El Gobierno salvó su último pleno antes de las vacaciones de verano, pero los socios parlamentarios ya avisan: septiembre está a la vuelta de la esquina y Pedro Sánchez debe tomar la iniciativa. Es decir, presentar los Presupuestos Generales del Estado. Así lo desgranan las fuentes consultadas por infoLibre en Esquerra Republicana, EH Bildu, PNV y Compromís. "O presupuestos o elecciones", resume una voz autorizada de una de estas formaciones, que considera que Sánchez no puede seguir hasta 2027 —el horizonte temporal marcado por el presidente del Gobierno— si no logra sacar adelante las cuentas de 2026. El Ejecutivo de PSOE y Sumar sigue subsistiendo con las cuentas prorrogadas de 2022. Los partidos de la coalición esgrimen como motivo para esta falta de Presupuestos la difícil aritmética parlamentaria y la dinámica que impera muchas veces en el Congreso con vetos cruzados y cálculos políticos, como ocurrió este martes con el real decreto-ley con el que el Gobierno quería modificar el sistema eléctrico español para evitar un nuevo apagón como el del pasado mes de abril. Fue la única votación que el Gobierno perdió.La negativa de Podemos y Junts fue decisiva tras confirmar también el Partido Popular y Vox su voto en contra. Los morados venían avisando desde el lunes de que el real decreto era insuficiente porque, en palabras de su portavoz, Pablo Fernández, "se basa en escuchar y atender lo que las grandes energéticas susurran al oído del ministerio". Un argumento que utilizó también la secretaria general del partido, Ione Belarra, en los pasillos de la Cámara durante la celebración del pleno: "Es un real decreto que podría haber escrito Sánchez Galán [presidente de Iberdrola]", sentenció. "Los votos de Podemos no están para beneficiar al oligopolio eléctrico".La posición de Belarra produjo incomprensión en el resto de aliados y fue públicamente criticada por el socio minoritario del Gobierno, Sumar. "Cuando se trata de avanzar en una transición (energética) justa, Podemos es parte del problema para España, para la ciudadanía y para el planeta", señaló la portavoz parlamentaria del grupo, Verónica Martínez, que sin embargo obvió que el propio diputado de Sumar Jorge Pueyo, representante de la Chunta Aragonesista, también votó en contra del decreto, al igual que el BNG. Junts, por su parte, votó en contra no tanto por su contenido sino como medida de presión hacia Sánchez. "Que hagan lo que tengan que hacer. Con todo aparcado es imposible dar un paso más", señalaban fuentes de la formación posconvergente, mientras que el Partido Popular no se molestó en concretar las razones de su rechazo y priorizó la que viene siendo su estrategia desde que arrancó la legislatura: contribuir a cualquier derrota del Gobierno. "No ha habido una sola dimisión o cese tras quedar nuestro país sin electricidad durante 24 horas", fue el argumento que utilizó el parlamentario del PP, Guillermo Mariscal.La postura de Podemos, por un lado, y la de Junts, por otro, sirven para ilustrar los dos principales escollos que tiene Sánchez para aprobar los PGE. Sin embargo, el resto de socios consideran que el partido de Carles Puigdemont está "más predispuesto" a negociar —si logra arrancar contrapartidas— frente a un Podemos que ha hecho de la confrontación su seña de identidad. "Están pasados de vueltas", reflexiona uno de estos socios, en referencia a los morados. "Su modo de hacer política se basa en un discurso identitario y excluyente. Tienen que ser los más puros entre los puros para tratar de mantenerse en el 4%", añaden. Así, estas fuentes se muestran muy pesimistas respecto al futuro de la legislatura. En Podemos, en cambio, reivindican su postura y creen que su discurso sí cala."Me parece tremendo que, haciéndose una apuesta por la gobernabilidad y por la investidura, desde posiciones muy diferentes, ni siquiera de algunos partidos haya habido voluntad nunca de dar un presupuesto al Gobierno", señaló el presidente del PNV, Aitor Esteban, en una entrevista en la Cadena Ser. "El instalarte en el no a todo y en el cabreo constante, aunque haya motivos para cabrearse, creo que