Hubo un tiempo no tan lejano en el que podías acercarte cinco minutos a media mañana al hotel reservado, coger las llaves y dejar la maleta. Sabías que era una medida de tranquilidad y seguridad si no sabías a la hora a la que ibas a llegar, sobre todo si el establecimiento era un pequeño negocio familiar, que te ofrecía un código para acceder, ya que ellos, a eso de las 8 de la tarde, cerraban la recepción, se iban a casa y buenas noches.Seguir leyendo....