Utilizar el malestar profundo que recorre Andalucía para romper con el estatus de subalternidad histórica y construir un proyecto de soberanía andaluza es imposible si no va acompañado de un proyecto propio con credibilidad política.Una propuesta de unidad no puede nacer con contradicciones que comprometen su viabilidad como herramienta de transformación real, pues como todo indica hay una segunda fase cuya finalidad es confluir con la fuerza política que siendo parte del Gobierno mantiene una ambigüedad táctica y calculada ante crímenes como el genocidio del pueblo palestino entre lo que dice y lo que hace, que está de perfil ante la nefasta política de vivienda o no hace lo suficiente para derogar la ley mordaza que sigue enviando a prisión a personas que ejercen sus derechos políticos y de manifestación. La unidad no puede basarse en la renuncia a lo irrenunciable.[articles:340953]Resulta especialmente preocupante que entre las personas que piden la unidad de la izquierda figuran voces que públicamente han abogado por la disolución de Podemos, la fuerza política clave en para la articulación de un proyecto andalucista y andaluz federal y plurinacional. La unidad es imposible construirla cuando voces del “movimiento unitario” apelan a desarticular a la organización que es indispensable para cualquier convergencia seria de izquierdas. Esta contradicción no es anecdótica: revela una tensión no resuelta entre el simbolismo y la praxis, entre la retórica unitaria y la voluntad real de construir unidad estratégica y no de mera confección de listas electorales. [articles:332041]Cualquier proyecto serio de transformación en Andalucía debe partir del reconocimiento de la naturaleza plurinacional del Estado español. Esta cuestión, que es clave, de primer orden político y estratégico se pasa por alto. Andalucía no puede reivindicar su soberanía como nacionalidad histórica como se proclama en el Estatuto andaluz si no es dentro de un proyecto federal que no esté al margen de pueblos como el catalán, el vasco o el gallego. Un proyecto de izquierda transformadora en Andalucía debe enmarcarse con fuerte propósito de ruptura con el centralismo español que ha sido instrumento de explotación económica y dominación colonial. Reproducir experiencias que ya se han mostrado sin rumbo político transformador, que no se basan en la lealtad, la claridad y el compromiso de transformación repetirá el mismo error histórico que sirve a la progresía política acomodada y complaciente, solo para formar parte del estatus quo actual con una izquierda sin ambición y valentía para transformar.