El eje franco-alemán se refuerza para hacer frente a Trump y Putin

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El programa de la visita a Berlín de Macron más bien parecía ayer el de un idílico día de vacaciones: un paseo con Merz por el lago Tegel, una cena en la Villa Borsig y un concierto de jazz. Los asuntos sobre la mesa, sin embargo, eran graves y de alcance, empezando por su grito de guerra a dos voces en dirección a Washington: Francia y Alemania están listas para el bazuca comercial europeo , las contramedidas con las que responderá la UE si Trump ataca , finalmente, con sus aranceles. «Discutiremos juntos algunos temas muy actuales, incluida la política comercial actual, sobre la cual estamos escuchando en estos minutos que posiblemente podría haber decisiones», avanzaba Merz un posible acuerdo antes de reunirse con el presidente francés. Los dos reiteraron su deseo de una negociación fructífera con la Administración Trump, pero igualmente mostraron su disposición a respaldar la respuesta con la que amenaza la Comisión Europea . La represalia iría dirigida a los servicios digitales y financieros de EE.UU. y a dos listas de productos estadounidenses por un valor conjunto de 93.000 millones de euros. Las palabras de Merz sugerían un acercamiento de las posturas en torno a aranceles de entre el 15% y el 10%, el nivel que se está discutiendo actualmente, pero el canciller alemán no duda en amenazar con una fuerte reacción si Washington no cede. Merz se ha inclinado por la postura de Macron, que lleva tiempo pidiendo una respuesta dolorosa a la política arancelaria de Trump . «Alemania ha dado un giro de 180 grados en solo unos días», confirmaba anoche un diplomático de la UE. El encuentro, por lo demás, estaba destinado a un « nuevo reinicio » del eje francoalemán, con las mejores intenciones por parte de ambos pero también con viejas diferencias vigentes. En primer lugar, en materia de defensa. Hay desacuerdo de base sobre el plan para un avión de combate conjunto FCAS, en el que también participa España . El fabricante francés Dassault quiere llevar a cabo el 80% del proyecto y, por lo tanto, casi todo el desarrollo de los aviones. Para Airbus, quedaría solamente el equipamiento adicional. Alemanes y españoles acusan a los franceses de usurpar el proyecto y se habla de « lucha unilateral de los franceses por el dominio ». Otra de las actuales diferencias entre Berlín y París son los esfuerzos actuales de los aliados para organizar más sistemas de defensa Patriot para Ucrania. Alemania está impulsando la iniciativa, dejando los sistemas de sus propias existencias a Kiev y probablemente soportará la principal carga financiera. Varios países del norte de Europa, así como Reino Unido y Canadá, han expresado su apoyo a este planteamiento, pero Francia se abstiene. Macron lleva tiempo avisando de que ya no se puede confiar en Estados Unidos y desea el compromiso conjunto con una industria armamentística europea independiente del otro lado del Atlántico. Y, aunque Macron ha encontrado en Merz a un partidario de su visión de la « autonomía estratégica », el canciller alemán sigue defendiendo el principio de que los sistemas estadounidenses no tienen rival, al menos por el momento, y que Ucrania depende urgentemente de ellos en la guerra de desgaste rusa. Durante la cena, en la que se sirvió ensalada con mozzarella de búfala de Brandeburgo, marisco Heligoland con coliflor y sorbete de frambuesa, Merz intentó convencer a Macron de que Ucrania no puede esperar a que los europeos logren aumentar su producción y desarrollar sus propios sistemas poderosos para defenderse de los misiles balísticos . Macron, por su parte, volvía a ofrecer su capacidad de «paraguas nuclear». En su discurso anual al Ejército, adelantó «nuevas decisiones» en el Consejo de Seguridad y Defensa franco-alemán, que se reunirá en paralelo al consejo de ministros conjunto en agosto. Esas y otras diferencias siguen frenando al otrora altamente efectivo eje franco-alemán, en beneficio del renacimiento de otro modelo: el formato E3 , en el que participan Alemania, Francia y Reino Unido. La cooperación trilateral más intensa que buscan Macron, Merz y Starmer , especialmente en cuestiones de defensa, funciona mejor a tres bandas. Y, aunque en las breves declaraciones conjuntas no hicieron referencia a ello, es previsible que hablasen también sobre los presupuestos europeos en vías de negociación, en los que Francia es significativamente más abierta a las emisiones de deuda conjunta. Berlín y París, como los mayores contribuyentes netos , desempeñan un papel clave en la reforma del marco financiero europeo. El acuerdo sobre las prioridades, en las que difieren entre agricultura y defensa, exigirá un debate innovador sobre la reforma del gasto y la financiación.