionales en las noches de verano. Todo con mucha modestia, sin trampa ni cartón, con pescado saltando de las barcazas a los fogones. “No quiero estrellas Michelin, eso para los demás… con las ruedas del coche tengo bastante”, defiende Manolo Ariza, Cirilo, un ejemplar único en su especie.