En esta nuestra Barcelona que vive acuciada por los problemas de la vivienda, donde los jóvenes tienen que marcharse a vivir fuera de la ciudad, compartir piso o pagar alquileres imposibles, parece una ironía (a la vez con cierta lógica) que el equipo masculino de fútbol del Barça no tenga un hogar donde jugar el partido de liga contra el Valencia. Después de dos años viviendo de alquiler en Montjuïc, la posible vuelta al Spotify Camp Nou suponía un retorno parcial, donde 27.000 aficionados volverían a una casa a medio construir. De acuerdo: el césped, los asientos y los baños y parte de la decoración estarían por estrenar primeras marcas, oye, pero con los andamios y las grúas a la vista, y el polvo de cemento en la atmósfera. De momento, pues, la solución temporal será quedarse en el lugar donde se entrena y se practica, el Johan Cruyff, una solución no tan distinta de los autónomos que, por falta de un sofá propio, acaban durmiendo la siesta debajo de una mesa en el 'coworking'.Seguir leyendo....