Al año que viene va a venir a verte tu madre... Y yo», decía una voz con acento andaluz que se había hecho más de ochocientos kilómetros para ver a Morante. «Vaya cabreo, ha sido horroroso». No era para tanto, pues hubo hermosos pasajes, pero se cumplió el dicho de «corrida de expectación, corrida de decepción». Ganaderamente fue un fracaso, con permiso de la divisa de Domingo Hernández, que lidió el mejor toro, con profundidad para hacer el toreo. Y de campanillas lo tocó Juan Ortega, pese a no redondear. A Morante, del que todos hablaban, no le embistió ninguno de verdad. Si uno era malo, el otro peor, violentos y a la contra. Contrariado se marchó del coso santanderino... Ver Más