Begoña Gómez y los bulos

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La reciente difusión de un audio de Víctor de Aldama —imputado en el caso Koldo— ha provocado un terremoto político. En la grabación, fechada el 1 de diciembre de 2020, Aldama desvincula categóricamente a Begoña Gómez del rescate de Air Europa: "Nada es verdad". Insiste en que la operación fue transparente, supervisada "con puntos y comas" por la SEPI y auditada por PwC, y que Gómez solo visitó Globalia por su vínculo con Wakalua, un centro de innovación turística. Ante esto, el PSOE exige disculpas por lo que califica de "montaje mediático". Sin embargo, esta indignación contrasta con su silencio cómplice ante la campaña de bulos que durante años sufrió Podemos, donde el mismo partido socialista fue actor y beneficiario.El PSOE reclama reparación para la esposa de Pedro Sánchez, pero olvida su papel activo en la maquinaria de desinformación para destruir a Podemos por lo civil o por lo criminal. Aquella estrategia —documentada en hemeroteca— incluyó: La publicación de la falsa cuenta de Pablo Iglesias en Islas Granadinas. Una cascada de 30 denuncias judiciales —todas archivadas— por supuesta financiación ilegal desde Irán, Venezuela, o blanqueo de capitales. La persecución mediático-judicial contra figuras como Victoria Rosell, cuya carrera fue saboteada por una querella infundada del PP. Como caso excepcional, el juez responsable, Salvador Alba, fue condenado a prisiónMientras hoy el PSOE se rasga las vestiduras por Begoña Gómez, nunca ha pedido disculpas a Podemos por haber alimentado esa campaña. Peor aún: cuando Podemos exigió rectificaciones, el silencio socialista fue sepulcral, lo mismo que el de los componentes de Sumar.[articles:338460]El Gobierno sigue sin presentar un escudo contra la desinformación, que incluya sanciones penales o económicas para quienes difunden mentiras. Es un problema estructural que afecta a la salud de la democracia y resulta revelador que el PSOE se resista a impulsar una ley que determine responsabilidades civiles y penales para "falsos periodistas" y medios que difunden campañas falsas y de odio. No hay reparación real para víctimas de bulos masivos (como los sufridos por Podemos), como tampoco, mecanismos ágiles para desarticular operaciones de intoxicación en tiempo real.Esta tibieza legislativa cobra sentido cuando es el propio PSOE el que se ha beneficiado del desgaste organizado desde las cloacas contra Podemos. La creación de Sumar que, fue alentada por el propio Pedro Sánchez, completó el plan para destruir a Podemos.La exigencia de disculpas por Begoña Gómez es legítima. Pero ¿por qué no aplica el PSOE la misma vara? Este doble estándar no es solo moralmente cuestionable: mina la credibilidad democrática. Como señaló Pablo Iglesias: "Si se dedican horas a informaciones falsas que desacreditan a una formación, eso tiene influencia electoral”. El PSOE lo entiende cuando es víctima, pero lo olvida cuando es verdugo.Mentir e "irse de rositas" no es compatible con la democracia. Exigir disculpas ajenas mientras se esconden las propias contradicciones solo alimenta el cinismo.