es un mal negocio, y sobre todo para la izquierda", completó por su parte Gabriel Rufián, portavoz de ERC. Esta misma semana Podemos ya dejó claro que si se presentan nuevos PGE, mantendrán sus demandas contra el Estado de Israel, demandarán que se prohíba la compraventa de viviendas que no sean para residir, que se expropien el 50% de las viviendas a grandes tenedores para alquiler social y se aplique una moratoria a los pisos turísticos al menos hasta 2028. A esto añadieron la salida de España de la OTAN para acabar con "el régimen de guerra y poner fin al incremento del gasto militar" del Ejecutivo de Sánchez. Condiciones inasumibles para los socialistas. Y los morados lo saben. Aunque ninguno de los socios —tampoco Podemos— se plantea apoyar a Alberto Núñez Feijóo, dispuesto a presentar una moción de censura si "apareciesen cuatro votos", en la cúpula morada empieza a calar con fuerza la idea de ir a elecciones para construir una alternativa sólida desde la oposición. En el partido de Ione Belarra ven un Gobierno noqueado y creen que Sánchez puede pulsar el botón electoral en cualquier momento y ya se están preparando. De hecho hace meses que anunciaron que la número dos del partido, Irene Montero, será su candidata a las generales. Tras la última comparecencia del presidente, tacharon de "muy insuficientes" sus explicaciones y exigieron más información y medidas para depurar responsabilidades y tratar de reparar el daño causado.El discurso contra el bipartidismo ha cogido mucha fuerza en las últimas semanas en Podemos, que nació al calor de las protestas del 15M contra el sistema dominado por el PSOE y el PP durante décadas. Los morados lograron romper con ese bipartidismo a partir de su irrupción en las elecciones europeas de 2014 y ahora buscan retomar ese discurso. Tras casi una década siendo el partido referente a la izquierda del PSOE, con la entrada en el Gobierno de Pablo Iglesias la formación morada se diluyó y el que fuera su líder se acabó marchando de la política institucional. Sumar, el espacio creado por Yolanda Díaz para superar la estructura de Podemos en los comicios del 23 de julio, sin embargo, no logró ser esa gran familia de unidad progresista como se presentó. En Moncloa y Ferraz continuamente hablan de la preocupación letal por una separación de papeletas entre Sumar y Podemos. Ahí, entienden, sería casi imposible mantener el Gobierno. Una lectura que comparten miembros del espacio como Gabriel Rufián, que está tratando de liderar un "frente" con la "izquierda plurinacional" de cara a las próximas elecciones generales, con escaso éxito, de momento. "Se trataría una coalición que incluiría formaciones como ERC, Compromís, BNG, EH Bildu y Adelante Andalucía. "Probablemente, los cálculos e intereses particulares harán que este compromiso histórico no pase, pero ¿alguien tiene una idea mejor?", explicó el portavoz republicano en los pasillos del Congreso. Su propuesta fue desautorizada por ERC poco después. Todos los sondeos apuntan a que el PP y Vox lograrían sumar mayoría absoluta en unos comicios hoy en España y reflejan que la derrota está asegurada para los progresistas si el espacio a la izquierda del PSOE va por separado a las urnas. Un escenario que Podemos cree que le beneficiaría porque, según su tesis, serviría para tratar de recomponer el espacio a la izquierda del PSOE, aunque los partidos satélites de Sumar consideran que los morados ya no pueden liderar nada y rechazan coaligarse con Belarra. Tampoco termina de ver claro ese plan Bildu, que cree que ir con Podemos en "su peor momento" les penalizaría. El partido de Belarra siempre ha defendido que la distancia con Sumar y el resto de aliados del Ejecutivo de Sánchez no va de temas personales, sino que hay enormes diferencias ideológicas y en la manera de encarar los temas clave como el genocidio en Israel y la crisis de la vivienda. Un argumento que no convence a nadie, tampoco a Rufián: "¿De qué sirve sacar dos o tres diputados más si enfrente vas a tener a Abascal de Vicepresidente o a Tellado de Ministro del Interior? Te van a matar políticamente igual", zanjaba.