Si hace unos años fueron muy impactantes las imágenes del Everest atestado de turistas inexpertos que habían convertido una de las cimas del mundo, edén de alpinistas, en una atracción de feria, esta masificación turística inunda ya prácticamente cualquier rincón del mundo, cualquier espacio natural que antes estaba reservado a una inmensa minoría y que ahora sufre las conscuencias del turismo masivo y sus efectos perniciosos. Es el caso del Parque Natural Sierra de Grazalema que en zonas como el arroyo Bocaleones presenta este verano escenas de masificación y degradación por la presencia indiscriminada de turistas. En este contexto, Ecologistas en Acción Sierra de Cádiz ha lanzado una dura crítica contra el uso irresponsable y la banalización de los espacios naturales protegidos, poniendo el foco en el arroyo Bocaleones, situado dentro del parque gaditano.La organización denuncia la falta de vigilancia y el deterioro progresivo de este entorno único, cada vez más frecuentado y agredido por actividades inadecuadas. “Estamos asistiendo a la banalización de demasiados conceptos y realidades que históricamente nos han aportado diversas formas de vida, relaciones personales y con el medio”, advierten desde la agrupación. Un mensaje que trasciende la mera denuncia ecológica para tocar aspectos culturales, sociales y éticos de la relación humana con la naturaleza.Normas incumplidas y vigilancia insuficienteEn concreto, Ecologistas en Acción señala que, aunque en el pasado se reforzó la normativa autonómica para limitar el acceso a este enclave —tras diversos episodios de vandalismo estival—, la situación actual no se ajusta a lo previsto legalmente. A pesar de la publicación en el BOJA (nº127 de 3/07/2020) de la Resolución de 30 de junio de 2020 que regula el acceso a la zona, el flujo de visitantes sigue superando con creces el cupo diario de 50 personas, lo que convierte al lugar en un espacio "desbordado e incontrolado".A esto se suma la presencia de perros —prohibidos expresamente—, así como comportamientos incívicos: baños, comidas, abandono de residuos, salidas del sendero autorizado, gritos, música y pintadas con punteros láser sobre la roca virgen. "Todo ello compromete gravemente la biodiversidad y rompe con el silencio y la belleza que caracterizan este barranco", advierten.Este parque temático en Grazalema está muy lejos de la protección que debería tener este enclave natural tan valioso. La organización ecologista insiste en que esta situación responde a una falta de ética ambiental y a un principio cada vez más extendido del "dejar hacer/no molestar" que perjudica años de trabajo en conservación. "No basta con publicar normas. Sin vigilancia efectiva, todo lo logrado puede irse al traste", señalan.Desde la asociación reclaman un aumento de medios humanos y materiales para garantizar la protección de este entorno privilegiado. "La inconsciencia colectiva no puede campar a sus anchas sin controles. Es imprescindible un factor vigilante real que haga cumplir las normas que nos hemos dado", concluyen.El Parque Natural Sierra de Grazalema, considerado uno de los espacios más emblemáticos de Andalucía, afronta así una nueva amenaza derivada del turismo descontrolado y la dejadez institucional. La presión sobre enclaves frágiles como Bocaleones pone en riesgo no solo el medio ambiente, sino también el derecho colectivo a disfrutarlo en condiciones óptimas.